(Por Walter Vargas).- El de Defensa y Justicia de Florencio Varela es uno de los casos más asombrosos y extraordinarios de evolución institucional y futbolística que se registra en el siglo en curso a escala universal.
Ahora en las semifinales de la Copa Sudamericana tras eliminar al Botafogo de Río de Janeiro (holgado puntero del prestigioso Brasileirao), desde su ascenso a Primera División), el Halcón mantiene una marcha ascendente sentado a la mesa de los más grandes del país y del continente.
Halcón o ex Halcón, en la medida que durante mucho tiempo era sostenido por la línea 148 de colectivos, subió a la división mayor en la temporada 2013/2014 de la mano de Diego Cocca con el recordado equipo cuya base la integraban Fernando Pellegrino, Emir Faccioli, Juan Tejera, Emanuel Aguilera, Marcelo Benítez, Walter Busse, Nelson Acevedo, Washington Camacho, Gonzalo Bustamante, Juan Martín Lucero y Claudio Guerra.
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Desde entonces, no solo jamás volvió a descender.
Primero se estabilizó entre los clubes históricos de los domingos y más temprano que tarde se constituyó en un respetable y respetado animador de los torneos locales e internacionales.
Y con directores técnicos que, con ligero beneficio de inventario, sostuvieron la misma línea. Una suerte de bielsismo a la holandesa: equipos francos, dinámicos, agresivos de cabeza fuerte y una encomiable capacidad de asociación.
Después de Cocca, Darío Franco, José Turu Flores, Ariel Holan, Sebastián Beccacece, Nelson Vivas, Juan Pablo Vojvoda, Beccacece II, Mariano Soso, Hernán Crespo, Beccacece III y el novato Julio Vaccari.
Es cierto, que ha contado con el padrinazgo del zar del fútbol argentino, Christian Bragarnik, con su larga mano que accede a jugadores talentosos de los grandes a los que les falta un golpe de horno (entre ellos, el campeón mundial Enzo Fernández), pero en todo caso no será menos cierto que el escollo que supone armar un plantel y un equipo prácticamente nuevo cada temporada.
Desde su llegada a Primera, Defensa y Justicia ha llegado tres veces a cuartos de final en las competencias argentinas, ha ganado la Copa Sudamericana de 2020 y la Recopa Sudamericana de 2021 y alcanzado la instancia de octavos de final en la Copa Libertadores de 2021.
Hoy, con una nómina si se quiere diezmada en relación con temporadas anteriores, en la tabla anual marcha a dos puntos de posición de Libertadores 2024 y anoche, en su estadio Norberto Tomaghello, se metió entre los cuatro mejores de la Sudamericana.
Otra vez el mortífero Nicolás Uvita Fernández se erigió en el hombre encargado de portar la llave de una puerta mayúscula, con dos goles, uno en el primer tiempo y otro cuando el caldo ya se ponía espeso.
Y eso de cara a Botafogo, al mejor Botafogo en décadas, el que domina el Brasileirao con 11 puntos de ventaja sobre Palmeiras, cuyo presupuesto es de 90 millones de dólares superior al del Fogao.
Pero eso, conste en actas, la marca de calidad de Fernández (47 goles en 138 partidos), se inscribe en el marco de de un rompecabezas donde son relevantes Matusalem Bologna (arquero, Beto que le dicen, 41 años), el defensor central Tomás Cardona, el mediocentro Kevin Gutiérrez y el carrilero zurdo Gastón Togni.
Faltan las semis, es cierto, pero ¿quién será tan osado como para desacreditar a Defensa y Justicia y negar sus chances de ser protagonista de la final de la Sudamericana el 28 de octubre próximo en el Centenario de Montevideo?.
Con información de Télam