Carlos Alcaraz ha tomado al mundo del tenis por asalto desde que se convirtió en el número uno mundial masculino más joven tras su triunfo en el Abierto de Estados Unidos el año pasado y buscará otra victoria en Flushing Meadows para consolidar su liderazgo.
El joven de 20 años se afianzó en el primer puesto al conquistar en Wimbledon su segundo título de Grand Slam tras una épica victoria final en cinco sets sobre Novak Djokovic, convirtiéndose en el campeón más joven desde Boris Becker en 1986 y en el tercer español en ganar el título tras Manuel Santana y Rafa Nadal.
Alcaraz, que solo jugaba su segunda final de Grand Slam frente a las 35 de Djokovic, todo un récord, ofreció un espectáculo que dejó pocas dudas de que se está produciendo un cambio de guardia en el tenis masculino.
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Djokovic devolvió el golpe, sin embargo, con una actuación asombrosa en una apasionante final del Abierto de Cincinnati el pasado domingo, salvando un punto de partido y superando un calor sofocante para vencer a Alcaraz por 5-7 7-6(7) 7-6(4) y añadir más picante a una nueva rivalidad en un deporte que recientemente ha dicho adiós a Roger Federer y Serena Williams y se prepara para hacer lo mismo con Nadal.
La batalla de Alcaraz contra el experimentado serbio por el primer puesto del ránking se desarrolló en gran medida como una rivalidad a distancia a principios de año, debido a las lesiones y a la ausencia forzada de Djokovic en la gira sobre pista dura en Estados Unidos.
Cuando se enfrentaron por segunda vez en las semifinales del Abierto de Francia en junio, fue el inexperto español quien cedió ante la presión y sufrió fuertes calambres, mientras Djokovic, de 36 años, se imponía.
Ahora vuelven a estar empatados tras Wimbledon y Cincinnati, lo que crea una enorme expectación ante un posible enfrentamiento en el Abierto de Estados Unidos.
"Vamos con muchísimas ganas de volver al US Open, que es un torneo que me ha dado tanto y donde conseguí mis sueños. Tengo muchísimas ganas de jugar en frente de todo el público de Nueva York", dijo Alcaraz en Cincinnati.
"Puedes ganar y perder, nadie es invencible. Todo tipo de partido es un mundo y pueden cambiar en muchos aspectos."
"Los partidos que jugamos son muy ajustados, son muy duros."
Con información de Reuters
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