"Somos una mierda", "El mundo nos odia". Los mensajes están ahí, los podemos escuchar y leer a diario. En una oficina, en un bar, en la calle o en redes sociales. La autoestigmatización, que nace en las esferas más altas del Poder con clara intención de generar una percepción negativa, cala hondo. Si el intento por demonizarnos por parte de medios de comunicación argentinos es violento y potente, algunos sectores de la prensa europea hacen lo suyo con una supuesta superioridad moral con la que intentan disciplinarnos. Sin embargo, lejos de ser una realidad, hay sobradas muestras para creer que, hasta en lugares recónditos y exóticos para nuestras costumbres, el mundo nos apoya y nos quiere. Y el fútbol tiene mucho que ver.
El exentrenador italiano Arrigo Sacchi, ganador de varios títulos europeos en la década del 90', popularizó la frase "el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes de la vida". Sin entrar en polémicas con Arrigo, el fútbol es la vida misma. Nos lleva a vivir una infancia eterna, un contínuo loop de recuerdos que no se pierden, se transforman. Y en días en que tenemos las emociones a flor de piel porque la Selección Argentina nos da esperanza y alegrías, el mundo nos recuerda que no nos odia y que celebra a la par nuestra pasión. Desde Japón, pasando por India y Bangladesh, Ni hablar en Napoles, hasta las venas latinoamericanas de Panamá y Bolivia, nuestra identidad futbolera se reproduce a fuego donde sea.
El amor por Argentina en el mundo
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Isamu Kato tiene 35 años, "como Lionel Messi" -reconoce, con una sonrisa, a El Destape-. Vive en Saitama, ciudad al norte de Tokio, pero los 20.000 kilómetros de distancia no pudieron ocultar su amor por nuestro fútbol, y se hizo famoso por viajar desde allí a nuestra tierra en varias oportunidades. "Cuando vino la selección de futsal a Japón el 2018 fui a alentarlos. Aunque soy japonés, banco mucho a la Selección Argentina, los hinchas son muy locos y no se compara con otros. Argentina me cambió la vida y tengo muchos amigos allí", dice Isamu, en un español claro, el mismo que perfeccionó en El Barwa, compartiendo asados y bailes en el barrio que los argentinos coparon en Doha.
El Monstruo Celeste. A priori puede sonar como una película de terror, pero es el nombre elegido por un grupo de 85 fanáticos de Guararé, una localidad de Los Santos, provincia de Panamá, para alentar a la Selección Argentina. Uno de ellos es José Amador, de 47 años, quien conoció al seleccionado por Diego Maradona en el Mundial de México 1986 y nunca más se pudo separar. "Yo veía ese Mundial con mi hermano mayor. Me puse a ver el partido contra Inglaterra y me quedó marcado para toda la vida. Con el correr de los años, seguí a Argentina y con amigos creamos El Monstruo Celeste en el Mundial de Sudáfrica 2010: a partir de allí, hicimos una bandera y en cada Mundial salimos antes de los partidos con bombos y trompetas a alentar en las calles de de nuestra ciudad", dice José, no sin antes finalizar con un "elijo creer".
La imagen impacta. Conmueve. En India, uno de los tantos países que demostraron su amor hacia el seleccionado de Lionel Scaloni, llegan a reunirse hasta 20.000 personas para ver a Argentina en una pantalla gigante durante la madrugada. En Kerala, un Estado del sur indio, a casi 16.000 kilómetros de distancia de Argentina, se encuentra Abhishek Boby, un chico de 22 años que, desde que empezó el Mundial, se hizo famoso en Twitter por trasmitir el amor de sus compatriotas por Argentina, a quien consideran como su seleccionado nacional de fútbol.
"Amamos y admiramos su pasión y amor hacia este hermoso juego. Siempre nos encantó la forma en que ha jugado la selección Argentina, su estilo, su compromiso. Argentina siempre estará cerca de nuestro corazón, ustedes son como nuestros hermanos y hermanas. Dos lugares en dos extremos del mundo unidos por el fútbol", comenta a El Destape Abhishek, que reúne a su familia cada vez que juega el seleccionado argentino.
Más cerca de nuestras latitudes, en Bolivia los lazos son conocidos e inquebrantables. Pero el fútbol, una vez más, es la llama que nos acerca aún más. "Para mi la Selección Argentina significa el escape y el goce de muchos países que no tienen jugadores de esa calidad -dice Álvaro Montoya, de Cochabamba-, y por ende, no tienen posibilidades de jugar o ganar un mundial. En mi caso, hace mucho que Bolivia no juega un mundial. Pero además de eso, siento que tiene un misticismo único, un poder producto de la fuerte influencia que tiene el fútbol en los argentinos. Sin duda es más que solo una selección. Yo diría que son los mejores hinchas del mundo, cuando se trata de cantar y hacer "quilombo". De crear canciones y estar siempre alentando".
Estos mensajes y demostraciones de amor, también están ahí. En cada aliento y grito por la selección Argentina que se hace viral. Y si en momentos donde el páis es un puño apretado, que el mundo quiera a Argentina es la historia que nos faltaba para elegir creer.