Por imperio de sus excepcionales condiciones y de una carrera que desde hace siete temporadas va siempre de más a más, y con el añadido de la natural declinación de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, el francés Kylian Mbappé es ya el jugador más influyente del planeta y el llamado a dejar la marca de una Era Dorada.
Para muchos futboleros especialistas o no- parece una herejía el solo planteamiento del tema, pero entre el Padre Tiempo y lo que deja entrever la realidad, la hipótesis es robusta por donde se la mire.
Ni Messi ha declinado a derramar su genio ni CR7 su furor competitivo, pero ni uno ni otro ha gozado su cresta de la ola ni ayer ni anteayer.
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Tampoco sería justo y prudente desdeñar sus contribuciones y un nivel todavía de elite, pero las referencias del documento de identidad son bastante más que números formales: Messi está próximo a cumplir 35 años y Cristiano Ronaldo acaba de cumplir 37.
El rosarino atesora 17 temporadas en Primera y el luso está cerca de llegar a las veinte.
En la pantera parisina, en cambio, aun cuando ya consta un pasado glorioso, el crepitar de la lozanía es presente y se insinúa en clave de luminoso romance con el futuro.
Del pasado glorioso es insoslayable poner sobre la mesa un puñado de pelos y señales.
Nacido el 20 de diciembre de 1998 en Bondy, un barrio de inmigrantes cercano a Sena-Saint Denis, hijo de un camerunés futbolista y de una argelina jugadora de Handball, a los 14 años se incorporó a las divisiones menores de Mónaco y dos años después ya tocaba las puertas de Primera.
Crack adolescente en viaje de ida, fue el debutante más joven en la historia del club del principado y detrás de Karim Benzema el segundo más joven en anotar un gol en la Champions League.
Balón de Oro en un Mundial Juvenil, Golden Boy FIFA, con menos de veinte años fue decisivo en la conquista de Francia en el Mundial de Rusia 2018 y lleva una excepcional travesía en un club, París Saint-Germain, que por su pase abonó 180 de millones de euros.
Ha resultado goleador de tres Ligue 1 de forma consecutiva, una compartida con Wissam Ben Yedder y con el propio delantero del Mónaco hoy mismo pugna por el cuarto podio que, en caso de alcanzar, lo podrá a tiro de los legendarios argentinos Carlos Bianchi y Delio Onnis, quienes décadas atrás lo rubricaron en cinco oportunidades.
A diez meses de apagar su vigésima cuarta velita de cumpleaños y a nueve de rendir examen con la Francia defensora del título en Qatar, Kylian Mbappé ofrece un nivel que se corresponde con sus estadísticas (ya superó los 200 goles en partidos oficiales y va por el centenar de asistencias) y a la vez las excede.
Son 178 centímetros y 73 kilogramos de portento físico y talento puro.
Dos perfiles, tranco largo, gambeta corta, juego asociado desequilibrio individual, ojos de águila y botín de terciopelo de cara al arco, inteligencia, cabeza fuerte y una pasmosa facilidad para crecer en los compromisos exigentes.
Por eso Real Madrid desespera por tenerlo en sus filas y está dispuesto a poner sobre la mesa una montaña de billetes, por eso los zares del petróleo dueños del PSG aceptan el desafío y amagan con hacerle una propuesta de un millón de euros por semana.
Si no lo es hoy, lo será mañana o pasado mañana. Kylian Mbappé: nuevo rey del juego de la pelota número 5.
Con información de Télam