La Selección Argentina ya pasó uno de los momentos más tensos de la Copa del Mundo. Después del debut fallido ante Arabia Saudita, el equipo de Lionel Scaloni revivió ante México y consiguió una victoria que lo revitalizó. Sin embargo, lejos de estar clasificado, el conjunto albiceleste tiene un partido crucial ante Polonia, en el que tiene que ganarse el pase a octavos de final.
En medio de la algarabía que se vive en Argentina por la victoria ante México, el grupo de futbolistas es consciente que el encuentro ante Polonia es una final. Ya no queda más crédito y los encuentros se tienen que jugar como si ya fuese una situación de play-off. Tanto Lionel Messi como Alejandro Gómez lo han dicho en diferentes ocasiones. En este contexto, hay buenas noticias que, principalmente, pasan por las sensaciones. En el primer tiempo ante México se vio un equipo timorato, previsible y que, sobre todo, tenía algunas dudas con respecto a cómo atacar. Si bien estaba mucho más ordenado y luchador que en el segundo tiempo ante Arabia Saudita, los traslados eran lentos productos de la tensión.
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La inyección de confianza, por supuesto, llegó con el gol de Lionel Messi. Como si se hubiesen acordado de de lo que valen, la Selección Nacional fue otra cuando entró esa pelota. No obstante, la obra y gracia del crack argentino no estuvo sola. En el entretiempo del partido ante México, Scaloni metió mano y mucha: sacó a Gonzalo Montiel, que tuvo un buen partido, puso a Enzo Fernández por Guido Rodríguez -que también tuvo un aceptable encuentro- y a Julián Álvarez por Lautaro Martínez. Al cambio de esquema inicial en el encuentro le sumó, además, varios pequeños ajustes durante el partido. Desde mediocampista central mucho más posicional -Guido Rodríguez- a un mediocampista central sin tanto corte pero más adelantado -Enzo Fernández-.
Las variaciones que hizo Lionel Scaloni durante el encuentro abren diversos interrogantes. ¿Cuál será el equipo que enfrentará a Polonia?
El plan Polonia será con el once que arrancó ante México o, en todo caso, asumirá las posiciones que entraron en el segundo tiempo. Hay un dato que es clave. El conjunto europeo, a diferencia de lo que ocurrió con el equipo del Tata Martino o Arabia Saudita, decide no disputar la pelota en el mediocampo. Gusta de "saltar líneas" para sus delanteros. Principalmente para su "amo y señor", Robert Lewandoski. Pelotazo largo a las espaldas del mediocampista y, en todo caso, como el viejo fútbol "buscar la segunda pelota". Es decir, los rebotes que el nueve grandote pueda dejar libres. Ante esta jugada es importante tener un "mediocampista central" mucho más pegado a la línea de los defensores.
Las dudas, en este momento, son de Scaloni. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió tras el primer partido, ahora no hay interrogantes sobre las reacciones. Ahora, el equipo volvió a ser eso: un equipo.
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