En la primera semana de la Copa del Mundo de Nueva Zelanda y Australia, la Selección Argentina mostró cosas que nunca había demostrado en un Mundial femenino. Estuvo a menos de diez minutos de rescatarle un empate a la poderosa Italia y, luego de estar abajo 0-2 en el marcador, levantó un partidazo contra Sudáfrica. Metió dos goles y la sensación que quedó es que, si tenía cinco minutos más, ese partido se podía dar vuelta.
Desde que comenzó la Copa del Mundo, la mejor jugadora del equipo, la guía y, sobre todo, la referencia, Estefanía Banini dejó en claro cuál es la principal diferencia con el resto de las ediciones. En una de las tantas entrevistas previo al partido con Sudáfrica, la jugadora argentina aseguró que, en este Mundial, ya se notan avances. El principal es, con sus textuales palabras, ahora "la Selección propone algo, un juego". El equipo argentino, con sus armas, sale a competir, a planificar y a tratar de lastimar. Si bien la propia Banini también sostuvo que el "objetivo es hacer crecer a la Selección" para las "próximas generaciones" lo cierto es que ya hay una competencia de igual a igual.
Es el segundo mundial consecutivo que juega la Selección Argentina de Fútbol Femenino. Si bien había sido parte de otros mundiales en la década pasada tuvo un parate de varios años y retornó en 2019. Uno de los objetivos, el de mantenerse dentro de esa elite, se mantuvo. El otro tiene que ver con el juego y ser competitivas. En este sentido, la importancia de este torneo marcó que, por ejemplo, la Tv Pública en el último partido ante Sudáfrica tuvo picos de 12 puntos de rating y ahí radica un rol clave: que otras chicas vean a mujeres jugar.
Una de las futbolistas citadas por Germán Portanova para el Mundial de Nueva Zelanda y Australia es Camila Gómez Ares. En una columna exclusiva para El Destape, la jugadora habló de esta situación y escribió: "En el colegio no jugaba ninguna. No podía ver la tele y decir "che, mirá. Está Marta jugando". O lo que sea, no podía prender la tele y saber había mujeres que jugaban o, incluso, que había un Mundial. El primero, creo, que fue en 1991 y no era tan tradicional ni cuando yo nací, en el 94. Entonces el objetivo nunca fue "jugar un Mundial" y ahora parece diferente porque en la tele hay mujeres jugando. Quizás hay chicas que tienen como ídolas a algunas de nosotras, o de alguna otra selección o de otro país. Pero ya saben que hay chicas, que pueden ser un ejemplo o de mínima saben que hay otra mujer jugando en la tele".
Esto cambió. Ahora, en la televisión, hay mujeres jugando al fútbol pero esto no podría haberse dado sin los pasos previos. En 2019, con la semiprofesionalización del fútbol femenino en Argentina y, desde ya, la Copa del Mundo que jugó el equipo fue un paso gigante para que las chicas que quieran jugar se animen. Esto empezó, lentamente, a formar una red de contención en las instituciones, los clubes de Argentina en AFA empezaron a armar -en muchos casos a regañadientes- equipos femeninos y en otros clubes formadores se empezó a tener al fútbol femenino como una salida más.
Esta red de contención, por otro lado, tuvo otro empuje más que tiene que ver con el triunfo de la Selección Masculina en el Mundial de Qatar 2022. A diferencia de otros grandes títulos del equipo de varones, esta vez las chicas no se quedaron afuera de la algarabía. Esta vez, las nenas también fueron protagonistas y ese 19 de diciembre -un día después de la coronación- las calles también estaban inundadas de nenas con camisetas de Messi, del Dibu Martínez y de otros tantos jugadores, pero con la gran diferencia que -en este momento- existió una multiplicidad de opciones para recibir a todas aquellas nenas que querían jugar. En una columna anterior en El Destape, este medio habló con Demian Krynski es coordinador de Fútbol Queens, una escuela de fútbol dedicada -especialmente- al fútbol femenino. "Sabíamos lo que íbamos a ver. Pero no nos imaginábamos tanto. Después del mundial explotó la cantidad de chicas que quisieron jugar al fútbol. Tenemos un comienzo récord, casi un 50% de inicio por encima del año pasado. No tenemos récord de chicas que participan en la escuelita, pero si de inscripción".
Es decir, el trabajo de las jugadoras de fútbol llevó a todas las nenas que quieran jugar, ahora, tengan espacios. El trabajo silencioso y militante del fútbol femenino abrió lugares, potreros y personas dispuestas a acompañarlas. Ahora con ellas en la cancha, se convirtieron en referentes de miles de nenas que quieren patear una pelota y que se pueden imaginar jugando un Mundial porque sus ídolas ya lo hicieron.