Gracias Cotón

27 de agosto, 2022 | 12.11

(Por Walter Vargas).- Nadie podrá decir que no lo intentó, que no se metió en el gimnasio a entrenar con pasión juvenil, pero al bravo mendocino Juan Carlos Reveco, Cotón Reveco, se le vinieron encima los almanaques y el boliviano Miguel Cánido, cayó en dos rounds y anunció un retiro que merece respeto, ponderación y gratitud.

Es que ese hombre todavía lozano para la vida civil y ajado para las exigencias de un deporte de singular crudeza, representó una medida muy alta en las grandes ligas, un campeón del mundo con todo en su lugar.

O dicho de otra manera, Reveco supo honrar a carta cabal el grupo de notables del variado repertorio de argentinos que reinaron en las categorías chicas.

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Pongamos de minimosca a pluma: desde el pionero Pascualito Pérez hasta el vigente Fernando Martínez, el Puma, rey supergallo tal como Sergio Palma y Pedro Décima.

Reveco, mendocino de Malargüe y monarca primero en minimosca y después en mosca, supuso un sabroso cóctel de esgrima, guapeza y jerarquía a la hora de borrar del ring a los más ganables y cambiar figuritas con los más bravos.

Pensemos que con apenas una docena de peleas afrontó una eliminatoria mundialista y que con 15, en junio de 2007 se las vio con el tal Nethra Sasiprapa, un típico tailandés fortachón, con cara de mafioso de película yanqui clase C y muy adiestrado para combinaciones relampagueantes e intimidantes.

Pero aquella noche el chiquilín Reveco confirmó a pleno lo que ya insinuaba desde los palotes primeros: que boxeaba endemoniadamente bien, que su izquierda pintaba al óleo y además le sobraban rigor y coraje para hacerse respetar y, si cuadraba, clavar de cabeza al más pintado.

De ahí en más se mantuvo una década en el primer nivel: perdió la faja minimosca ante el francés Brahim Aisloum en fallo localista, en 2011 ganó un segundo campeonato del mundo, el mosca, a expensas del venezolano Jean Piero Pérez, hasta perderlo con el japonés Kazuto Ioka en 2014 y fracasar sin atenuantes en la revancha hecha efectiva ocho meses después.

Hacia comienzos de 2018 afrontó un nuevo intento con desenlace infeliz en una noche en la que se vio impotente y superado como nunca antes. El tremendo peleador filipino Donnie Nietes lo vapuleó sin miramientos y por añadidura lo invitó a colgar los guantes.

Sin embargo, nadie le sacaba de la cabeza que su llama de guerrero aún no se había apagado y así en mayo último reapareció con un triunfo versus el santiagueño Héctor Guzmán, sumó una exhibición con Jonathan Barros y un día después de cumplir 39 años sufrió en carne propia la célebre sentencia de Jack Dempsey: "En boxeo jamás se vuelve".

Fue en Las Heras en la medianoche del viernes: "Así es el boxeo, la vida sigue", dijo el guerrero cuyano, sabio y emocionado.  

Su biografía consta en el bronce del boxeo argentino: una foja de 41-5 y nada menos que 20 presentaciones por campeonato del mundo entre pleitos por interinatos o coronas absolutas.

Gracias por todo, Cotón.

Con información de Télam

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