(Por Walter Vargas) De la mano de un veterano zorro futbolero, Néstor Pipo Gorosito, en el Bosque de La Plata empiezan a soñar con las altas cumbres y con una gesta tantas veces postergada: coronar en un campeonato argentino regular en el que, de momento, marcha segundo a punto de Atlético Tucumán a 13 fechas del desenlace y con un fixture por delante que asoma plausible.
El triunfo que Gimnasia consiguió el jueves en Santa Fe versus Unión confirmó varios elementos positivos: que se trata de un equipo de piso alto, determinado, rocoso y con la moral por las nubes.
Un equipo, he aquí un ingrediente primordial, con muchísima sed de triunfo y poco miedo a perder.
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Tal parece, entre otros méritos acumulados por Gorosito, consta el de haber exorcizado los crónicos fantasmas que no menos de media docena de veces conspiraron en los momentos inoportunos y dejaron al Lobo en la puerta de una vuelta olímpica.
(Y van ya 91 años de la Era Profesional y una sola conquista: la Copa Centenario de 1994).
En una conferencia de prensa que ofreció hace un par de semanas, Gorosito declaró algo que sin pasar inadvertido tampoco se le atribuyó la debida importante: palabras más, palabras menos, abogó porque la familia de Gimnasia debe de incorporar con profundidad la idea de que el fútbol no se trata de sufrir y sufrir, que existe otra posibilidad, más grata y para nada imposible, que es la de soñar, disfrutar y celebrar.
Bien mirado, el enunciado de Pipo puede ser interpretado como un mensaje en clave de mantra: le habló, en tono optimista, al trazo grueso de las innumerable desdichas sufrida por uno de los dos mayores representativos del fútbol platense.
Examinemos los números del ciclo de Gorosito en su conjunto: 14 triunfos, 12 empates y 11 derrotas, con un porcentaje del 59 por ciento de los puntos disputados. Un canto a la regularidad virtuosa.
Examinemos ahora los números en la Liga Profesional: 8 triunfos, 4 empates y 2 derrotas, con 16 goles a favor, 7 en contra y ocho partidos con la valla invicta.
Pasado el ecuador de la competencia, con varias fechas consolidado en el segundo puesto, a nada más que un punto del Atlético Tucumán, ya se midió con ocho de los otros nueve equipos que están en el top 10 del campeonato: perdió con Atlético Tucumán y River y empató con Platense, pero le ganó a Racing, Huracán, Godoy Cruz, Patronato y Unión.
De ese lote de aspiraciones mayores apenas si adeuda vérselas con Argentinos Juniors en la anteúltima fecha y en condición de local.
En el Bosque recibirá también a Aldosivi, Independiente, Arsenal, Tigre, Boca y San Lorenzo, mientras que visitará a Sarmiento, Newells, Central Córdoba, Barracas Central, Banfield y Talleres.
Entretanto sostiene un nivel sorprendente pese a que no sólo estuvo inhibido para incorporar jugadores en el libro de pases que cerró hace dos semanas, sino que a poco de iniciarse el torneo Johan Carbonero fue vendido a Racing y Cristian Tarragona sufrió una fractura que lo marginará hasta comienzos de 2023.
El martes próximo, a estadio repleto como se descuenta, tampoco estarán Erik Ramírez, Ramón Sosa, Germán Guiffrey y el uruguayo Brahian Alemán, estandarte emocional y usina de entendimiento y zurda aterciopelada.
A despecho de que la mayoría de los hinchas del Lobo piden serenidad y prudencia, para conjurar los maleficios y desencantos, y porque el camino será largo y complejo, ya es un secreto más grande que el mismísimo Bosque: la familia gimnasista atesora la suprema esperanza de consumar la mayor alegría de sus 135 años.
Con información de Télam