El Club Atlético Calchín (CAC) celebra el torneo Futuras Estrellitas. Se trata de un certamen veraniego en el cual las jóvenes promesas del club se lucen ante los hinchas. Mientras todos miran a los niños destacarse, en búsqueda de cumplir sus sueños, hay un nene de dos años que, al costado de la cancha, agarra una pelota y se pone a jugar. La pelota es tan grande que le llega al ombligo, pero su destreza llama la atención de todos los que lo observan. El hijo menor de Gustavo “Pululo” y Mariana tiene potencial, pero ninguno imagina que veinte años después ese chiquito, Julián, ganará el mundial con la Selección Argentina, y tampoco que el estadio en donde se desarrolla la copa Futuras Estrellitas llevará su nombre.
El dato más popular y repetido hasta el hartazgo de Calchín es que allí viven 3500 habitantes. Pero es que es imposible dejarlo de lado porque justamente ahí radica su épica. Se trata de un pueblo que no sólo fue la cuna de Álvarez, sino que también fue semillero de José Luis Rolfo y Germán Martelotto, dos cracks que también vistieron la camiseta albiceleste. Pero el CAC, único club que hay en Calchín, no sólo destaca por los atletas de élite que cultiva, sino que deja su marca gracias al rol vital que cumple a la hora de unir a la comunidad. “El CAC para mí es una parte de mi vida, como hincha, como jugador y como dirigente. Estando lejos o cerca toda mi vida, en algo del día a día, fue una parte de mi. Me ayudó mucho a formarme como persona”, cuenta Claudio Gorgerino, ex intendente de Calchín y titular de la Subcomisión de Fútbol de Mayores del CAC.
Como Álvarez, Rolfo, Martelotto y muchos habitantes de Calchín, Gorgerino jugó en el CAC, y la influencia que tuvo el club en él sigue latente hasta hoy. El ex intendente debutó en 1982 y colgó los botines en 2004. “No pude ganar nada”, cuenta entre risas y destaca la manera en la cual el pueblo pequeño, pero bullicioso, vive los partidos en el Estadio Julián Álvarez: “Los partidos se viven de una manera apasionada, los hinchas (todo el pueblo) van a la cancha a disfrutar, a gritar y a desenchufarse. Aunque haga mucho frío la gente va a alentar. Tenemos a los que están de acuerdo con lo que se hace y los que critican, pero en el fondo es muy apasionado todo”.
Sin embargo, de los miles de partidos que se jugaron en el CAC, los de Álvarez son de los más especiales. “Cuando Julián jugaba era distinto, la gente venía a ver a la arañita de Calchin. Era el chiquito que hacía muchos goles. No me imaginaba que iba a llegar tan lejos, pero los habitantes sabíamos que tenía el potencial para hacerlo”, rememora Gorgerino.
Hugo Caballero es conductor de Radio Calchín y es, en esencia, la enciclopedia del pueblo. Tiene muchos recuerdos de Julián con la camiseta del CAC, y actualmente se encarga de reproducir los partidos del ídolo de la selección para todos los oyentes de la FM 99.5. “Cuando Julián tenía once años fue a España, lo llevó su papá, Gustavo, al Real Madrid. Lo probó y jugó un torneo. Estuvo radicado allí un par de meses, donde fue goleador. Ya mostraba acá en Calchìn las habilidades y la actitud que tenía para el fútbol. Se notaba que era distinto.”, recapitula Caballero. Este es uno de los tantos datos que conoce por haber seguido de cerca la carrera del goleador del Manchester City. De hecho, Hugo conoce a la familia de Julián desde antes que naciera el astro argentino. “Mi hijo tiene 27 años y es de la misma promoción que Rafael, el mayor de los hermanos Álvarez. Además, hace 30 años que pongo el sonido a los actos de las escuelas y de la municipalidad. Así que siempre interactué con Pululo y Mariana, que integraron varias de las cooperadoras de Calchín”, cuenta.
La solidaridad que existe en el pueblo no tendría la solidez que posee de no ser por el CAC. Porque es el esfuerzo mancomunado de todos los habitantes el que saca adelante al club. A pesar de que la institución recibe regalías de todos los pases de Álvarez por los derechos de formación, mantener el club atlético en condiciones es una tarea titánica. “Se le da poca importancia a las ligas del interior, las que todos los sábados y domingos tienen que hacer fútbol. Tenemos muchos costos y hay poca ayuda, es como si fuera ya casi todo privado”, lamenta Gorgerino y agrega: “Todo lo bancamos nosotros, los padres. Si se mirara más, seguro habría más pibes como el arañita”.
El apoyo que recibió Álvarez de Gustavo y Mariana es, para todos sus allegados, el factor vital que hizo que el jugador pudiera descollar en todos los clubes en donde pateó una pelota. Caballero quedó marcado por el amor incondicional con el que creció Julián, y lo destaca como uno de los valores a imitar para que el Club Atlético Calchín continúe con la formación de sus jugadores: “No hace falta vivir en una ciudad grande, o jugar en un club grande, para ser una estrella.Voy a tomar algo que nos enseñaron Mariana y Pululo: hay que apoyar a los chicos. Que vaya el papá a la cancha y que no los insulte. Pululo siempre apoyó a Julián, alentando para que sea mejor. Ahí se basa todo, en la familia. No es sólamente fútbol”.
Y como afirma Caballero, la grandeza del CAC excede al fútbol. El club no es exitoso por los galardones de Álvarez, sino que estos son un efecto del trabajo que año tras año realizan los habitantes para mantener en alto los colores de la institución. “Todos los niños y adultos ejercen una disciplina o forman parte de una subcomisión. Los espacios del club le dan muchísima vida al pueblo”, destaca Gorgerino.
Cada partido del goleador se vive con efervescencia en Calchín. El debut de la Scaloneta en la Copa América de Estados Unidos reunió a todos los habitantes en el salón principal del CAC. Una pantalla gigante, probablemente instalada por Hugo, transmitió cómo Álvarez logró convertir el primer gol de la albiceleste en el partido inaugural del torneo. La asistencia no fue sólo de Alexis Mac Allister, sino que también fue de Pululo, Mariana, Hugo, Claudio y todos los habitantes de Calchín que sabían que ese niño de dos años que pateaba la pelota al costado de la cancha iba a convertirse en uno de los mejores delanteros de Argentina