La expansión del Futsal: un crecimiento apuntalado por los títulos y los clubes de barrio

El futsal argentino volvió a estar en lo más alto de una competencia internacional. El valor de los clubes de barrio en un deporte que no para de crecer.

13 de febrero, 2022 | 00.50

A lo largo de su historia, el deporte argentino tiene la fortuna de poder enorgullecerse en diferentes aspectos. Uno de ellos es la competitividad en todos los deportes por equipo. Desde el hockey hasta el fútbol once, varias selecciones nacionales aparecen como parte de una elite en diferentes disciplinas. Desde hace casi una década, el Futsal se sumó a ese selecto grupo.

La Selección Argentina de Futsal no tiene apodo, pero ya tiene un nombre propio. Lo forjó a base de títulos. Esta generación de jugadores se quedó con el Mundial de Colombia 2016 y, en 2021, quedó en las puertas del bicampeonato mundial tras perder en la final contra Portugal. En esta década, además, ganó dos Copas América -una en 2015- y la otra el último fin de semana en Paraguay. El reconocimiento por esos triunfos es continuo y se fortalece día a día. En este punto, además, también la identificación existe por otro detalle, el Futsal es lo más parecido al deporte que más se practica en Argentina. El fútbol cinco, "el baby" o, directamente, el fútbol en espacios reducidos es una habitualidad en cualquier futbolero o futbolera.

Un partido con amigos, desde ya, lejos está de ser Futsal. Pero es lo más cercano que tiene cualquier jugador amateur -o menos que amateur- que se junta a patear una pelota. Y no solo en adultos. El "Baby fútbol" es la puerta de entrada al fútbol, tanto convencional de once, como el futsal. Y ahí aparece una institución que es fundamental: el club de barrio. Todos los jugadores de la Selección Argentina de Futsal se forjaron en clubes de barrio y saltaron a Europa donde juega la mayoría de ellos. Hoy, en Primera de Futsal, hay equipos que no tiene representación en el "fútbol convencional" pero que dan un paso adelante en el Futsal. Desde 17 de Agosto hasta su clásico rival Pinocho son clubes que no tienen representación en el fútbol "convencional" pero que dan un paso adelante en el Futsal y, por supuesto, tienen una base fundamental en el rol social que cumplen. Son instituciones barriales. 

En el complejo esquema del Futsal, actualmente hay 120 clubes que juegan en el Futsal Metropolitano -en diferentes categorías- y otros 35 que lo hacen en el Futsal femenino. Las divisiones, en este caso, son cuatro categorías para el futsal masculino y dos para el de mujeres. También, a esto, hay que sumarle que hay aproximadamente 35 ligas del interior inscriptas en la "Liga Nacional" -el otro torneo de importancia que se juega en el país" y que, de alguna manera, aglutina a todos los equipos. Un torneo "federal".  En charla con El Destape, el periodista director del portal Pasión Futsal, Diego Provenzano,  sostiene en un cálculo rápido que son "aproximadamente 300 o 400 clubes" en donde se hace Futsal en el interior del país.

A todas estas miles de personas que juegan este deporte, además, hay que sumarle a otros clubes de barrio que son el primer acercamiento para los chicos con la pelota. Y que también hacen fútbol en espacios reducidos. Si bien, no tiene nada que ver con la organización del Futsal, solo en el Área Metropolitana existen clubes de "FAFI, FEFI y Liga Infantil" que son, básicamente, clubes de "baby fútbol", donde un chico tiene la iniciación. Al respecto, Provenzano indicó: "Generalmente la edad fin de Baby es después de los 12 y ahí medio que se corta. Entonces, muchos que quieren seguir jugando tienen que elegir entre Futsal y Fútbol convencional. Cada vez son más los que eligen seguir las divisiones inferiores". 

En este punto, existe una salvedad. Históricamente, una situación común era que la mayoría de los futbolistas que elegían el fútbol de salón lo hacían como una "segunda opción" tras quedar fuera de la cancha de once. Uno de ellos fue Mauro Taffarel. "Yo soy de una generación que no conoció el Futsal hasta que lo jugó. Lo arranqué como hobby en 2002, me anoté en un club, se me fueron abriendo puertas y ahí seguí. Pero yo jugaba fútbol convencional, se dio una situación que en ese equipo en el que yo estaba no entrenaba por el DT, estaba terminando el secundario y en lo otro me fue bien y rápido. Entonces mi elección fue fácil", recuerda en charla con El Destape. 

Taffarel es profesor de Educación Física, debutó en Primera División de Futsal en 2002 y todavía sigue jugando. En 2015, con la Selección Argentina, se quedó con la Copa América. Es uno de los campeones de esta camada. "Yo siento que la Liga y todo empezó a cambiar cuando llegó Diego Giustozzi -ex DT argentino- en 2014. Cambió mi cabeza, la de mis compañeros y lo trasladó a la liga. Ahora es mucho más competitiva". Sin embargo, a diferencia de lo que fue su historia, el ex jugador de la Selección apuntó: "Ahora la situación es diferente. Están llegando chicos que hicieron todas las inferiores en Futsal, que eligen futsal. Antes eran jugadores que quedaban, ahora hay una camada grande de chicos que están debutando que hicieron el recorrido de inferiores íntegramente en este tipo de cancha". 

Desde ya, el salto al fútbol convencional es una de las búsquedas de la mayoría de los chicos, pero cada vez más el Futsal aparece como un contenedor de chicos que quedan sin competencia después del "baby fútbol". En este sentido, Taffarel indicó: "Hay que estar agradecidos a los clubes de barrio, la enseñanza y las herramientas son fundamentales. Por lo social y lo contenedor". Con respecto al crecimiento y la influencia del deporte, añadió: "Con el Futsal pasa que con la cantidad de ligas que hay, agarra a los chicos que se le terminó el "baby" y quizás no pueden jugar en once o que no quieren hacerlo tan competitivamente. El futsal agarró a todos esos chicos que tenían ganas de seguir jugando".  

Por otro lado, más allá de ese rol de contención, ya existe un grupo de jugadores que pueden jugar cobrando un sueldo similar al de un futbolista de "Primera C" de las medidas tradicionales.  No obstante, ante este crecimiento exponencial de jugadores y títulos, también existen reclamos como, por ejemplo, la necesidad de mejorar la infraestructura. Y, por supuesto, una mayor federalización del deporte.  Las facilidades de, por ejemplo, un estadio cerrado hacen que se pueda desarrollar en lugares fríos o que no están en condiciones de practicar de lunes a viernes bajo el rayo del sol por las intensas temperaturas. Así, con un equipo campeón, existe la posibilidad de seguir creciendo.