(Por Emilio Coppolillo) El bonaerense Fernando "El Pumita" Martínez fue por lejos la luz de esperanza para un boxeo como el argentino que sufrió en 2022 la pérdida de dos títulos mundiales de valía con la concluyente derrota de Brian Castaño, resignando su corona superwelter OMB, y el fin del reinado de la minimosca Yésica Bopp tras dominar la categoría para la AMB más de una década.
Martínez, a los 31 años y cuando sus chances de gloria parecían haber quedado atrás, se alzó con la corona supermosca FIB ante un muy buen campeón como el filipino Jerwin Ancajas, en febrero en Las Vegas, y que retuvo en la revancha, con una decisión más clara aún en Carson, California.
"El Pumita", un buen proyecto amateur que representó al boxeo argentino en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, fue la brisa fresca de un alicaído pugilismo criollo, que además sufre la emigración a Estados Unidos de varios de sus prospectos.
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Y es que además del nocaut en diez rounds sufrido por Castaño a manos del estadounidense Jermell Charlo, en mayo en Carson, y la cerrada derrota de Bopp ante la mexicana Jessica Nery Plata en marzo en Panamá City, también vio como la sanjuanina María Cecilia Román perdía el título gallo FIB ante la inglesa Ebannie Bridge, en marzo en Leeds, y la santafesina Evelin Bermúdez cedía sus títulos minimosca FIB y OMB frente a la nicaragüense Yokasta Valle, en noviembre en Carson,
En el caso de Castaño un contraste dentro de los cálculos ante un rival de jerarquía como Charlo, al que había superado el año pasado más allá del fallo de empate, y que no lo deja fuera de carrera para otra chance mundialista, ya que está séptimo en el escalafón AMB y quinto en los rankings FIB y OMB, además de gozar de muy buena reputación entre los promotores de mayor peso en Estados Unidos.
En cuanto a las mujeres, pagaron un precio muy alto producto de su falta de roce internacional, ya que cuesta mucho traer adversarias de fuste a la Argentina y no hay buen dinero en el exterior para el boxeo femenino, salvo para un puñado de figuras.
Queda entonces para el pugilismo criollo la posibilidad de un 2023 mejor con varias alternativas: Jeremías Ponce peleará por fin por el título superligero FIB el 11 de febrero ante el puertorriqueño Subriel Matías, en Minnesota, y el liviano bonaerense Gustavo Lemos, primero en el ranking FIB tras su contundente victoria en marzo, en el Luna Park, ante el galés Lee Selby, seguramente tendrá una chance titular ante Devin Haney o por la corona vacante si el estadounidense abandona la corona, ya que también es campeón para la AMB, el CMB y la OMB.
Párrafo aparte para el quilmeño Sergio "Maravilla" Martínez todavía sueña con volver a ser campeón mundial a los 47 años, aunque este año apenas hizo dos peleas ante rivales de tercer nivel como el británico Macaulay McGowan (decisión en 10 rounds), en enero en Madrid, y el estadounidense Noah Kidd (nocaut en dos), en diciembre en Orlando.
Su tercer lugar en el ranking AMB de las 160 libras es más un reconocimiento a su exitosa carrera como campeón mundial superwelter y mediano que a sus merecimientos tras su retorno a la actividad en octubre de 2020 tras seis años de inactividad.
Meritorio en cambio fue lo plasmado por el pluma santafesino Mirco Cuello y el mediano bonaerense Francisco Verón, ambos olímpicos en los Juegos de Tokio 2021.
El zurdo Cuello, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, se alzó con los títulos internacional AMB y sudamericano noqueando a dos buenos rivales como el venezolano Leonardo Padilla y el invicto brasileño Michel Da Silva. A los 22 años está décimo en el ranking absoluto AMB y su futuro es más que promisorio.
Verón, de 24 años, ganó antes del límite sus cinco peleas del año y en la última noqueó en cinco rounds al invicto italiano Leonardo di Stefano Ruiz para ganar el título Continental AMB en el hotel Caribe Royale, en Orlando, estado de Florida, triunfo que factiblemente lo va a ubicar entre los 15 mejores en el próximo ranking absoluto de la entidad con sede en Ciudad de Panamá.
Una derrota que paradójicamente fue un gran triunfo fue la que padeció el crucero Yamil Peralta, víctima de un fallo escandaloso ante el canadiense Ryan Rozicki, en mayo en Nueva Escocia, lo que motivó que el CMB decidiera no considerar el fallo y ordenara una revancha obligatoria, la que hasta ahora no se concretó.
El bonaerense, de 31 años, es campeón argentino, internacional y latino, está octavo en el escalafón del Consejo y es considerado para una eliminatoria mundialista.
Muy distinta fue la sorpresiva caída de Agustín Gauto, a comienzos de año la mayor esperanza del boxeo nacional. En marzo, en Dubai, fue noqueado técnicamente en dos rounds por el ignoto filipino Miel Fajardo, no volvió a combatir, desapareció de los rankings y su futuro es incierto.
En el boxeo femenino fue destacado el año de la bonaerense Aldana López, ya que en el campo amateur logró la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Guayaquil y la de bronce en el Mundial de Estambul en la categoría hasta 48 kilos.
Las peleadoras locales ostentan varios títulos mundiales como los de la entrerriana Débora Dionicius (supergallo OMB), la porteña Clara Lescurat (supermosca AMB), la bonaerense Celeste Alanis (mosca OMB), la riojana Micaela Luján (supermosca FIB) y la jujeña Brenda Carabajal (interina pluma OMB).
Pero la falta de desarrollo del boxeo femenino en el mundo, salvo excepciones como la Argentina, Venezuela, los países de Centroamérica, México, Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido y Australia le quitan algo de lustre a sus títulos.
Aunque el trabajo muy bueno del seleccionado argentino amateur, encabezado por Fabricio Nieva y el ex campeón mundial Mariano Carrera, augura un buen resultado a corto plazo.
Con información de Télam