La Selección que salva a los que vendieron el fútbol

El equipo argentino volvió a salir campeón y, con su juego, salvó a aquellos que quieren solo hacer dinero con el deporte.

15 de julio, 2024 | 09.34

Lujosa en Qatar, guerrera en Estados Unidos, la mejor selección argentina de todos los tiempos es un homenaje al fútbol, una salvación para los que han decidido vender la pelota al puro circo. 
La combinación a los 110 minutos, segunda parte del tiempo extra, de Leandro Paredes en el quite, Giovanni Lo Celso en la asistencia exquisita y Lautaro Martínez en el gol (los tres cambios del DT Lionel Scaloni) dio a la selección una conquista merecida, porque Colombia había sido mejor a lo largo del torneo, pero Argentina fue superior en la final, especialmente a partir del segundo tiempo. 

Cuando Leo Messi se fue lesionado y llorando a los 63 minutos, fue inevitable el recuerdo de sus mismas lágrimas de la otra Copa América (2016) que la selección había perdido en Estados Unidos, el país en el que treinta años antes nos habían “cortado las piernas”.   Pero terminamos celebrando al final acá en el Obelisco y en Miami con la música maradoneana de “Life is life” en el Hard Rock Stadium, escenario en la previa de uno de los peores bochornos en la era moderna del fútbol, responsabilidad directa que la Conmebol pretende trasladar ahora al anfitrión Estados Unidos. 

Shockeado un día antes por el intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump, Estados Unidos casi ni advirtió el desastre. Si el sábado había permitido que un lunático armado llegara a 150 metros de Trump, poco le habrá importado dejar que miles de hinchas sin boleto (casi todos colombianos) llegaran hasta las puertas del mismísimo ingreso, un cuello de botella con rejas cerradas que se tradujo en niños y mayores llorando, asfixiados, sacados muchos en camilla, después de pagar miles de dólares por su asiento, que finalmente fue ocupado por algún colado. 

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

“Salimos a jugar después de tener a jugadores parados una hora afuera del estadio a ver cómo llegaban sus familiares”, contó luego el propio Scaloni (que dio una nueva lección, anulando al ataque más temible de la Copa América, juego aéreo incluído).   “Difícil encontrar un torneo que le haya dado tanto la espalda al fútbol. La Conmebol entregó el fútbol”. ¡Qué espanto todo!”, expresó durante la trasmisión de TyC Sports Ariel Senosiaín, haciendo recordar que todavía hay periodismo posible dentro del circo. 

Lo dijo después de Shakira, que cobró 2 millones de dólares por su show de siete minutos, en un entretiempo que duró 25, la última concesión de la Conmebol a Estados Unidos, el país que organizó todo el torneo en sus estadios-shopping de football americano, de césped y medidas antirreglamentarias para el fútbol. 

Escribí días atrás sobre una entrevista reciente en The Athletic a Noel Gallagher, líder de Oasis, preocupado porque diez de los veinte clubes de la Premier League inglesa ya estaban en manos de propietarios de Estados Unidos y que el fútbol, decía el músico, será definitivamente arruinado cuando lleguen a la mayoría de catorce e impongan sus propias reglas. 

Las impusieron en esta Copa América. Lo denunció con una contundencia única Marcelo Bielsa, el DT de Uruguay que no habló solo después de perder, como le cuestionaron algunos. A los pocos días de iniciado el torneo ya había avisado que “el fútbol es de propiedad popular”. Su furia posterior fue una de las mejores defensas de la pelota.  Es cierto, hace solo dos años también hubo un ingreso caótico en una final de Champions en París, pero las escenas de Miami lo superaron por lejos. Y la FIFA, si tenía dudas, ya está avisada sobre qué podrá suceder en el Mundial 2026, que además tendrá a 48 selecciones y una platea mucho más global. 

Escenario excesivamente generoso (bien lo sabe el presidente paraguayo de la Conmebol, Alejandro Domínguez), el fútbol también desnuda todo: horas antes una Europa sacudida por el avance de una ultraderecha xenófoba y antiinmigrante, había celebrado una final de Eurocopa en Berlín que fue dominada justamente por hijos de los expulsados del sistema, padres como los del crack español Nico Williams, que escaparon de la miseria caminando  descalzos por el Sahara.  

El que luego quedó desnudo fue Estados Unidos, incapaz de organizar un torneo centenario, hoy vendido por burócratas que luego sonríen entregando trofeos en el podio, sin siquiera disculparse por el desastre. 

Saben aprovechar como nadie el fútbol y el compromiso de una selección argentina que sigue  escribiendo historia, no solo por Messi o Angel Di María en su retiro dorado, sino también por figuras de la talla de Dibu Martínez, Cuti Romero, Lisandro y Lautaro Martínez y Rodrigo De Paul, los puntos más altos en la coronación de Miami. En el país del soccer.