La liquidación de divisas por exportaciones de cereales y oleaginosas y sus derivados ascendió en 2023 a US$ 19.742,137.675, lo que significó una caída del 51% (aproximadamente US$ 20.700 millones) en relación con el año anterior, informaron hoy la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
En cuanto a los resultados de diciembre, las empresas del sector liquidaron la suma de U$S 1.245 millones, representando una baja del 66% respecto del mismo mes de 2022, pero una mejora de 24% respecto de noviembre.
"El ingreso de divisas del mes de diciembre es el resultado de la sequía, que ha generado pérdidas de stock disponible de granos, así como de un nuevo dólar exportador establecido por el Decreto 28/23", indicaron Ciara-CEC, en referencia a la suba en la cotización del dólar oficial a partir de 13 de diciembre.
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Asimismo, señalaron que "si bien el ingreso de divisas de diciembre fue superior a noviembre, estuvo impactado negativamente por el bajo remanente de granos de la cosecha gruesa, una producción de trigo afectada por el clima y cambios en el régimen de comercio exterior que estableció el Banco Central (BCRA)".
Esas nuevas disposiciones del BCRA, adujeron, "no permitieron la fluidez necesaria, particularmente en las cobranzas de productos procesados de la soja que contienen soja importada bajo el régimen de admisión temporaria, que se vio severamente afectado por las nuevas normas de la autoridad monetaria"
También apuntaron que "la industria siguió con altos niveles de capacidad ociosa en terminales portuarias de granos como en la industria de la molienda".
La liquidación de divisas está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados, ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial.
La mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos, y alcanza hasta los 90 en aceites y harinas proteicas.
Esa anticipación depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que no existen retrasos en la liquidación de divisas.
El complejo oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiesel y sus derivados, aportó en 2022 el 48 % del total de las exportaciones de la Argentina, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
El principal producto de exportación del país es la harina de soja (14,2% del total), que es un subproducto industrializado generado por este complejo agroindustrial, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50%.
En otro orden, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) proyecta una producción de 132 M/t para la campaña 2023/2024, 68% más que en la campaña anterior.
Esto tendría un impacto directo en las exportaciones, que crecerían 42%, alcanzando los US$ 32.961 millones de cumplirse esta proyección, consignó la BCBA.
Este avance proyectado se ve moderado por una disminución en los precios en comparación con el ciclo 2022/2023, en tanto que a nivel fiscal se observaría una contribución significativamente mayor, con un incremento del 38%, sumando US$ 12.824 millones, cifra que incluye los ingresos provenientes de derechos de exportación y otros impuestos nacionales y provinciales, detalló la entidad.
Dicho valor pasaría a US$ 13.412 (+44%) con las alícuotas del nuevo proyecto de Ley, resultando eso en una mejora del Producto Bruto Agroindustrial que sería equivalente a 1,1% del PBI proyectado.
En tanto, la misma entidad precisó que durante la segunda semana tras el restablecimiento del Programa de Incremento Exportador (Decreto 28/23), se concretaron operaciones de soja para 2.937.465 toneladas (tn) (1.020.092 con precio); maíz, 4.933.817 tn (1.949.175 con precio); trigo, 1.888.279 tn (1.425.823 con precio); cebada, 573.209 tn (437.277 con precio); girasol, 323.891 tn (156.859 con precio); y sorgo, 96.551 tn (45.144 con precio).
En cuanto al registro de Declaraciones de Venta al Exterior (DJVE), se emitieron 835.660 tn de cebada, 699.504 tn de girasol, 199.786 tn de sorgo, 4.802.249 tn de maíz, 170.340 tn de trigo y 3.529.796 tn de soja.
Con el 2023 ya atrás, el campo en general emprende un nuevo año con un clima a favor y donde el sector vuelve a reclamar a la política una menor presión tributaria, reglas de juegos claras y el ordenamiento de la macroeconomía.
Con la llegada del fenómeno climático de "El Niño" las lluvias se hicieron presentes en gran parte de la región agropecuaria del país y promete dejar la segunda mejor cosecha de la historia, con 137 millones de toneladas (M/t), que permitirá exportar 99 M/t de granos y el ingreso de US$ 35.800 millones.
Despejado el panorama productivo en cuanto a lo climático, sumado a la devaluación que mejora la rentabilidad del sector y la eliminación de restricciones a la comercialización exterior de la producción, la dirigencia agropecuaria enfoca sus esfuerzos en lograr reglas de juego estables y previsibles, a la vez que insiste con que baje la presión tributaria.
Este último punto parece ser el más difícil de lograr ya que una de las primeras decisiones que tomó el gobierno de Javier Milei fue impulsar un aumento en las retenciones a todas las producciones agroindustriales, a excepción de una veintena de economías regionales, sumada la lechería.
Así, la iniciativa que está incluida en la denominada Ley Ómnibus y que tendrá que ser debatida en el Congreso prevé llevar los derechos de exportación al 15%, lo que en maíz y trigo implica un incremento de dos puntos en la alícuota, mientras que en carne vacuna representa seis puntos, en girasol ocho, y en producciones como el algodón o el maní, 15.
Con información de Télam