La inflación en el Reino Unido se mantuvo estable en enero, registrando un 4% anual, igual que el mes anterior, desafiando las expectativas de un aumento hasta el 4,2%.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) atribuyó esta estabilidad, en parte, a la disminución en los precios de los alimentos, que contrarrestó el incremento en los costos de gas y electricidad en medio de la crisis del costo de vida que atraviesa el país.
En un contexto donde el Banco de Inglaterra (BoE) había anticipado un leve aumento de la inflación debido a un ajuste en el límite de precios de la energía establecido por Ofgem, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas experimentaron una caída mensual del 0,4% en enero.
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Esta reducción, la primera en más de dos años, fue impulsada por descuentos en productos como pan, cereales, galletitas, bizcochos y galletas de chocolate, según detallaron desde la ONS.
Además, se destacó una disminución en los precios de otros productos como papas fritas, salsas para cocinar y café instantáneo.
El ministro de Finanzas británico, Jeremy Hunt, reaccionó ante estas cifras afirmando que "el plan está funcionando", haciendo referencia a los esfuerzos del gobierno para combatir la inflación, que había alcanzado un pico del 11,1% en octubre de 2022.
Hunt subrayó el compromiso del gobierno británico de reducir la tasa inflacionaria a la mitad durante 2023, aunque reconoció que "no podrá aliviar la presión sobre las familias" hasta que no se alcance el objetivo de inflación del 2% establecido por el Banco de Inglaterra.
Pese a la estabilidad general de la inflación y la notable disminución en los precios de los alimentos, la inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de la energía y los alimentos, permaneció inalterada en un 5,1%. Este dato subraya la persistencia de presiones inflacionarias en otros sectores de la economía, más allá de los alimentos y la energía.
El mantenimiento de la inflación en el 4%, sin cambios respecto al mes anterior, sorprendió a analistas y economistas que esperaban un incremento debido a los ajustes en los precios de la energía.
Sin embargo, la caída en los precios de alimentos específicos jugó un papel crucial en contrarrestar esos aumentos, evidenciando la complejidad de los factores que inciden en la tasa inflacionaria general del país.
La estabilidad de la inflación en el Reino Unido, pese a los desafíos económicos actuales, refleja un panorama mixto donde la reducción en el costo de ciertos alimentos alivia, en alguna medida, el impacto de la crisis del costo de vida sobre los consumidores.
No obstante, el gobierno y el Banco de Inglaterra continúan bajo la presión de alcanzar el objetivo de inflación y mitigar las dificultades económicas que enfrentan las familias británicas.
Con información de Télam
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