(Por José Pommarés). La historia del chaqueño Carlos "Yaguareté" Verza, quinto en la categoría quads en el Rally Dakar 2022, podría resumirse en el título de la canción de Alejandro Lerner "Todo a Pulmón" porque fue a la aventura del desierto de Arabia Saudita como piloto-mecánico y acumuló deudas por falta de presupuesto, algo que espera cambiar el año que viene mediante sponsors en busca del campeonato.
En diálogo con Télam, el piloto oriundo de Sáenz Peña, nacido el 26 de octubre de 1979, admitió que si para la edición 2023 no cuenta con el "respaldo económico" para solventar los gastos no viajará porque este año hizo un "esfuerzo tremendo juntando monedas" para poder competir.
"Si logro reunir el presupuesto para correr el próximo Dakar, iré por mi gran sueño, la victoria, porque pude competir de igual a igual con mis rivales, que tenían gran apoyo. Fui el único piloto-mecánico que terminó la carrera, sin abandonar en ninguna etapa, y con dos juegos de gomas nada más", contó.
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Verza, de profesión técnico electromecánico, auxiliar de máquinas navales de la Armada Argentina, no sólo se limita a correr sino a "tratar de concientizar un poquito en la preservación de la fauna y la flora en el planeta", con énfasis particular en yaguareté, el animal emblema de Argentina, actualmente en extinción.
Por eso el apodo que durante dos ediciones del Dakar pintó su Yamaha YFM700 Raptor, en el que también expresa un un homenaje a los 44 muertos del submarino Ara San Juan.
Apenas se bajó el cuatriciclo al final de la última etapa en Jeddah, Verza "suplicó" por una cama porque pasó 20 días "durmiendo en una carpa, no muy cómoda, como podía, y extenuado porque al ser mecánico tenia que trabajar contra reloj".
"En algunas etapas llegaba al vivac a las 20 y tenía solamente dos horas para reparar algo de mi cuatri, ya que el camión partía a las 22, y si no cargaban mi vehículo tenía que abandonar la etapa. Esos problemas no los tenían los equipos más poderosos porque se movían de otra manera, mucho más profesional", expresó.
Las penurias y desventajas que padeció el "Yaguareté" no fueron pocas porque los demás pilotos que corrieron en equipos oficiales utilizaban un juego de gomas por etapa ya que podían más neumáticos en sus camiones. "Yo iba rezando que no se reviente una goma para terminar la etapa", admitió.
Esa vocación de competir a pulmón provocaba que al final de cada etapa se acercaban sus rivales a saludarlo y alentarlo para que no afloje. En eso Verza se lamentó "por no saber otros idiomas para dialogar con los extranjeros, pero me hacía entender y se asombraban de verme reparar mi cuatri", contó.
En uno de los finales de etapa, se acercó el cordobés radicado en Estados Unidos, Pablo Copetti, quien al ver lo deteriorada que estaban las botas de Verza, le prestó un par. "Fue un gesto que jamás lo voy a olvidar y gracias a él pude terminar con un calzado digno porque las mías eran irreconocibles", dijo.
Uno de los momentos más difíciles para Verza fue la etapa 11: "Le dejé paso a un camión Kamaz y caí en arenas movedizas. No podía sacar mi cuatri y estuve paleando arena dos horas, y desinflé dos neumáticos para que quedara en bajada y así arrancarlo. Por suerte pude salir, pero iba conduciendo y no sentía los brazos del esfuerzo".
El orgullo al desplegar la bandera de Chaco en Jeddah, cuando arribó a la meta, muestra el amor de Verza por su tierra y el agradecimiento al apoyo constante de miles de seguidores que supieron encontrar en el 'Yaguareté del Dakar' un espejo dónde mirarse.
Frente a la hazaña de Verza, el artista chaqueño, nacido en Colonia Baranda pero afincado en Villa Angela, Luis Landriscina, apasionado del deporte motor, reconoció su mérito que pocos lograron dimensionar.
"Me llamó don Luis Landriscina apenas terminó el rally para felicitarme y darme su apoyo, y eso me emocionó mucho ya que es referente de la cultura del Chaco, uno de los artistas más importantes que dio la provincia, y me dijo que como chaqueño estaba orgulloso", contó.
De cara al futuro, Verza se reunirá con el gobernador de la provincia, Jorge Capitanich, y tratará de sumar aportes de empresas privadas para lograr el presupuesto del próximo Dakar, que cada año se encarece más.
Esas circunstancias lo llevaron a tener que transitar cientos de kilómetros para realizar trabajos extras en distintos puntos del país, que le permitieran obtener el dinero faltante para cubrir los costos de la carrera más exigente del mundo.
El sacrificio de Verza no fue sólo deportivo, ya que recién se pudo reunir con su familia el jueves pasado en San Luis, un punto intermedio entre Chaco y La Pampa, donde su esposa ejerce la medicina y vive con sus dos hijos de 16 y 5 años.
Con información de Télam