Lionel Messi tendrá este sábado su última función con el París Saint Germain, tal como lo proclamó su entrenador pero una decisión que se vislumbraba desde hacía varias semanas. La aventura que comenzó con una ciudad revolucionada, luego de dos años el mejor jugador del mundo se despide campeón de un club que, sobre el final, pretendió arrastrarlo al lodo de lo que retrata su historia.
El 11 de agosto de 2021, solo seis días después que Joan Laporta, presidente del Barcelona, rompiera el pacto de renovación para la continuidad del capitán argentino en el "Blaugrana", Messi fue presentado ante una multitud en las calles de París, a los pies del estadio Parque los Príncipes, su nueva casa. La movida cerraba desde todas las aristas: tener al mejor futbolista de todos en el plantel para conquistar Europa, con el plus de obtener ganacias económicas previstas en 700 millones de euros por temporada.
Nasser Al-Khelaïfi, empresario qatarí y dueño del PSG, fue el único que acompañó a Messi en el escenario improvisado a metros de la tienda de ropa del club y quien se colgó la medalla ante la llegada del Messías, al que convenció con un proyecto superador desde lo econímico pero, ante todo, desde lo deportivo. Neymar y Kylian Mbappé fueron los anzuelos para captar el deseo voraz de Messi de volver a pelear por la Champions League, figuras que hablaran su mismo idioma futbolístico y que le dieran argumentos a su ilusión.
Si existía un lugar que pudiera cobijar su excilio de Barcelona en aquel momento, el club indicado parecía PSG. No solo por la presencia de su amigo Neymar, sino porque, además, el entrenador del equipo era Mauricio Pochettino, santafesino como él y también surgido de esa usina de cracks que es Newell's Old Boys. La temporada comenzó, con todos los abonos de las gradas agotados para ver al que usaría la camiseta 30, y con un equipo que prometía mostrar un fútbol de alto vuelo por cómo estaba conformado.
El cruce con Real Madrid: el primer golpe
Con un buen inicio desde lo númerico en la Ligue 1, donde al equipo de París le alcanzaba con la dimensión de sus figuras pero sin lucir desde lo colectivo, el PSG avanzó a los octavos de final de Champions y el sorteo señaló que debían enfrentar al "cuco", Real Madrid. Aunque hasta entonces los madridistas no habían demostrado su mejor versión, el equipo explotó ante los franceses y dio vuelta una serie digna de los clubes hechos para cosas grandes: tras ir por detrás 2 a 0 en el global, Karim Benzema se colocó la capa de sperhéroe, marcó tres tantos en pocos minutos y le dio un golpe fatal a Messi y compañía.
La eliminación del máximo objetivo que tenía la institución para la temporada 2021/2022 fue el primer detonante del quiebre del amor de los hinchas hacia Messi. Al regreso de Madrid, en el primer encuentro de local por la Ligue 1, los hinchas silbaron cuando la voz del estadio nombró al mejor del mundo. La escena no quedó no ahí, también se replicaron los abucheos durante los 90 minutos ante el Bordeaux ,y retrató la poca resiliencia de un club acostumbrado a pedir más de lo que su escasa historia marca a nivel internacional.
A pesar del enojo del público y de colgar banderas al revés en cada partido a modo de protesta hacia el plantel, el rosarino siguió desplegando su calidad. En el torneo local, "Leo" fue clave para alzar el título y continuar sentando las bases de la hegemonía: en 34 encuentros, el rosarino marcó 11 goles y brindó 14 asistencias. Pero la frustración de Madrid fue tan decisiva que no le alcanzó a Pochettino para mantenerse en el cargo y fue expulsado por el dirigente qatarí. No solo él pagó los platos rotos, ya que, además, hubo un cambio en la secretaría técnica y en el Manager.
La segunda temporada: errores de conformación, golpe decisivo y final
Con la asunción de Cristoph Galtier, que llegaba como el DT señalado para resurgir a un equipo en ruinas tras su exitosa etapa en Lille y una corta estadía en Niza, soplaron nuevos aires. Con la llegada de cinco refuerzos, el foco se puso, una vez más, en la Champions League, el torneo que se convirtió en una obsesión. Con un aliciente: Mbappé, el mejor pago del plantel, le pegó un portazo al Real Madrid y decidió renovar contrato cuando su salida parecía un hecho. Una notcia que tranquilizó al propio rosarino en su afán de luchar por cosas importantes.
Más allá de una nueva campaña en el torneo francés donde el equipo de Galtier dominó desde el principio, en Champions volvió a tener una pálida imagen y se quedó afuera antes de lo imaginado. Bayern Munich, otro gigante de Europa, fue el rival en octavos de final y lo barrió fácilmente de la llave: tras perder 1 a 0 de local, los alemanes redujeron a Messi y Mbappé y decretaron el final de local en el Allianz Arena. El karma volvía a aparecer y no sin el castigo del público.
Como lo ocurrido el año anterior, en el primer cotejo de local en el Parque de los Príncipes, parte de la cancha volvió a silbar a Messi frente al Ajaccio. Sin reparar en la mala conformación del plantel y la nula astucia del entrenador para enfrentar al Bayern, los hinchas hicieron responsable de la caída al crack de la Selección Argentina, que para ese entonces ya había logrado su máximo sueño: ser campeón del mundo con Argentina en Qatar 2022.
Con los rumores de una posible renovación de un año más, las semanas fueron pasando y no hubo novedades al respecto. Pero el hecho que marcaría que Messi ya había tomado la decisión de no continuar se dio a comienzos de mayo. La dirigencia del PSG decidió multar a Messi por haber faltado a un entrenamiento sin supuesto aviso y hasta lo puso entre la espada y la pared para explicar, a través de un video, la situación y hasta pedir disculpas por lo sucedido. ya no habúa vuelta atrás. El Messi que se reveló y sublevó en Qatar meses antes, decidió no jugar ese papel en Francia. Una causa que ya era perdida.
En la recta final del campeonato local, PSG consiguió una racha de victorias que le permitió sacar una diferencia practicamente indescontable. A falta de dos fechas para la finalización, "Leo" fue figura y e hizo el gol del empate ante el Straburgo que le terminó dando el título al club parisino. Sin más para ofrecer en un club que no lo valoró como merecía, los números del mejor jugador son elocuentes: marcó 32 tantos y dio 34 asistencias en 74 partidos, influyendo así, en casi todas las veces que se puso la camiseta. Quedará una noche más para que los franceses puedan observar al mejor futbolista de esta y muchas eras, luego podrán seguir dedicándose a los perfumes, como bien lo saben hacer.