(Por Fernando Bianculli).- Marcelo Tinelli presentó hoy su renuncia a la presidencia de San Lorenzo a un año de tomarse licencia en un cargo que prácticamente no ejerció y el previsible desenlace supone quizás el definitivo final de una relación con momentos luminosos y oscuros, todos -indefectiblemente- atravesados por su ego.
Una década después de su desembarco en la política del club, Tinelli se retira en un contexto similar marcado por el vacío institucional, los problemas económicos y una profunda crisis futbolística.
Cuando se transformó formalmente en dirigente de San Lorenzo, en septiembre de 2012, lo hizo como vicepresidente primero de la fórmula encabezada por Matías Lammens, ganadora con el 80% de las elecciones para completar el mandato del renunciante Carlos Abdo.
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En ese entonces, San Lorenzo transitaba una severa crisis de representación, los embargos por falta de pago eran moneda corriente y el equipo había salvado la categoría unos meses antes en una serie de promoción con Instituto de Córdoba, de la Primera B Nacional.
El nuevo binomio dirigencial estableció rápidamente un nuevo estilo de conducción, rescató al club de las situaciones financieras más apremiantes y cambió la realidad deportiva, al punto que el equipo se consagró campeón del torneo Inicial a finales de 2013 bajo la dirección técnica de Juan Antonio Pizzi.
Con un presente totalmente cambiado a favor, Lammens y Tinelli arrasaron en los comicios de diciembre de ese año, que antecedieron a la etapa deportiva más gloriosa por la conquista de la Copa Libertadores y la disputa del Mundial de Clubes en 2014.
El histórico deseo de ser campeón de América tuvo, sin embargo, un camino con espinas por el primer amague de salida del "Cabezón" de Bolívar, quien pidió una licencia nunca formalizada después de empatar con Independiente del Valle en Ecuador, resultado que dejaba al equipo de Edgardo Bauza al borde de la eliminación en la fase de grupos.
Tinelli retomó funciones de hecho a medida que San Lorenzo avanzaba de fase y una vez coronada la Libertadores no se privó de volar al Vaticano para llevarle la copa al papa Francisco como había sucedido seis meses antes con el trofeo del torneo argentino.
Las fotos del éxito nunca de las perdió: estuvo en todas las relacionadas con la Vuelta a Boedo, una causa surgida por iniciativa del pueblo sanlorecista, mucho antes de su llegada al poder. También sonrió para cada una de las consagraciones del básquetbol, disciplina que él mismo impulsó y posicionó con excelentes resultados (5 títulos de Liga Nacional y 2 de Ligas de las Américas).
Bajo la primera gestión Lammens-Tinelli, el club también creció en su masa societaria, profesionalizó diferentes áreas y ganó protagonismo en otros deportes, como el futsal, que años más tarde ganó la primera Libertadores para el fútbol argentino.
El deterioro de su imagen dirigencial comenzó con su ambición de ocupar otros espacios de poder. La buena reputación que le otorgaron sus logros en San Lorenzo lo hizo ir por más y descuidar el vínculo con el club, que tercerizó con gente de su confianza como Fabián Scoltore, reconocido hincha de otra camiseta.
Tinelli sufrió un duro golpe a sus aspiraciones políticas a finales de 2015 con el célebre 38 a 38 en la Asamblea para elegir un nuevo presidente de AFA, que derivó en una posterior intervención y en el desembarco de Claudio Tapia tras un reordenamiento de fichas en el que perdió apoyo para su proyecto.
Con "Chiqui" en el sillón desde marzo de 2017, el empresario televisivo quedó fuera de la mesa directiva de AFA y asumió la presidencia de la Comisión de Selecciones Nacionales, seducido por la visibilidad y la eventual capitalización política de trabajar cerca de Lionel Messi.
Sin embargo duró apenas 30 días porque decidió tomar una licencia de 18 meses en AFA y San Lorenzo, motivado por razones de salud. "Después de muchos años, siento la necesidad de alejarme del mundo del fútbol por un tiempo. Lo más importante es la salud y algunos episodios que sucedieron en estos últimos días precipitan esta decisión", explicó en un posteo en redes sociales.
En julio ese mismo año, cuando su distanciamiento con Lammens ya era un secreto a voces, solicitó a la Comisión Directiva un pedido de revocatoria para volver al club pero ya nada volvió a ser como antes.
Desde entonces, San Lorenzo comenzó un lento y sostenido deterioro fubolístico, anclado en la desidia de una dirigencia enfocada en otros objetivos. Después de salida del uruguayo Diego Aguirre, el equipo no volvió a tener un proyecto deportivo estable, lo más parecido fueron los 43 encuentros dirigidos por Claudio "Pampa" Biaggio hasta noviembre de 2018.
Desde entonces, pasaron seis técnicos titulares, Jorge Almirón (25 partidos), Juan Antonio Pizzi (13), Mariano Soso (11), Diego Dabove (22), Paolo Montero (17) y Pedro Troglio (10) y seis interinatos repartidos entre Diego Monarriz, Leandro Romagnoli, Hugo Tocalli y Fernando Berón.
La política de refuerzos fue completamente desacertada, se acumularon las deudas por contratos impagos, se produjeron inhibiciones y una pérdida de patrimonio por futbolistas que reclamaron la libertad de acción o directamente fueron dados de baja por su alto salario (los paraguayos Ángel y Oscar Romero, por caso).
En todo ese proceso, agravado por el impacto económico de la pandemia, Tinelli estuvo alejado del día a día, salvo durante la campaña para las elecciones que lo consagraron como presidente en diciembre de 2019 con más del 82%.
Incómodo por las críticas recibidas de dirigentes opositores, socios e hinchas, volvió a pedir una licencia de 12 meses en mayo del año pasado, alegando falta de tiempo por sus compromisos familiares y profesionales en la TV.
Dos meses antes había llegado a la presidencia de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), donde repitió el mismo patrón de conducta hasta que la mayoría de sus pares forzó su salida por falta de compromiso en la gestión.
San Lorenzo quedó en un estado de virtual acefalía. El vicepresidente primero Horacio Arreceygor asumió la presidencia interina y Lammens, ya ministro del Gobierno nacional, recuperó poder mientras otros pares presentaron su renuncia a la CD.
La interna dirigencial explotó con la misma fuerza que estalló el malestar popular debido a una coyuntura análoga a la de los peores momentos históricos (el descenso del '81 y la promoción de 2012).
Tinelli, modelo de éxito desacostumbrado a los cuestionamientos, fue blanco de insultos masivos en cada partido en el Nuevo Gasómetro y utilizó sus redes sociales para mostrarse ajeno a la realidad del club, con la curiosa pretensión de transferir responsabilidades por la crisis actual.
En ese contexto, asumió que su vuelta al club sería imposible y entonces dio el paso que esperaban todos en San Lorenzo: su renuncia a la presidencia.
Tinelli tuvo a merced la chance de transformarse en uno de los directivos más importantes del club en 114 años de historia, como su ego lo habrá imaginado, pero termina saliendo por la puerta trasera, condenado acaso por una carencia que no se puede comprar: la falta de vocación para ser dirigente de fútbol.
Con información de Télam