Mariano Werner, flamante bicampeón del Turismo Carretera: "No creo en la suerte, creo en el trabajo"

07 de diciembre, 2021 | 12.36

(Por José Pommarés).- No es casual el apodo de "Zorro de Paraná" que lleva el flamante bicampeón de Turismo Carretera (TC), Mariano Werner, quien sostuvo que no cree en la "suerte" para ganar carreras, sino en el "trabajo y sacrificio", señaló hoy el piloto entrerriano en una entrevista con Télam.

El piloto nacido en Paraná, a pocos días de cumplir 33 años, dijo en cambio que sí se aferra al "destino", el mismo que lo "condujo" para que Mauricio Lambiris no ganara el domingo y pudiera retener entonces el preciado título, ya que sabía que tenía escasas chances de "ganar" por los kilos que cargaba su Ford. Pero la ayuda "celestial" de su hermano Gabriel "desde el cielo", sostiene, hizo el resto.

En un mano a mano con Télam, Werner reveló, con indisimulable emoción, que siempre mira al cielo como "agradeciéndole" a su hermano mayor Gabriel, quien perdió la vida en 2007 cuando estalló un neumático en el camión de aprovisionamiento de la Fórmula Renault Interprovincial.

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Los hermanos Gabriel y Mariano habían fundado el "Werner Competición", tras no contar Gabriel con una butaca en el equipo de su padre José, y formaron el equipo.

Por eso el hoy el flamante bicampeón de TC, en cada logro deportivo, eleva su mirada y abre los brazos, como lo hizo el domingo en circuito de El Villicum, en San Juan.

"Mi hermano Gabriel fue mi guía, consejero, compañero de andanzas, sueños y proyectos, y siempre me acompaña. Cuando la carrera se ponía muy difícil para mi el domingo pasado, me ayudó nuevamente, como siempre lo hizo" destacó.

El circuito sanjuanino tiene subidas pronunciadas y Werner sabía que a su Ford, del equipo de su coterráneo Omar "Gurí" Martínez, le iban a "doler" los 50 kilogramos de "lastre" que debía llevar por las carreras ganadas.

Y por más que el motor preparado pacientemente con la serenidad de un orfebre por Rudy Agut en San Martín no iba a ser suficiente para la exigencia de una carrera que definía nada menos que un campeonato.

"Fui a San Juan sabiendo de mis limitaciones en cuanto al motor, porque eran muchos kilos respecto de mis rivales, por ejemplo el uruguayo Lambiris, quien necesitaba ganar sí o sí para salir campeón, pero sabia que el destino por ahí me daría una mano", explicó.

El sábado, Werner clasificó 12do. y en su serie se complicó por un toque de Josito Di Palma (Ford), que le dañó la trompa de su auto. Por esa maniobra, el arrecifeño fue sancionado y Werner pudo terminar segundo en el parcial, mientras que la amenaza de Lambiris creció, ya que ganó la batería más rápida y eso le permitió largar adelante en la final.

En ese sentido, Werner reconoció que se le "complicó" un poco por el toque con Di Palma, pero que después se "recompuso" y quedó en una posición "expectante" para la final.

Pero no pudo avanzar mucho en el segundo o tercer pelotón, además de un toque con Agustín Canapino que le hizo perder algunas posiciones.

Con sinceridad brutal y sin vueltas, Werner aseguró que si no fuera por el "incidente entre Todino y Lambiris en la octava vuelta, otra hubiese sido la canción. El destino quiso jugar para mi lado, y la adrenalina de los últimos giros fue muy intensa, porque iba pensando en el gran sacrificio que hago para correr en un gran equipo".

Cuando llegó a los boxes lo esperaban su esposa y sus dos hijos, algo inusual para el paranaense que todo el clan Werner tomara parte del festejo, pero él mismo lo sintetizó: "Quería que mi familia disfrutara de la definición del título, que palpitaran la misma adrenalina que siento" y hasta el más pequeño se puso una careta de un zorro.

Aunque ya se maneje como un "viejo zorro", porque lleva muchos años en el automovilismo, desde la Fórmula Renault al TC, Werner dijo que tiene "mucho por aprender" y que sabe "escuchar a los que saben", porque le gusta "involucrarse" en la preparación del auto, ya que tiene control "absoluto" del plantel de mecánicos.

Y en eso tiene un "ojo clínico" para elegir con quién trabajar y confiar para que su Ford funcione a la perfección. Así, Werner no se cansó de agradecerle al "Martínez Competición, al motorista Rody Agut y, fundamentalmente, a sus mecánicos que trabajan de sol a sol para que cuando el auto salga a pista funcione bien".

Otro hito que construyó fue el de hilvanar su segundo título en fila y es el primer bicampeonato de un piloto de la marca del "Óvalo" desde que el moronense y expresidente de la ACTC, Oscar Aventin, se consagrara en las temporadas 1991/1992.

Werner tuvo la particularidad histórica de haber conseguido sus cetros en dos años de pandemia de coronavirus, un marco que complicó a la actividad (como a todas), pero en el que el automovilismo supo ser el primer deporte a nivel nacional en volver a la competencia, el 13 de septiembre de 2020 con la fecha del TC en San Nicolás.

Este es el quinto campeonato nacional de Mariano Werner, quien se coronó en la Fórmula Renault 2.0 en 2006 y 2007; la Clase 3 del Turismo Nacional en 2017; y el Turismo Carretera en 2020 y 2021.

En el TC, suma 205 carreras, 19 triunfos en finales. Logró 50 series, 25 poles positions, 47 podios (uno cada cuatro finales) y 23 récords de vueltas, tras debutar en la especialidad en 2009.

Con el título de este año, son 45 los campeonatos que obtuvo Ford en 80 temporadas del TC. De ellos, 22 fueron de las "cupecitas" con motor V8; y 23 fueron del modelo Falcon: 20 con el impulsor de seis cilindros y tres con el multiválvulas. Es la marca más laureada de la categoría y le sigue Chevrolet con 22, Dodge con 10 y Torino con tres.

Por eso en la corona de Mariano Werner por el flamante bicampeonato, flamea también la bandera de Ford.

Con información de Télam