(Por Walter Vargas).- Un título en la Liga Profesional y una copa nacional, más un apreciable 64% de puntos obtenidos, se han revelado insuficientes para que Martín Demichelis se granjee la franca aceptación de la grey riverplatense.
De ahí que revertir ese escenario adverso será un gran desafío que deberá afrontar en 2024, en apariencia con un plantel de menores soluciones por partidas, lesiones y convocatorias que condicionarán el inicio de la competencia oficial.
Desde luego que revertir esa tendencia sólo será posible si Demichelis atraviesa de forma virtuosa positiva los indicadores que más atañen al rol de director técnico de una casa grande y muy exigente como es la de River.
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Ya le ha quedado claro, más le vale, que la vara dejada por Marcelo Gallardo quedó por la estratósfera.
Y también que ni por asomo alcanza la reputación de sus años en Alemania y el acumulado de formador de futbolistas de divisiones menores.
Eso, con el debido respeto, al hincha de River promedio no le va ni le viene.
Tampoco ha influido como factor de seducción su porte relajado y ocurrente (al borde del tono canchero) en las conferencias de prensa.
Y aunque lo ha negado con relativo énfasis, es un secreto a voces que en determinado momento se le escurrieron las riendas y por si fuera poco hizo público un mensaje desafiante. Palabras más, palabras menos: Yo no necesito que me manejen el plantel, porque lo manejo yo.
Por si no se ha dicho hasta aquí, la continuidad de Demichelis es inapelable y sensata.
¿Qué catástrofe propició el nacido en Justiniano Posse?
A primera mirada, ninguna.
¿A River no le fue bien en la Copa Libertadores?
Primero, no hizo un papelón: cayó 9-8 a los penales ante un coloso copero como Internacional de Porto Alegre.
Después, ¿quién dijo que es fácil ganar la Copa Libertadores?
De 63 ediciones apenas si River se la quedó en cuatro y la primera de ellas a 25 años de la instauración de la máxima competencia sudamericana a nivel de clubes.
Boca no gana la Libertadores desde 2007 y el Rey de Copas, Independiente, en el Siglo XXI la ha visto con la ñata contra el vidrio.
O sea: Demichelis debe de refundarse y refundar un plantel cuyos dos principales cracks-líderes se han marchado a otras comarcas: Enzo Pérez y Nicolás de la Cruz.
Y de la refundación del plantel, hacer emerger un equipo confiable, confiado, ambicioso y competente.
Pero esa historia se pondrá en marcha conforme comience a rodar la pelota con los garbanzos en juego.
Con información de Télam