Es insólito pensar que un entrenador pueda no querer a Diego Armando Maradona dentro de su plantel. La calidad de la pierna izquierda y su habilidad, desde ya, marcaron la diferencia en cada uno de los equipos en los que jugó. Sin embargo, existió uno que no lo esperó, ni lo quiso: Udo Lattek.
La historia se remonta a Barcelona en principios de los ochenta. Pelusa llegaba al club culé después de un paso -rápido- por Boca. Los años en Argentinos Juniors ya le habían dado trascendencia internacional y su nivel ya se veía. Por eso, Diego Maradona ya tenía a gran parte del público comprado, rendido a sus pies. El Barsa apostó por él, en uno de los pases más caros de su historia pero había un problema: la personalidad del Diez no concordaba con la del entrenador alemán.
Udo Lattek nació en Prusia Oriental a mediados de 1935. Lo hizo cuatro años antes de que se declarara la segunda guerra Mundial. Su vida siempre estuvo dedicada al fútbol. Desde aquellos años en los que vivió en un campo danés de prisioneros -como no había escuela- le dedicó sus días a la pelota. A lo largo de su trayectoria, jugó en el reconocido Bayer Leverkusen y en el Osnabrück, un equipo que cayó en desgracia tras la posguerra. Sin embargo, lo más reconocido en su vida fue su trabajo como entrenador.
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Lattek era un director técnico férreo, duro. Dirigió al Bayern Munich, al Borussia Monchedgladbach -que perdió la final con Boca en la Intercontinental de 1977-, al Borussia Dortmund y, por supuesto, al Barcelona. Allí después de una larga trayectoria cayó para dirigir a uno de los principales equipos españoles. La serie “Maradona, Sueño Bendito” muestra al entrenador alemán como un hombre de mucho disciplina y muy duro con sus entrenamientos. Esto, efectivamente, fue así.
Los conflictos estaban marcados. Maradona mantenía una relación distante y, por ejemplo, Lattek hablaba del 10 de una forma despectiva. “Este chico, Diego” era uno de los comentarios que solía decir el entrenador. Incluso, un día que Diego no llegó a horario, el entrenador aprovechó la distracción del argentino y lo abandonó en el Camp Nou sin esperar que llegue al colectivo. Sin embargo, se supo que la pelea más grande fue con Bernard Schuster, su compatriota que también jugó en el Barcelona. Enojado, una vez, el jugador le dijo “borracho” y todo terminó de la peor manera.
Ese año, con Diego Maradona afuera por hepatitis, el Barcelona perdió la Liga y, finalmente, fue eyectado de la silla de entrenador para que llegara César Luis Menotti. No obstante, Lattek se fue al Bayern Munich, donde todo había comenzado. A lo largo de su trayectoria ganó catorce títulos entre los que hay una copa de Europa, en 1973.