(Por Nicolás Roggero).- El año del básquetbol argentino tuvo en el retiro de Luis Scola, campeón y abanderado olímpico, la noticia de mayor impacto, lo que generó que todo el ambiente se rindiera a sus pies desde los últimos minutos disputados ante Australia en los Juegos de Tokio.
Scola fue despedido con aplausos por sus compañeros, por ambos cuerpos técnicos y también por los jugadores rivales, luego de ser reemplazado antes del final del encuentro. El respeto que generó el basquetbolista a lo largo de su carrera se explica en su enorme desempeño tanto adentro como afuera de la cancha, al punto de transformarse en uno de los íconos del deporte nacional.
El partido se frenó a falta de 51.4 segundos y todos los presentes lo aplaudieron, desde los propios compañeros hasta los rivales y árbitros, algo que lo sorprendió, según describió con los ojos brillosos por las lágrimas.
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El capitán argentino fue un símbolo y un embajador en todo del mundo, ya que jugó en la NBA varios años, Europa y hasta en China. Su condición de máximo jugador de la selección se justifica a partir de que nunca dejó de acudir a los torneos cada vez que lo llamaron.
Solamente la pandemia lo llevó a estirar un año más su carrera, al que llegó en plenitud, y con el objetivo de retirarse con la de la Selección dentro de una cancha.
En su último partido, Luis anotó 7 puntos y bajó 4 rebotes, y anteriormente fue goleador en la única victoria de la competencia que logró su equipo sobre Japón, en el cierre de la primera fase.
Sus palabras después del partido fueron claras: "Me voy en paz y le agradezco a la camiseta", dijo entre lágrimas, en una de sus pocas expresiones afectivas en público desde su debut en Ferro por la Liga Nacional.
"Intento siempre apartarme de estas situaciones. Estaba esperando terminar el partido pero ya finalizó y ya está. Estoy un poco golpeado emocionalmente con lo que pasó", reconoció aquel día.
En total, Scola completó 173 las presencias, 22 torneos y 2.857 los puntos, en una carrera que comenzó en 1999 y finalizó en 2021.
El "Luifa" comenzó un camino de amor perpetuo: nunca faltó a una cita olímpica desde 2004 y participó del bronce en Beijing 2008, del cuarto lugar en Londres 2012 y de la eliminación en los octavos de final contra el Dream Team de los Estados Unidos en Río de Janeiro 2016, en la caída del telón de Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni.
La mejor versión olímpica de Scola, en términos estadísticos, se dio en la fase de grupos de Beijing 2008 frente a Rusia cuando completó su planilla con 37 puntos (12-16 en dobles, 8 rebotes, 3 asistencias, 2 tapones y un robo).
Y en los mundiales participó desde el subcampeonato en Indianápolis 2002, previa frustración en los Preolímpicos de San Juan de Puerto Rico cuando se cruzó con Estados Unidos en las semifinales y vio los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, hasta China 2019, pasando por Japón 2006 (cuarto lugar), Turquía 2010 (quinto) y España 2014 (11mo).
Lejos de empañar su final, la eliminación frente a Australia y unos Juegos Olímpicos irregulares abrieron las puertas para los nuevos liderazgos de Nicolás Laprovíttola, Facundo Campazzo y Patricio Garino, quienes ya lo acompañaron en los últimos años.
La salida de Scola no fue la única, ya que se le sumó la de Sergio Santos Hernández de la dirección técnica tras un año complejo entre las diferencias con la conducción de la Confederación de Básquet de Fabián Borro y los vaivenes de la pandemia, que le impidieron contar con mayores partidos de preparación.
La actuación de Argentina fue mala, dicho por los propios protagonistas, pero la preparación tampoco resultó positiva con algunos encuentros amistosos en Las Vegas, con el coronavirus positivo de Gabriel Deck -nunca se recuperó del todo- y la lesión de Patricio Garino, el mejor defensor.
"Yo sentía que todos teníamos que estar involucrados, que todos formábamos parte, dependía mucho de todos los que no dirigíamos la selección que la selección tenga buenos jugadores. Cuando estuve (como DT) también pensaba lo mismo, la selección no es mía, ni de los jugadores de turno. La selección es de todos. Yo siento que dejo de tener un rol en la selección, pero no dejo la selección porque nadie la deja", aseguró el "Oveja" en su despedida oficial de septiembre.
"Lo hice para obligarme a mí mismo de no dar un paso atrás, estoy convencido de que terminó mi etapa en la selección. Pero no se termina por desgaste ni porque yo no sienta fuerzas o estar a la altura, yo considero que estoy en un buen momento de mi carrera, incluso podría decir que en el mejor, siento que estoy para seguir varios años en esta carrera", agregó el DT.
Hernández, parte del tridente formado en los últimos años de la conducción técnica junto con Rubén Magnano y Julio Lamas, le abrió las puertas a Néstor "Che" García, otro de los mejores entrenadores nacionales.
A su vez, el 2021 dejará la llegada de Gabriel Deck y de Leandro Bolmaro a la NBA, en Oklahoma City Thunder y Minesotta Timberwolves, respectivamente. Además, Luca Vildoza (New York Knicks) tuvo un breve paso que no se materializó en minutos en cancha por una lesión.
Sin embargo, la mejor cara argentina en la NBA fue la de Facundo Campazzo (Denver Nuggets) en el cierre de la temporada pasada, en la que se ganó un lugar entre los cinco titulares como consecuencia de las lesiones de sus compañeros y de sus propias labores en la cancha.
Otra fue la cara del comienzo de la temporada 2021-2022, con menos minutos, algo que terminó cambiando en diciembre: mejorando sus porcentajes de tiro.
Encima, la organización de Colorado tiene fuera de acción a Jamal Murray y PJ Dozier (ambos por una rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda) y a Michael Porter Jr. (lesión en la espalda, fuera toda la temporada). En este contexto, el cordobés quedó como el único base junto a Markus Howard, que tiene un contrato dual.
En relación al básquetbol local, San Lorenzo, envuelto en problemas económicos, culminó con el histórico pentacampeonato en una Liga Nacional atípica, con sede única y final al mejor de cinco partidos contra Quimsa de Santiago del Estero.
La temporada tuvo vaivenes por el coronavirus, debió frenarse ante la crecida de casos de finales del 2020, y se jugó entera en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sin gente en las tribunas, en contrapartida a la actual (con locales y visitantes más público).
El nivel del certamen argentino se mantiene entre los mejores del continente, a pesar de los inconvenientes para contratar basquetbolistas extranjeros entre el dólar alto y las restricciones pandémicas.
Con información de Télam