(Por Walter Vargas).- Acaso por su perfil bajo y su economía de verba, o quién sabe por qué, sabe llamativo que la prensa especializada retacee ponderación al futbolista argentino que, junto a Lautaro Martínez, fue campeón mundial en Qatar y hoy atraviesa un momento excepcional: Exequiel Palacios.
A su manera, jugando mucho más de lo que habla, el tucumano Palacios se ha constituido en una de las figuras clave de un equipo abocado a una verdadera proeza: romper con la hegemonía del Bayern Múnich en la Bundesliga.
De hecho, el coloso de Baviera lleva once títulos de liga de forma consecutiva, un registro ajeno o inalcanzable incluso para otros clubes poderosos de las llamadas cinco grandes: en orden impreciso, Inglaterra, España, Italia, Alemania y Francia.
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Sin embargo, de momento es el Leverkusen el que marca el camino con una marcha inmaculada.
Jugadas 17 fechas atesora una campaña de equipo campeón, tal es la condición de imbatido, con 14 victorias y tres empates, 47 goles a favor y 12 en contra.
Solo no ha podido derrotar al propio Bayern Münich (fue 2-2 en Allianz Arena con score final sellado por Palacios en el cuarto minuto añadido), al Borussia Dortmund en el Bay Arena (1-1: empató Víctor Boniface a 11 minutos del final) y al Stuttgart, por el mismo resultado en condición de visitante.
En este contexto venturoso, que nada garantiza pero tampoco hoy hace presumir una debacle, de la mano del español Xabi Alonso el Leverkusen se expresa como una fuerza determinada, amalgamada y con una mentalidad ganadora a toda prueba.
El sábado último, sin ir más lejos, no podía vulnerar la rocosa defensa del Augsburgo y en la última jugada Palacios desembarcó en el área, controló un centro atrás y convirtió de sobrepique.
Los números parciales del tucumano dan cuenta de cinco goles y dos asistencias, pero su influencia en el Leverkusen es sensiblemente más amplia que lo que puede abarcar la aritmética.
Funge de usina organizadora junto con el suizo Granit Xhaka, con el valenciano Alejandro Grimaldo en una punta y el holandés Jeremie Frimpong en la otra, aunque a veces alternan Robert Andrich como contención y el marroquí Amín Adli, las veces que Alonso busca mayor profundidad con un extremo izquierdo natural.
Amén de su profundo entendimiento con el kosovar-helvético Xhaka, cerebral, de zurda filosa, el tucumano Palacios ha sabido acrecentar su natural virtud de pasador con garantía incorporada, más una notable evolución tres cuartos de cancha, calle arriba: cercanía al área adversario y gol.
Eso, en franco plan sobresaliente en un plantel poblado de figuras, puesto que amén de Xhaka, del español Grimaldo, de los nigerianos Boniface y Nathan Tella, es compañero del gran arquero checo Lukas Hradecky, del ecuatoriano Piero Hincapié, del delantero checo Adam Hlozek y de los internacionales alemanes Jonathan Tah, Florian Wirtz y Jonas Hoffman.
Pensar que Palacios emigró a Alemania con 20 años y 87 partidos en la Primera de River.
Pese a sus notable condiciones, era demasiado arriesgado deducir que menos de un lustro después sería una estrella de la legendaria Bundesliga.
Pues bien: el muchacho nacido en la pequeña Famaillá, de Tucumán, lo hace, está haciéndolo, y promete ir por más.
Con información de Télam