Las tasas de hipotecas en Estados Unidos llegaron al mayor nivel en 22 años, impactando en la demanda y en el valor de las propiedades, según un índice realizado por la Asociación de Banqueros Hipotecarios (MBA) de ese país.
La tasa fija en hipotecas a 30 años creció 10 puntos básicos en la semana que finalizó el 2 de septiembre, llegando a 7,41%, un nivel que no se registraba desde el 2000.
En forma paralela, el índice de solicitudes de compra de viviendas totalizó 144,8 puntos, lo cual representó una de las peores lecturas en décadas, según citó la agencia Bloomberg.
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El indicador, elaborado a partir de una encuesta, se publica semanalmente desde 1990 y cubre más del 75% de todos los pedidos de hipotecas residenciales en el país.
Las hipotecas son la principal forma de financiamiento a la hora de comprar una vivienda en Estados Unidos, y se encuentran directamente impactadas por la suba de tasas de interés dispuesta por la Reserva Federal (FED) con el objetivo de frenar la inflación.
Aquellos que pueden afrontar las elevadas tasas se ven también perjudicados, pues la suba de tasas llevó a muchos propietarios a retirar sus viviendas del mercado, restringiendo la oferta y elevando los precios.
Las firmas constructoras comenzaron a ofrecer diversos incentivos para atraer compradores, pero los resultados son limitados cuando los costos del crédito son tan altos.
La venta de nuevos hogares unifamiliares cayó 8,7% mensual en agosto a una cifra interanual ajustada por estacionalidad de 675.000 hogares, lo que representó la mayor caída en casi un año, según informó ayer la Oficina de Censos.
Se espera que el panorama no varíe en el corto plazo: el titular de la FED, Jerome Powell, subrayó que las tasas de interés, más allá de que se termine aplicando o no una suba más en las mismas, continuarán altas por un tiempo y descartó recortes por lo pronto.
Además de la potencial desaceleración económica, fruto del endurecimiento de la política monetaria, Estados Unidos se enfrenta a una posible suspensión de sus órganos de gobierno y empresas federales, de no llegar los republicanos y los demócratas a un acuerdo en el Congreso.
Un cierre ("shutdown") llevaría a millones de trabajares a quedarse temporalmente sin empleo.
Las empresas privadas contratistas del gobierno federal podrían perder US$ 1.900 millones por día si se corta el financiamiento a partir del 1 de octubre, y cerca de 1,3 millones de empleados militares y 2 millones de empleados civiles no recibirían ingresos mientras dure el apagón gubernamental.
Por otra parte, un cierre provocaría una pérdida semanal de 0,2 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI) anual que, si bien se recuperaría en gran parte luego de restaurarse el financiamiento, tendría como consecuencia "un impacto moderadamente negativo por la actividad económica que no se realizó y la incertidumbre", según un reporte de Bloomberg Economics.
"Cuanto más dure un cierre, más se esparce fuera de los empleados federales, generando un mayor impacto indirecto", analizó el analista de Goldman Sachs, Alec Phillips.
Con información de Télam