El estadio José Amalfitani de Vélez se caracteriza por ser uno de los mejores estadios del fútbol argentino por capacidad, diseño y comodidad, con un campo de juego que siempre estuvo a la altura de todo aquello que lo rodea.
En las grandes citas, la cancha siempre lució en gran nivel, pero la primera semifinal de Copa Libertadores de hoy, ante Flamengo. de Brasil, fue la excepción.
El verde del césped exhibió algunas tonalidades oscuras en varios sectores, como así también algunas "manchas" blancas que lo afearon.
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El pasto, muy corto, evidenció algunos pozos y el traslado de la pelota no fue limpio. Fue común que diese algunos saltos en su trayecto.
El director técnico de Flamengo, Dorival Júnior, elevó su queja en la previa: "Está pintado y seco". De acuerdo al "Mengao", con difusión en la prensa brasileña, el entrenador de Vélez, el uruguayo Alexander Medina pidió que suspendieran el riego con la intención de aplacar la velocidad del juego.
En los minutos previos al encuentro los grifos funcionaron y regaron la cancha sin problemas.
En los pasillos del Amalfitani, el argumento fue que un producto químico dañó el césped que en el partido anterior, ante Sarmiento, de Junín, por la Liga Profesional de Fútbol, lució de otra manera.
Esta vez, la cancha de Vélez no respetó la tradición en una cita importante. De todas maneras, eso no le importó al plantel de Flamengo, cuya técnica se adaptó sin inconvenientes, más allá de los colores, los pozos y humedad de la superficie.
Con información de Télam