John Cena intenta hacerse de un nombre en la lucha libre y no es fácil. No tiene mucho dinero y ya vive en su auto mientras analiza qué pasos tiene que dar para poder llegar a las grandes ligas. Entra a una pizzería que ofrecía un concurso: si lograba comerse una pizza enorme antes de una hora la cuenta era gratis. Cena logra comerse todas las porciones y es felicitado por el dueño del lugar. Al otro día, Cena vuelve al mismo local y vuelve a comerse la pizza y, una vez más, recibe las felicitaciones del propietario. Al tercer día, Cena vuelve al mismo lugar y otra vez obtiene la presea gastronómica. El dueño del local, quien había caído en la cuenta, no lo felicitó, sino que le dijo: “Si quieres una porción gratis, sólo pídelo”.
Más de 20 años después, Cena se convirtió en una figura renombrada de la cultura pop. De 2005 a 2015 fue la cara de WWE, la empresa más importante de lucha libre en el mundo, y fue su buque insignia en las buenas épocas y en las de vacas flacas. Eventualmente, comenzó a seguir los pasos de Dwayne “The Rock” Johnson y Dave Bautista y se introdujo cada vez más en la industria cinematográfica. Hoy, Cena es el Peacemaker de DC Comics y, tras dos décadas de una ilustre carrera en el pancracio, la figura marcó el 2025 como su último año en el ring. Y todo estuvo a punto de no pasar.
En 2002, Cena luchaba en las inferiores de WWE, Ohio Valley Wrestling, y compartía vestuario con otras futuras figuras del deporte mundial como Dave Bautista (en ese entonces apodado Batista), Brock Lesnar (futuro campeón en UFC) y Randy Orton (prodigio del pancracio). Cena era la pata floja de la mesa que componían los cuatro atletas y eso era fácil de detectar para los fanáticos, quienes lo vieron debutar en primera en 2003 con un personaje llamado “El Prototipo” que tenía, para decirlo de forma elegante, menos carisma que un plato de madera. Como si fuera poco, su debut fue contra el campeón de ese entonces, el medalla de oro olímpica en lucha Kurt Angle. La diferencia entre ambos era abismal.
Los comienzos de Cena no fueron sencillos, el vestuario dudaba de su capacidad en el ring y su personaje transmitía poco y nada, así que tampoco tenía el respaldo de los espectadores. Tenía todos los números para ser despedido, pero un segmento de Halloween en el que se disfrazó de rapero fue la bendición que necesitó para que su carrera despegara. “¿Puedes rapear?”, le preguntaron los creativos a Cena, quien en dicho segmento tiró las barras de su vida. A Vince McMahon, ex dueño de WWE, le gustó lo que vio y decidió darle un nuevo personaje, el “Dr. of Thuganomics”.
“Más que representar algo para la lucha profesional en general, representó mucho para una empresa, la WWE, durante las primeras dos décadas del siglo XX. Paradójicamente, aunque en ese periodo fue su principal estrella, surgió en una etapa en la cual WWE se había consolidado como marca, así que ya no necesitaba depender de estrellas específicas, pues éstas se volvieron intercambiables”, analizó Ernesto Ocampo, historiador de la UNAM y director de la revista mexicana Súper Luchas.
Si bien tuvo un impulso inicial por su nuevo personaje, no fue fácil para Cena hacerse de un nombre en medio de un elenco que estaba lleno de superestrellas. Pero sí tenía algo a su favor: que su estilo fue aceptado rápidamente por los fanáticos. Tenía un condimento muy simple, todas sus interacciones eran con rimas muy ingeniosas de su autoría. Eventualmente, este aumento de popularidad desembocó en la obtención del Campeonato WWE en WrestleMania, el máximo evento de lucha en el mundo.
Cena estaba en su apogeo. Para profundizar con su personaje de rapero, lanzó un album que llegó a ser platino (más de un millón de ventas). Y es el único músico en la historia cuya discografía sea sólo un álbum que haya alcanzado este logro. Pero no todo fue rosas para la nueva figura de WWE. Con el tiempo, los fanáticos comenzaron a cansarse de que siempre ganara contra otros favoritos. El mérito estuvo en que Cena lograba sacar lo mejor de sus oponentes a pesar de que todos pedían por su derrota. Eso elevó a luchadores como Rob Van Dam, CM Punk, Seth Rollins y Roman Reigns.
Así mantuvo su carrera durante una década, hasta que poco a poco empezó a dar sus primeros pasos en el mundo cinematográfico. De sus inicios se rescata The Marine, una producción que hizo con WWE, que sirvió para que la empresa luchística lo perfilara como un talento multifacético. Pero fue recién en 2018 cuando empezó a tener papeles más destacados como en Bumblebee. En 2021, participó en Rápidos y Furiosos 9 y el Escuadrón Suicida. En 2023, fue parte de Barbie, una de las películas más taquilleras de la historia. También tuvo una aparición en Canal 9, donde la presentadora Maby Wells le pidió que rapeara.
Naturalmente, su cada vez más atareada agenda en el mundo fílmico puso en segundo plano su carrera como luchador profesional. Así lo explicó Ernesto Ocampo: “Realmente John Cena se retiró en 2018. Desde entonces sus luchas han sido muy espaciadas, la mayoría en eventos sin TV. Antes no era apreciado porque, como ya dije, surgió en una era en la que ya no era esencial, así se entendía que funcionara como estrella aún cuando el público lo rechazaba. Y empezó a ser más apreciado desde 2019. El público siempre respeta a los veteranos”.
Tras varias idas y vueltas con WWE, Cena anunció que 2025 marcará su último año con las botas puestas. El contexto de su retiro es en medio de la transición que la empresa realizó entre las manos de Vince McMahon, con quien Cena mantiene relación a pesar de la grave denuncia por abuso sexual que pesa sobre él, y la multinacional Endeavour.
De tener que dormir en el auto y tener que pedir comida para subsistir a ser una figura respetada mundialmente, Cena logró cumplir sus metas y, más importante, logró trascender las cuerdas del ring para insertarse definitivamente en la cultura pop.