“Va a ser mi ministra de Economía". Así se refirió Daniel Scioli a Silvina Batakis en una entrevista que le formularon en Canal 13 a mediados de octubre de 2015, despejando una de los mayores interrogantes sobre la conformación de su gabinete en caso de alcanzar el gobierno.
La historia, conocida, es que Scioli no solo debió competir con la alianza Cambiemos, sino también con el espacio que se había desprendido del kirchnerismo, el Frente Renovador, que con la fractura allanó el camino para el arribo de Macri y el FMI, para luego, a partir de 2019, encabezar la gestión del Frente de Todos, obteniendo resultados electoralmente adversos tras la pandemia.
Desde hace un mes, sin embargo, Scioli forma parte de un área clave de la economía, la cual ahora estará enteramente conducida por su anterior ministra, lo cual llevó a revisar los archivos de sus propuestas durante aquellos años.
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Sin embargo macrismo, FMI, y pandemia mediante, las condiciones son tan disimiles que difícilmente puedan replicarse algunas de sus principales ideas de aquel tiempo, vinculadas al desarrollo productivo y la consolidación del desendeudamiento, al punto que la misma Batakis señaló públicamente que se consolidarán los lineamientos económicos del gobierno, acordados en marzo de este año con el FMI y que en los hechos implican acumulación de reservas, reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria antes que estímulos para el desarrollo.
De hecho, fuentes del entorno de la ahora ministra señalaron a El Destape que uno de los requisitos solicitados por Alberto Fernández para su designación, fue que se mantuvieran las metas acordadas a principios de año con el FMI, bajo la lógica que cualquier interrupción podría derivar en situaciones de inestabilidad como la experimentada en el lunes posterior a la intempestiva renuncia de Martín Guzman. Tras ese acuerdo, agregó la fuente consultada, se establecieron contactos con funcionarios del FMI y del gobierno norteamericano, algunos de los cuales Batakis ya conocía por giras realizadas al momento de ser Scioli candidato, como también con los Movimientos Sociales, para sostener el compromiso de no recortar la asistencia social, que escaló de 207.000 planes sociales en 2015 a 1.223.000 en la actualidad.
Nada de ello podía ser pensado en aquel lejano 2015, en un contexto que el propio macrismo describió como una “economía robusta”, con solidez institucional, una desocupación del 6 por ciento, el mayor PBI per cápita en la región después de Chile, y especialmente la capacidad de endeudamiento de la Argentina por su “baja relación deuda/PIB, del 13 por ciento”. Los conceptos aparecían en el prospecto “Argentina: Land of opportunities”, que la alianza Cambiemos distribuía a potenciales inversores para endeudar al país, donde una descripción falsa puede ser penalizada por su Comisión de Bolsa y Valores.
Poco de ese panorama, con la excepción de guarismos similares para la desocupación, queda tras la implementación de las políticas macristas y luego la pandemia, y es por eso que hoy el objetivo pareciera ser cumplir las metas trimestrales con el FMI para evitar el descarrilamiento de las principales variables macroeconómicas.
En relación puntual al dólar, la misma fuente consultada señaló que en el equipo de Batakis esperaban que luego de la crisis provocada por la renuncia de Guzman, la cotización de los dólares paralelos descendiera a 250 pesos, bajo la idea de que el pasado lunes se dio un "overshooting"o efecto de sobrerreacción por las tensiones políticas, pero que el precio debería estar más cerca del tipo de cambio técnico e histórico, teniendo en cuenta que el dólar oficial de 131 pesos es en términos relativos más caro que en cualquier momento del último mandato de Cristina Kirchner y similar al valor del primer año de Macri, es decir luego de una devaluación del 40 por ciento y sin cotizaciones paralelas.
Sin embargo, a mediano plazo, resultan muy exigentes las metas comprometidas con el FMI hasta fin de año. Según el documento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) “Hacia un Formal Waiver”, cuya traducción sería que estamos yendo a un incumplimiento de los compromisos trimestrales acordados y un pedido formal de disculpas por dicha falta, “el déficit fiscal y el financiamiento del Banco Central suelen ser mayores hacia fin de año, y esa estacionalidad no está contemplada en el acuerdo”, con lo que para cumplir los próximos compromisos con el FMI, el “ajuste” deberá ser mayor al efectuado en el primer semestre que acaba de concluir.
Todo ello, además, debe conjugarse con la necesidad social de que no disminuya el crecimiento, algo que sucedió por lo menos en el mes de abril, y con la necesidad de que los salarios y jubilaciones recuperen algo de los 20 puntos perdidos durante el macrismo, lo cual el gobierno no logró en sus dos años de gestión, e incluso sufrió otros tres puntos de descenso en el primer trimestre de este año.
Desafíos impensados para cuando Batakis soñaba inicialmente con ser ministra, antes del macrismo, la pandemia, y la guerra.