(Por Walter Vargas) Si existieran los partidos raros, el del viernes fue un partido raro: con Lionel Messi en el banco, la Selección Argentina ganó jugando bien apenas diez minutos, fue dominada como hacía mucho no se la registraba en ese tono de zozobra y no faltarán los severos que hablarán de un llamado de atención.
Argentina está dulce: qué decir de un partido en el que la Diosa Fortuna la amparó antes y después del gol de Ángel Di María.
Qué decir de lo barato que salió la suma de las pérdidas de pelota de los centrales y Guido Rodríguez, a la escasez de secuencia de juego y la blandura de los delanteros.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Qué decir, de un triunfo en Montevideo con el 80 por ciento de los jugadores en una calificación de 5 puntos para abajo.
Salvo Dibu Martínez que también anduvo de planetas alineados y Cristian Romero, salvo el arrebato inspirado de Di María, poco hubo para destacar en semáforo verde.
Tres puntos en el bolsillo y Qatar a la vista: espléndido.
Todo eso, para bien o para mal, para bien y/o para mal, con Messi calentando el banco y apenas 20 irrelevantes minutos en la cancha.
Allá Uruguay con sus limitaciones, con sus nervios y con su impericia para concretar no menos de media docena de situaciones claras.
Queda para Argentina, amén del billete al Mundial 2022, la renovada certeza de un piso alto que por lo menos en el área sudamericana está consolidada en términos de rodaje, confianza y mentalidad ganadora.
Queda también, si ponemos antipáticos, el supremo interrogante de cómo jugar más o menos bien sin Messi.
Queda, por qué no, el latente interrogante de si entre Leandro Paredes y Guido Rodríguez está suficientemente cubierta la función del mediocampista de contención.
De proa al Mundial, acaso sería saludable que por la cabeza de Lionel Scaloni pase la posibilidad de capitalizar la experiencia y la jerarquía de Enzo Pérez.
Y queda, por último, la pregunta de cajón: qué pasaría si a la Selección la presionara una potencia europea tal como la presionó y maniató Uruguay.
Pero son conjeturas sino ociosas en un contexto en el cual la vida le sonríe y canta a la Albiceleste y a un puñado de horas del muy atractivo partido con Brasil en San Juan.
De todos modos, tampoco estaría mal programar en la agenda el trazo grueso y el trazo fino de la lista de los aventureros de Qatar: daría la sensación de que Scaloni ya tiene en mente el 90 por ciento de la tropa.
Con información de Télam