Por Mónica Santino, DT de La Nuestra Futbol Feminista, Villa 31.
Con las imágenes del Mundial de Australia-Nueva Zelanda en la cabeza y el corazón, nos disponemos a celebrar un nuevo Día de la Futbolista en Argentina. Conquista de hace apenas unos años, que nos permitió darle valor y marco histórico al recorrido de nuestro deporte en el país y por sobre todas las cosas, apostar al enorme puente que debemos construir entre generaciones para seguir creciendo.
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Tirando paredes en ideas y sensaciones con la máxima cita que acaba de finalizar, salta a la vista que ni siquiera las grandes potencias tuvieron caminos sencillos. Son generaciones de futbolistas que han debido sortear cantidad de obstáculos, prejuicios y han sabido, desde cada territorio, salir con la cabeza levantada y la pelota al piso. España, nueva campeona del mundo, puede dar cuenta de un camino áspero, con técnico muy cuestionado, una huelga de futbolistas en el medio, que ya nadie se calla, que es sello del futbol femenino en el mundo pararse y exigir condiciones.
El panorama en nuestra Argentina tiene deberes y haberes. La selección nacional pese a no conseguir su objetivo de pase de ronda y primeros tres puntos dejo una imagen positiva. Intentó jugar siempre, ante la adversidad y con el viento a favor. Se plantó de igual a igual frente a equipos más poderosos. Remontó un partido que aparecía como perdido, con carácter y entrega. Jugadoras vitales en este proceso ya no vestirán la celeste y blanca en próximas contiendas. Pero el legado que dejan es inmenso. Y de ahí hay que tomar el hilo conductor para seguir.
Algunos viejos problemas persisten. En octubre del año pasado murió Yuliana Gómez en un accidente automovilístico luego de jugar para su club, Argentino de Merlo. La dirigencia no proveyó el transporte necesario para esa competencia. La precariedad y la indiferencia se llevaron la vida de Yuliana. Este año, hace apenas unas semanas, un plantel entero, Argentino de Rosario, renunció a seguir perteneciendo al club y a disputar competencias. Debían organizar rifas y vender pizzas para pagar sus gastos. Con altísimo rendimiento deportivo en torneos denunciaron malos tratos y ninguneos de la dirigencia.
Emma Rodríguez, de Guamini, provincia de Buenos Aires, se queda sin jugar a los 12 años porque la liga de su ciudad no acepta, que pasada esa edad, pueda hacerlo por su condición de mujer. Lo mismo le pasó a Florencia Bonsegundo, hace 20 años, crack absoluta de la selección nacional. Emma viaja una vez por mes, sostenida por su familia para entrenar en las inferiores de River en Buenos Aires. Florencia lo hacía sola, primero para Huracán, luego para la UAI Urquiza, cuando en su San Francisco natal, provincia de Córdoba, le ocurrió lo mismo que a Emma.
Necesitamos dirigencias a la altura de lo que viene ocurriendo con nuestro futbol. Decisiones y voluntad política para tener divisiones inferiores que apunten al desarrollo deportivo en todos los clubes. Una Liga Nacional que permita jerarquía en la competencia, motive y nos haga jugar cada vez mejor porque nos medimos más. Seguir con un proyecto de Selección que habilite a las más jóvenes a ir identificándose con una idea de juego. Seguir con la muy buena propuesta de que exista el futbol de mujeres en las clases de educación física a nivel nacional.
Nos merecemos más. Por historia propia. Porque jugamos hace 100 años. Por Elba Selva, Betty García, Teresa Suarez, Yanina Gaitán, Estefanía Bajini, Vanina Correa, Florencia Bonsegundo. Por cada una que se animó a seguir los mandatos del deseo, se puso pantalones cortos y botines y se atrevió a pedir la pelota y gambetear. En todos los territorios posibles, potreros de barriadas y canchas alquiladas, orgullosas y jugando.
Dirigentes ya no pueden repetir que no le interesamos a nadie y que no llenamos canchas. Ahí estarán los espacios de género, las trincheras feministas para seguir luchando. Que ese movimiento en la calle, es el que nos puso acá y nos permite celebrar este día. Más visibles que nunca. Y a gritar fuerte SIN NOSOTRAS NUNCA MÁS.
Con información de Télam