Puerto Rico es un pueblo de Misiones que tiene menos de 20 mil habitantes. Todos se conocen, y todos saben que Martín Antúnez, uno de los niños del lugar, tiene mucho potencial como jugador de fútbol. Lo saben los que lo ven patear la pelota y también los otros nenes que juegan con él. Sin embargo, Martín nota poco a poco que los otros chicos tienen algo que él no: crecen. Físicamente se hacen cada vez más altos, y él se queda poco a poco atrás.
Este golpe de realidad hace que Martín abandone su sueño de jugar en primera, pero nunca deja el divertimento de patear la pelota como lo hacía en las calles coloradas de Puerto Rico. De grande, el jugador la descose en torneos de futsal, y un día sus habilidades son vistas por Facundo Rojas, otro jugador de talla baja con el sueño de armar una selección nacional.
“Se me vuelve a encender esa chispa por el fútbol”, cuenta Martín Antúnez en diálogo con El Destape y agrega: “Ahí empezamos a trabajar en lo deportivo, pero también en la inclusión, en esa lucha contra la discriminación y la burla, para que las personas de talla baja verdaderamente ocupemos los lugares que nos merecemos”.
Con la ilusión renovada, Martín viaja a Buenos Aires con Rojas y empieza a participar de amistosos con la camiseta celeste y blanca. Juega triangulares con otras selecciones de Latinoamérica y, en 2018, se presenta la oportunidad de jugar la primera Copa América con el aditivo extra que es de local. Participan diez equipos y Argentina logra llegar a la final contra Paraguay. Desafortunadamente no alcanza, los jugadores paraguayos demuestran una mejor versatilidad en la cancha y ganan 3 a 0.
“En el 2018 se hizo un clic. Empezamos a trabajar de otra manera todo lo que es el cuerpo técnico, las tácticas y la formación. También incluimos la parte psicológica y fuimos trabajando para adentro del grupo. Primero para poder consolidarnos como unidad y después para ir demostrando nuestra mejora dentro de la cancha”, reflexiona Martín, que ya en ese año empieza a posicionarse como uno de los cracks a seguir.
Todo el trabajo comienza a rendir sus frutos y cuatro años después Argentina tiene revancha en la Copa América que se realiza en Lima, Perú. Ahora son doce las selecciones participantes, y Argentina demuestra su nivel con un 6 a 2 contra Ecuador seguido de un 5 a 1 contra México para clasificar a los cuartos de final, en el que el equipo rioplatense derrota a Brasil 3 a 1. Después, la albiceleste se las vuelve a ver con México en semifinales y cruza el rubicón tras un 7 a 0 contundente.
Una vez más, Argentina llega a la final y el rival en la cancha es, otra vez, Paraguay. En esta ocasión, el resultado se revierte, y la selección nacional albiceleste logra llevarse la copa tras un espectacular 5 a 0. “Nos sacamos la espina”, describe Antúnez.
Lo que sigue es una historia conocida. Argentina organiza el mundial y le gana a Paraguay, ya a estas alturas su clásico, pero de forma poco usual. Tras irse al entretiempo con una victoria de 3 a 1, los guaraníes sostienen que son perjudicados por el arbitraje y deciden no salir a disputar el segundo tiempo. Argentina gana por abandono. Se trata de la culminación agridulce de un proceso futbolístico de años hecho a puro pulmón. “Es un llamado de atención para nuestra propia federación para que siga trabajando y que estas cosas no se vuelvan a repetir. Tiene que haber un marco legal donde se contemple todas estas cuestiones. La verdad es que nunca vamos a naturalizar los actos de violencia como salida. Hay que seguir trabajando dentro de la Selección Argentina, pero también en todas las federaciones”, reflexionó Antúnez.
Con la victoria de Las Murciélagas en el primer mundial para ciegas y el triunfo de los talla baja, el deporte adaptado argentino muestra un gran nivel, pero Antúnez señala que “no es sinónimo de que estén todas las condiciones dadas para vivir de eso”. “ Desde el fútbol talla baja venimos trabajando de manera conjunta con diferentes instituciones, haciendo actividades para poder solventar cada una de nuestras competencias al igual que otros deportes adaptados”, agregó.
Además, si bien los triunfos mundialistas pusieron el reflector sobre el deporte adaptado, el cambio de gobierno presenta un panorama abundante en dudas para el futuro de los atletas. Antúnez, próximo a recibirse de licenciado en trabajo social, sabe que se viene un desafío grande. “Hay que ver también el tipo de financiamiento y de interés que le dan a los deportes y más exclusivamente a los deportes adaptados. Así que también hay que ver el acompañamiento que dan desde el Estado, que también es sumamente importante para las instituciones como la nuestra que tienen mucho que transitar para poder consolidarse”.
El 2024 está lleno de incertidumbres, pero Martín Antúnez, que pateaba la pelota en las calles coloradas de Puerto Rico, sabe que encara el año con una: que gracias a él y otros grandes jugadores, ellos también pudieron cumplir el sueño de gritar campeones del mundo.