El Índice de Precios al Consumidor en China se volvió a contraer en noviembre y marcó un descenso de 0,5% interanual, reflejando las dificultades del país asiático para motorizar su demanda interna, según informó hoy la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE)
Se trata de un empeoramiento de la deflación pues, en octubre, había marcado una caída de 0,2%, además de ser el mayor descenso desde noviembre de 2020.
Los economistas proyectaban una caída menor, del 0,2%.
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En la comparación mensual respecto de octubre, los precios también retrocedieron 0,5%.
Por su parte, la inflación núcleo interanual, que excluye los valores volátiles de los alimentos y la energía, registró un avance de 0,6%, el mismo porcentaje que en octubre.
El presidente Xi Jinping afirmó ayer, en una reunión al frente del Politburó, que la recuperación post pandemia está "todavía en una fase crítica", y advirtió de "los crecientes factores adversos en el entorno político y económico internacional".
Dong Lijuan, funcionario de la ONE, atribuyó el declive de los precios a las fluctuaciones a la baja de los precios de la energía y los alimentos, según un comunicado difundido por las agencias AFP y Bloomberg.
Una de las principales contracciones fue en la carne de cerdo, la cual tiene una gran injerencia en el cálculo del índice por su alto consumo.
La retracción de los precios también se da en la inflación industrial, sector impactado por el estancamiento de la demanda desde el exterior.
La ONE indicó que el precio de los productos al salir de fábrica se contrajo por decimocuarto mes consecutivo, con una reducción de 3% interanual, una baja mayor al -2,8% que se anticipaba, tras el -2,6% de octubre,
Dong argumentó esta caída por "un repunte de los precios del petróleo internacional que debilitó la demanda de algunos bienes industriales".
De esta forma, se cierra una semana negativa para la economía china, que comenzó el martes último con una revisión a la baja de la perspectiva del crédito emitido por el país por parte de la agencia calificadora Moody´s.
La agencia advirtió que la asistencia de Beijing a los gobiernos locales y al sector inmobiliario ambos, fuertemente endeudados- tendrá un peso en la economía.
En la reunión de ayer en el Politburó, las autoridades prometieron expandir los estímulos a la economía para el próximo año de una forma apropiada, sugiriendo una meta de crecimiento ambiciosa.
Las presiones deflacionarias se incrementaron debido a la débil demanda doméstica. Esto subraya la necesidad de una política fiscal de apoyo, comentó Zhang Zhiwei, economista en jefe de la consultora Pinpoint Asset Management.
Para Bruce Pang, economista de Jones Lang LaSalle, las políticas proactivas deberán realizar un equilibrio entre impulsar la inversión y el consumo y no incrementar el riesgo de la deuda de los gobiernos locales.
La deflación es considerada peligrosa para la actividad económica pues, según señalan los analistas, podría motivar a los consumidores a postergar sus compras al anticipar mayores bajas a los precios, lo cual genera una espiral negativa.
Del mismo modo, puede dificultar la implementación de políticas monetarias, pues la caída de los precios reduce los ingresos de las empresas y dificulta los pagos de sus deudas.
Según señaló el mes pasado un consejero del Banco Popular de China el banco central del país- estas presiones deflacionarias son temporarias.
China fijó una meta inflacionaria de 3% anual para este año, que difícilmente llegará a cumplir.
Para el próximo año, algunos economistas creen que la deflación continuará en la primera mitad del año, mientras que otros estiman que los precios crecerán a un ritmo de 1%.
Con información de Télam