(Por Adolfo Morales) La obtención de parte del seleccionado masculino de la AmeriCup en Recife constituyó, tal vez, la única noticia alentadora del año que concluye de un básquetbol argentino que continúa exhibiendo sombras en materia institucional.
El título alcanzado durante el segundo fin de semana de septiembre frente al local Brasil (75-73) le permitió al representativo albiceleste soportar un sofocón como el que había pasado días antes, una vez concluida la ventana eliminatoria rumbo al Mundial 2023, cuando en Mar del Plata hubo triunfo sobre Bahamas (95-77). Sin embargo, la inesperada y poco explicada salida del DT Néstor 'Che' García se llevó todos los flashes informativos.
Su reemplazante, el cordobés Pablo Prigioni, tomó inmediatamente la conducción y se apoyó en el tridente armado por los basquetbolistas Facundo Campazzo (en aquel entonces jugador de Denver Nuggets de la NBA), Nicolás Laprovíttola (Barcelona) y Gabriel Deck (Real Madrid) para conseguir la medalla de oro.
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La campaña incluyó -además- sendos éxitos sobre Islas Vírgenes Norteamericanas (95-62), Puerto Rico (99-86), República Dominicana (90-78), Venezuela (76-53) y Estados Unidos (82-73).
Esa campaña en el certamen continental y mantenerse a la expectativa de clasificación mundialista (con un registro 7-3 ocupa la cuarta colocación del grupo E con 17 puntos) resultaron los aspectos positivos de un seleccionado que le escapó a la crisis de un básquetbol argentino cada vez más caótico, cada vez menos difundido.
La competencia habitual en la Liga Nacional (LNB) comenzó en septiembre último, pero con un inconveniente adicional que -hasta aquí- pocas veces se había manifestado de manera tan elocuente: la casi nula relación entre la Asociación de Clubes (AdC) y la empresa encargada mayormente de la televisación del producto (TyC Sports) derivó en una sensible merma en la difusión de los partidos.
Es que la AdC reforzó su pretensión de emitir los distintos encuentros, a través del programa BasquetPass.TV, un sistema vía streaming que había utilizado anteriormente -por ejemplo- para televisar la Liga Argentina durante la pasada temporada.
Lo cierto es que la televisación, más allá de una serie de ítems complementarios que sus abonados pueden considerar como aspectos plausibles (la difusión de Liga Sudamericana y distintas competencias a nivel continental de FIBA América, por ejemplo) incurrió en los mismos déficits que había mostrado en ediciones anteriores: transmisiones de baja calidad y susceptibles de cortarse asidudamente. Ello redundó en una escasa cantidad de suscriptores.
La imposibilidad técnica de transmitir -en algunos casos- partidos en forma simultánea conllevó a la programación de horarios insólitos como 11.00, 17.30 o 18.00 en días hábiles de semana. ¿Consecuencias? Jugar en estadios prácticamente semivacíos o con no más de 500 espectadores en las tribunas.
La difusión no fue el único aspecto con sombras en este 2022 del básquetbol argentino. Las suspensiones de afiliaciones y las intervenciones de parte de la Confederación Argentina (CAB), presidida por Fabián Borro, resultaron moneda corriente.
Así, las Federaciones de Buenos Aires, Río Negro y Santa Fe, entre otras, pasaron por cimbronazos, vieron alejarse dirigentes (el juninense Miguel Chami, exvicepresidente primero de CAB, por ejemplo) y asoman en períodos de 'regularización' poco claros, si se quiere.
Y ya hacia noviembre, un frío comunicado trajo una impensada 'absolución', más allá de una resolución para pagar 80 mil dólares en "concepto de reparación por daño causado".
El otrora presidente de CAB, el pampeano Germán Vaccaro, tomó nota respecto de que el proceso en su contra por el delito de "administración fraudulenta" era suspendido por el plazo de tres años, luego de haber aceptado culpabilidad.
Aquella demanda en la que la propia CAB en 2016 se había instruido como querellante con el bahiense Federico Susbielles al frente del organismo parecía una anécdota. Aquella conferencia de prensa movilizada por los jugadores de la Generación Dorada, previo al viaje a España para disputar el Mundial 2014, en la que se denunciaron diferentes irregularidades económico-financieras de la gestión Vaccaro, quedó así como un recuerdo lejano en el tiempo.
Con información de Télam