En esta época de falso esplendor las desigualdades no se disuelven con el mito de la inclusión individual en sistemas excluyentes, sino con la transformación radical de los sistemas de dominación. Ayer el fútbol internacional vivió un golpe de estado en el patio trasero de su casa. Doce equipos europeos sacaron los tanques a la calle, y la declaración de guerra crepuscular ya se encuentra sobre la mesa. En este malestar de felicidad inducida, de optimismo trágico, las bayonetas se encuentran en alto, y se abre un futuro de falta de certezas en el fútbol europeo.
En conversación con El Destape, el presidente de Futbolistas Argentinos Agremiados, Sergio Marchi, manifestó su preocupación por el proyecto. “Se están vulnerando derechos fundamentales”
Cada cierto tiempo la jauría de mastines negros neoliberales del fútbol internacional se muestran en sociedad. Ayer provocaron un gran impacto social con la presentación del proyecto de la Superliga europea...
Sin duda que lo provocaron. Esta es una guerra de ricos. Estamos en contra de un proyecto como este que invalida conceptos tan importantes como la solidaridad. Busca el enriquecimiento desmedido de unos pocos clubes sobre el resto.
Da la sensación que las partes implicadas se quieren robar el negocio...
Es que es así. Esta liga la vienen soñando desde hace tiempo sectores económicos muy identificados con el mercado. Tampoco nos reconocemos con la FIFA, ni con la UEFA. Los organismos internacionales nunca fueron muy generosos con el jugador. Su bocado jugoso es la Champions, y ahora se la quieren robar. Por eso han mostrado los dientes.
El jugador se encuentra en medio del fuego cruzado, en una situación delicada, donde puede ser privado de jugar algunas competiciones...
Por eso nos manifestamos en contra. Al jugador lo han tomado como rehén, como moneda de cambio para presionar sobre determinados acuerdos vinculantes.
¿El proyecto puede causar un efecto llamada para reproducir este modelo en el fútbol sudamericano?
Esperemos que no. Que tengamos la madurez suficiente para mantener nuestro modelo de competición, donde todo el mundo tiene las mismas oportunidades. El fútbol es inclusivo, no excluyente.
Hay años en que uno no está para nada. Hoy te comen el brazo los que antes comían de tu mano. El grupo fundador de la Superliga europea se componen de tres equipos italianos, la Juventus, el Inter, y el Milán; tres españoles, el Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid; y seis ingleses, Manchester City, Liverpool, Chelsea, Arsenal, Manchester United y Thottenham Hotspurt. El Bayer Munich, París Saint Germain, y Borussia Dormunt están a la espera de tomar una decisión. La FIFA y la UEFA han respondido con dureza al comunicado: “Los clubes participantes de la Superliga no podrán participar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo, y mundial. Sus jugadores podrían verse privados de representar a sus selecciones nacionales”
La guerra entre “multinacionales” del balón está servida. El mercado ya se encuentra con el colmillo fuera, esperando con paciencia, salivando.
La vida pasa junto a los muros de la cárcel que cada uno se ha fabricado. En esta realidad tan desafinada necesitamos un lugar donde refugiarnos, de apacible textura, donde recuperar en silencio cada uno de los paraísos perdidos.
(*) José Luis Lanao, ex jugador de Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979. Ex periodista del grupo multimedia español Vocento y Cadena COPE.