El exárbitro brasileño Romualdo Arppi Filho, quien dirigió la final del Mundial México 86 que Argentina le ganó a Alemania por 3 a 2, recordó hoy con emoción a Diego Maradona, de cuya muerte se cumplirá mañana un año, y aseguró que "se sienta junto a Pelé" en el trono de los reyes del fútbol de todos los tiempos.
Para mi Maradona y Pelé se sientan juntos en el mismo trono, los dirigí a los dos, dijo hoy, a los 82 años de edad, Arppi Filho en diálogo con Télam.
Arppi, quien vive en la ciudad de San Vicente, en el estado de San Pablo, recordó con emoción a Diego, al cumplirse un año de la muerte del excapitán del seleccionado argentino.
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Recordar a Maradona son muchas cosas, es ver a tu lado al mejor jugador del mundo, al que ya había dirigido en sudamericanos y eliminatorias. Puedo decir que el sueño más grande de la carrera de un árbitro como me pasó a mí en la final del 86 coincide con el sueño cumplido de Maradona de ser campeón mundial, contó.
Para Arppi, quien dijo que conoció a Maradona a finales de los 70, el primer año sin el 10 tiene que ser un momento de buenos recuerdos.
Después del Mundial de México nos vimos un par de veces. Una persona excepcional, Maradona. Nos cruzamos cuando él ya se había retirado del fútbol y conversamos siempre con mucho respeto, dijo Arppi.
De aquella tarde de 1976 en el estadio Azteca, de la Ciudad de México, Arppi recuerda que fue tal vez el partido con menos complicaciones arbitrales del mundial. Nadie se quejaba, todos querían jugar a la pelota, jugar una final. Los alemanes me pedían más tiempo extra pero yo tenía dos cronómetros y se cumplió el tiempo reglamentariamente, señaló.
Maradona en aquella final del estadio Azteca nunca causó problemas para el partido.
Al contrario, siempre tenía problemas por la violencia que usaban contra el, nosotros cobrábamos porque le pegaban mucho, dijo.
Arppi tuvo el honor de comenzar a dirigir en forma amateur en 1957 nada menos que a un adolescente llamado Edson Arantes do Nascimento, al que le decían Pelé, en un partido del fútbol regional entre Santos y Jabaquara, club de la zona sur de San Pablo.
En ese partido, Pelé erró un penal y nadie sabía que al año siguiente conquistaría su primer mundial en Suecia 1958.
Después a Pelé lo dirigí toda su carrera, en los años sesenta. Y me toca Maradona en 1986, el mejor jugador del mundo. Los argentinos dicen que Maradona es el mejor, los brasileños que es Pelé. Para mí se sientan los dos en el mismo trono, afirmó.
Para el exárbitro brasileño, haber sido designado para la final fue un momento de celebración no sólo para él sino también para los árbitros sudamericanos, un reconocimiento.
Pero dijo haberse sentido muy observado por la comisión de arbitraje, sobre todo porque todavía retumbaba la polémica del gol de la "Mano de Dios" de Maradona ante Inglaterra por los cuartos de final, unos días antes.
Tras la muerte de Maradona, arreciaron los llamados para el brasileño que fue testigo del momento más sublime del fútbol argentino, la consagración bajo el sol mexicano.
Y más aún: un grupo de argentinos que juega al fútbol todas las semanas en San Pablo logró contactarse con uno de los hijos de Arppi para jugar un partido en la ciudad de Santos en homenaje a Maradona y al árbitro que lo vio gritar campeón en 1986.
Me hicieron un homenaje los argentinos. Es algo que siento como un momento inolvidable a 36 años de mi retiro como árbitro. Los muchachos argentinos se acordaban de mí cuando muchos se olvidan de la gente de mi edad, evocó, emocionado, en perfecto portuñol aprendido en los setenta, cuando dirigía en las noches "ultraviolentas" de la Copa Libertadores por toda Sudamérica.
Con información de Télam