(Por Fernando Bianculli) El capitán argentino Lionel Messi, emblema del seleccionado que competirá en Qatar 2022 con la ilusión de aportar el tercer título mundial de la historia, "es un ídolo deportivo pero no un héroe como (Diego) Maradona", quien asumió un marcado liderazgo para coronar la copa en México '86, comparó este viernes el sociólogo y escritor Pablo Alabarces.
A juicio del investigador, el número 10 de la Argentina "no se trata de un líder" capaz de asumir la representación popular en los mismos términos que Diego, cuya figura opera como una "sombra irremplazable" por su trascendencia histórica.
"Los grandes líderes carismáticos de la Argentina fueron (Juan Domingo) Perón, Eva (Duarte), (Diego) Maradona y Cristina (Fernández). Messi no cumple ninguno de esos roles, ninguna de esas representaciones. No se trata de un líder en esos términos y mucho menos un héroe como sí lo era Diego", reflexionó en una entrevista con Télam en la cuenta regresiva para Qatar 2022.
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Sobre el vínculo que establece la sociedad con la máxima competencia de la FIFA, Alabarces desechó la idea de que la Copa del Mundo genere una mayor unidad de los argentinos o alimente un sentimiento de patriotismo ausente en otros órdenes: "El fútbol no produce unificaciones ni sociales, ni políticas ni económicas".
Luego, condicionó al contexto de época el significado de ser campeón del mundo en un país de fuerte tradición futbolera como la Argentina. "Si uno le pregunta a alguien hoy qué sintió en el '78, la mayoría responde: "culpa". Y en el '78 nadie hubiera respondido eso", ejemplificó.
Alabarces es Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Magister en Sociología en la Universidad de San Martín (Unsam) y doctorado en Filosofía por la Universidad de Brighton.
Dicta el Seminario de Cultura Popular y Masiva en la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) y la materia Sociología del Deporte en Tecnicatura de Periodismo Deportivo de la Universidad Nacional de La Plata.
Además, lleva publicada más de una decena de libros sobre la relación del fútbol con la política, la violencia, el patriotismo, el machismo y los medios.
Télam: ¿El Mundial aglutina a los argentinos?
Pablo Alabarces: No lo creo. Hay que desarmar esa idea de "los argentinos". ¿De qué estamos hablando? ¿De todas las clases sociales, de todos los géneros, de todas las edades? En la idea de "los argentinos" hay un universal que no se verifica jamás. No existe algo que pueda ser adjudicado a todos los argentinos y todas las argentinas, salvo la ciudadanía. Ese universal trata de unificar en torno a ciertos grupos sociales. Muchas veces la idea de "los argentinos" refiere a los porteños blancos de clase media y eso tiene ningún valor sociológico.
T: ¿Reconoce durante el Mundial un sentimiento de patriotismo ausente en otros órdenes de la vida social?
PA: No encuentro ningún sentimiento de patriotismo porque el fútbol no consigue generar orgullo por una Nación. Está comprobado largamente en la bibliografía: el fútbol no produce unificaciones ni sociales, ni políticas ni económicas. A pesar de que si uno sale a la calle y le pregunta por esto al primero que encuentra, probablemente diga lo contrario a lo que estoy diciendo. "Si, yo me siento patriota". No, es mentira. Estás influenciado por la publicidad y la época. Lo que sí encuentro es un sentimiento de fanatismo por un equipo, de relación afectiva por un equipo de fútbol. Habría que hacer una encuesta para saber qué porcentaje de la población está interesada en el Mundial. ¿El 50%?, ¿el 75%?. Nunca el 100%.
T: ¿Qué significa para el argentino ser campeón mundial de fútbol?
A: Es difícil responderlo hoy porque pasó hace muchos años. ¿Es una fantasía? Sí, pero para un futbolero o futbolera de la Argentina. Además, no fue lo mismo serlo en el '86, que era muy peculiar, que serlo en el '78, que fue bastante más peculiar.
T: ¿Qué diferencias encuentra?
A: No se pueden extender las impresiones de cada momento. Hay algo que además está comprobado metodológicamente. Si uno le pregunta a alguien hoy qué sintió en el '78, la mayoría responde: "culpa". Y en el '78 nadie hubiera respondido eso. Eso tiene mucho que ver con lo contextual y con lo histórico. Creo también que no hay que olvidarse que uno no sale campeón mundial de fútbol, lo consigue un plantel de jugadores. Nosotros no alcanzamos nada sino a través de una representación que se llama metonimia imaginaria, es decir, una parte por el todo. Una parte que son 26 hombres, no olvidemos eso, representando a 44.000.000 de argentinos y argentinas.
T: ¿Qué rasgos nos identifican de la Scaloneta?
A: Eso es algo que he conversado con Matías Manna, uno de los miembros del equipo de Scaloni. Creo que pasa lo que pasa con cualquier equipo: si funciona, despierta expectativas. Entonces no es que haya rasgos que nos identifican. Sobre ciertas actitudes o conductas se montan narrativas, por ejemplo, la del "Dibu" Martínez atajando los penales frente a Colombia (en la Copa América) y gozándola bien a lo macho viril. ¿Cuál es el rasgo? En realidad lo que sucede es que se trata de un buen equipo, con un desempeño sobresaliente y eso genera una proyección de muchísimo optimismo.
T: Somos una sociedad que necesita de líderes para alcanzar sus objetivos. ¿Cómo lo ve a Messi en ese rol?
A: La necesidad de líderes es una política estructurada por el populismo como modo de representación y el populismo tiene como una de sus garantías el líder carismático. Los grandes líderes carismáticos de la Argentina fueron (Juan Domingo) Perón, Eva (Duarte), (Diego) Maradona y Cristina (Fernández). Messi no cumple ninguno de esos roles, ninguna de esas representaciones. Messi no se trata de un líder en esos términos y mucho menos un héroe. Es un ídolo deportivo y no puede salir de ese espacio porque tiene por encima la sobra de Maradona, que es una sombra absolutamente irremplazable. Ahí sí, hay un héroe, Messi no lo es.
T: Argentina llega con un favoritismo similar a Corea-Japón 2002. ¿Aprendimos algo de aquel fracaso?
A: Pasaron 20 años, no creo que haya que aprender algo. Si hay algo que recordar del 2002 es la crisis. El exitismo siempre sucede, es muy típico del deporte. Uno llega pasado de rosca y se las cree todas. Si se pierde, no pasa nada. Echarán al técnico, por supuesto, y putearán a Messi, pero nada más que eso.
T: ¿Qué opinión tiene sobre las críticas recibidas por Qatar por corrupción en la elección de la sede y su política de Derechos Humanos?
A: Estoy de acuerdo absolutamente con todas la críticas. Qatar es un país en el que no se podía ni debía hacer el Mundial. Un boicot no hubiera estado nada mal, pero eso me remite al boicot que debió tener el Mundial '78 y que no fue. Entonces, en lo personal, no puedo propagandizar un boicot sin recodar la culpa de aquellos que no lo hicieron con el Mundial de la dictadura militar, cuando estaba más justificado.
Con información de Télam