Novak Djokovic ha declarado que todo lo relacionado con su regreso a Australia ha sido positivo hasta el momento, pero el serbio sigue sin saber qué le espera en el Abierto de Australia, que se celebrará en Melbourne a finales de este mes.
El año pasado, Djokovic fue deportado en la víspera del Grand Slam de Melbourne Park por no estar vacunado contra el COVID-19 y se le impuso una prohibición de viajar al país durante tres años.
La prohibición se levantó en noviembre, y el tenista de 35 años ha recibido una calurosa bienvenida en Adelaida, donde se prepara para el Grand Slam de pista dura.
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Djokovic estuvo en el centro de una tormenta política en Melbourne el año pasado tras llegar con una exención médica, y la decisión de conceder la entrada al nueve veces campeón indignó a muchos en Australia mientras el país combatía un aumento de las infecciones.
El serbio dijo a los periodistas que no tenía ninguna expectativa sobre Melbourne.
"Ahora mi atención está aquí, en Adelaida, en intentar hacerlo bien en este torneo", dijo Djokovic a la prensa después de superar a Constant Lestienne en su primer partido de individuales desde su regreso.
"Obviamente Melbourne, Grand Slam, es diferente... tantos jugadores, tanto en el lado femenino como en el masculino."
"Estaré allí también una semana antes de mi primer partido, como hago normalmente, entrenando, acostumbrándome a la diferencia en las condiciones y a la velocidad de la pista... ya veremos. Espero que me reciban bien".
Djokovic aspira a conquistar su décima corona del Abierto de Australia, un récord que le permitiría igualar a Rafa Nadal con 22 títulos de Grand Slam.
Con información de Reuters