Por Gabriel Matarazzo, tesorero de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASiPeGyBio).
Cuando la Corte Suprema avaló la exploración petrolera offshore en Mar del Plata abrió el camino para que la provincia de Buenos Aires desarrolle todo su potencial como protagonista del boom energético que comienza a forjarse en el país.
Según las estimaciones realizadas por el Clúster de Energía Mar del Plata, la perforación del primer pozo exploratorio de hidrocarburos offshore denominado Argerich-1 en la Cuenca Norte del Mar Argentino y el hallazgo de petróleo convencional generará inversiones por US$ 40.000 millones y creará 125.000 nuevos puestos de trabajo en las siguientes tres décadas. Se espera una producción de 250.000 barriles día, una cifra similar a la que produce Vaca Muerta.
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Los trabajos de perforación a 1.500 metros de profundidad comenzarán en el primer trimestre del próximo año. Además de este primer pozo, hay posibilidades de perforar tres o cuatro más de la misma envergadura. El gobierno nacional estima que con este posible yacimiento YPF podría duplicar su producción anual de petróleo. Las exportaciones generadas por la explotación offshore podrían alcanzar los US$ 20.000 millones.
Por otra parte, la Cámara de Diputados ya le dio media sanción a la Ley de promoción del GNL. Una vez promulgada esta norma se podrá comenzar la construcción de una planta de gas natural licuado en Bahía Blanca, ciudad que ya cuenta con una importante industria petroquímica y uno de los puertos claves para la exportación.
De hecho, en Buenos Aires, en Puerto Rosales y Puerto Galván, de las ciudades de Punta Alta y Bahía Blanca respectivamente, se encuentra la mayor logística para exportar y distribuir la producción de petróleo crudo de Vaca Muerta. Si a eso le sumamos que el territorio bonaerense ya cuenta con algunas de las principales refinerías del país, como ocurre en Ensenada con YPF Campana y Bahía Blanca, es inevitable no ver un desarrollo energético que acompañará el futuro del país.
Parte de la explotación ya inició con el Gasoducto Néstor Kirchner. La puesta en marcha de la primera parte del ducto, de 573 km, que comienza en Tratayen, provincia de Neuquén, termina en la localidad bonaerense de Salliqueló. Es decir, incluye a Buenos Aires, además de que dicho tramo propiciará aportes de gas natural equivalentes al 17 por ciento del consumo anual por día del país.
En resumen, Buenos Aires es una provincia petrolera donde se refina el 70% del total de combustibles a nivel nacional. Gracias a sus puertos que impulsan las economías de las zonas aledañas, las exportaciones por esa vía han crecido constantemente en los últimos cuatro años, y algunos de esos puertos tienen grandes proyectos de ampliación en su infraestructura.
Todo el futuro prometedor de una Argentina que en 2024 tendrá un claro balance comercial energético positivo, necesitará de la promoción tanto del gobierno provincial como de las autoridades nacionales, con independencia de sus diferentes colores políticos. Además, no debe olvidarse que todo el país se encuentra en una transición energética hacia fuentes renovables, y el rol de las políticas públicas en el sector hidrocarburífero requiere de acuerdos básicos.
Si se toman todos estos datos en conjunto, resulta claro que la provincia tiene un potencial enorme que comenzará a materializarse el próximo año. En un futuro próximo, veremos cómo el territorio bonaerense se convierte en el motor energético de Argentina. Cuando eso suceda, pasaremos de ser un país productor de petróleo a ser una potencia petrolera.
Con información de Télam