El precio que recibe el productor agropecuario por su mercadería y lo que paga el consumidor en el mostrador se multiplicó por 3,4 veces en noviembre, según un informe publicado hoy por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
De esta manera, por cada $3,4 que pagó el consumidor, el agricultor o ganadero recibió $1.
En promedio, la participación del productor explicó el 26,9% de los precios de venta final, mejorando en un 2,6% con relación a octubre, destacó el trabajo.
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Los productos que exhibieron la mayor brecha durante el mes pasado fueron la cebolla y el zapallito, cuyos precios se multiplicaron por 8,1 desde la tranquera a la góndola.
Ambos presentaron subas en los dos extremos de la cadena de valor: 6,3% y 10% en origen, mientras que en destino se incrementaron en un 19,8% y 35,7%, respectivamente.
El mismo comportamiento presentaron las frutas de pepita: en el caso de la pera, cuyo precio se multiplicó por 7,4, como también ocurrió con la manzana rosa, se registró una suba del 4,7% en los precios al productor, mientras que al consumidor se incrementaron un 27,1%.
Por último, se encuentra el limón, con un aumento del 22,7% al productor -por disminución de oferta- y un 33,7% en góndola.
En contraposición, entre los productos que presentaron menor diferencia entre el precio que recibió el productor y el que pagó el consumidor se encuentran cuatro frutihortícolas y uno de origen animal.
La frutilla, que multiplicó su precio en 2,4 veces, subió 3,6% en origen y 36% en destino.
Por su parte, la acelga, el pimiento y la lechuga, los tres con una brecha campo-góndola de 2,3 veces, tuvieron distintos comportamientos.
La primera, aumentó sus precios tanto al productor (133,8%) como al consumidor (25,5%). En el caso del pimiento y la lechuga, ambos presentaron subas en origen (73% y 62,1%) y bajas en destino (1,7% y 3,7%, respectivamente, por falta de convalidación de precios de góndola por parte del consumidor), puntualiza el informe.
En el caso de los huevos, que multiplicó su valor en 2,1 veces de la tranquera a la góndola, por lo general tiene un sistema de producción integrado, lo que significa que todos los actores de sus respectivas cadenas de valor son parte del riesgo del negocio. El producto subió 3,1% su precio al productor y 7,5% al consumidor.
Con información de Télam