Las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe, medidas en valor, cayeron 2,7% interanual en el primer semestre, tras crecer 17% en 2022, según informó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mientras que las de servicios aumentaron 27,8%.
El declive, que pone fin a la recuperación pospandemia, se debe a la caída de precios por ejemplo, en la commodities- que cayeron 4,7% y al menor crecimiento de los volúmenes, los cuales crecieron 2,9%.
La situación también responde al contexto internacional: en el primer semestre el comercio mundial pasó de una expansión de 11,9% a una caída de 5% interanual.
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Esto se debe a una serie de shocks, incluyendo los conflictos geopolíticos, el endurecimiento de las políticas monetarias, la mayor frecuencia de eventos climáticos adversos y la desaceleración del crecimiento económico mundial.
Entre los diversos países, las exportaciones de bienes cayeron 24,5% en Argentina, 20,1% en Uruguay, 24,3% en Venezuela, 14% en Colombia, 10,1% en Ecuador, 19,3% en Perú y 24,6% en Bolivia.
En tanto, crecieron 0,7% en Brasil, 2,4% en Chile y 3,9% en México.
Para el segundo semestre, el BID proyecta una consolidación de esta tendencia contractiva en las ventas externas.
En lo que respecta a los servicios, las exportaciones tuvieron una leve desaceleración pasando de un incremento de 37,7% anual en 2022 a 27,8%, muy por encima del promedio global de 1,3%.
Tras la recuperación pospandemia, las exportaciones de la región se debilitaron más rápido que lo esperado, afirmó en un comunicado, Pablo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID y coordinador del informe.
No obstante, destacó que, en este nuevo escenario, aparecen oportunidades.
Con políticas orientadas a relanzar la competitividad del sector agropecuario, la región tiene el potencial de dinamizar las exportaciones y contribuir a la seguridad alimentaria global, sostuvo Giordano.
El informe del BID señala también que los precios de las importaciones (-1,5%) bajaron menos que los de las exportaciones, lo cual provocó un deterioro en los términos de intercambio y los saldos comerciales de la región.
La región enfrenta un escenario externo desafiante por menor dinamismo de la demanda, mayor fragmentación geopolítica, políticas industriales más activas de los competidores mundiales y nuevas exigencias regulatorias dictadas por la agenda climática, señaló el BID.
Uno de los potenciales de la región es la de ampliar la oferta alimenticia, contribuyendo a la seguridad alimentaria global.
Para ello, el BID recomienda que los gobiernos impulsen la productividad y la recuperación de la competitividad con políticas públicas integradas que respondan a una multiplicidad de objetivos.
Estas políticas deberán lograr simultáneamente la expansión de la producción y la reducción de su impacto en medioambiente y el cambio climático, indicó la entidad en su reporte.
Con información de Télam