El 2022 se cerró a pura emoción y celebración. Un año atípico por la fecha en que se disputó el Mundial de Qatar y por el que se paralizó, como suele suceder, todo el país. Un año que nos quedará grabado por la simbiosis y el sentido de pertenencia que generó la Selección Argentina en toda la población y que, como yapa, fue haber alzado la Copa del Mundo después de 36 años.
A pesar del rayo hipnótico que nos significó Qatar, el fútbol argentino dejó un final infartante e histórico de la Liga Profesional, con equipos grandes luchando hasta el último segundo por gritar campeón. Desde Boca con sus títulos con dos entrenadores, la victoria de Racing en San Luis hasta el sorprendente Patronato en Copa Argentina, los hechos sobresalientes de nuestro apasionante fútbol local nos hicieron vibrar.
La Selección Argentina, campeona del mundo y artífice de la revolución de celebraciones
Era un sueño deseado y buscado desde hacía más de tres décadas. La gesta de Diego Maradona y sus compañeros en México 1986 era un recuerdo nostálgico del pasado perfecto que, ante cada competencia mundialista, pasaba de una ilusión desbordante a una frustración irremontable.
La Selección Argentina, la de los Lioneles Messi-Scaloni, se afianzó con la ilusión de siempre. Pero con una diferencia: no se trataba de una mera ilusión, el mensaje de jugadores y cuerpo técnico, y la manera de llevarlo a cabo en la cancha, traspasaron las pantallas de cada hogar y hubo un optimismo colectivo pocas veces visto en nuestra historia. Como si todos y todas tuviésemos responsabilidad en aportar nuestro granito de arena.
Claro que la vida no es todo color de rosas, y si las hay, se encuentran espinas. El debut angustiante con Arabia Saudita en el Mundial de Qatar 2022 fue la prueba cabal que el equipo era indestructible mentalmente y que sabía atravesar adversidades. El mensaje, que bajó como un bálsamo tranquilizador desde el capitán, fue contundente y esperanzador: "Que la gente confíe, no los vamos a dejar tirados".
Lo siguiente en el camino se transformó en una final atrás de otra, inclusive en la zona de Grupos. México, con la aparición celestial de Messi para desatar uno de los festejos más desaforados. Polonia, una actuación que redoblaba la invitación a seguir soñando. Luego, llegaron los sufridos octavos de final ante Australia con "Dibu" Martínez empezando a ponerse la capa de superhéroe.
Los cuartos de final ante Países Bajos son una película aparte dentro del Mundial. Un sinfin de particularidades que transformaron lo que parecía un partido casi perfecto en una angustia que fue un estallido de felicidad en la tanda de los penales. Con "Dibu" transformándose en póster, en remera de niñas y niños. Con el "andá payá, bobo" de Messi, un símbolo de protección de un país hacia una Europa parada sobre un pedestal moral.
Croacia nos esperaba en semifinal, un rival que despertaba incertidumbre y respeto por haber eliminado a Brasil, máximo candidato en la previa. El trámite del partido fue tan favorecedor que el equipo de Scaloni hizo disimular por momentos lo que estaba en juego y hasta estuvo el lujo de cuidar jugadores con el partido liquidado. Una muestra de carácter y de fútbol total que encendió aún más la esperanza.
La final, la antesala del sueño deseado, fue contra Francia. Los últimos campeones del mundo en Rusia 2018, a los que el seleccionado argentino le dio una muestra de fútbol criollo hasta los 70 minutos. Gambetas, personalidad y magia. Pero el fútbol, asi como la vida, no puede ser perfectos y Kylian Mbappé, con la fugacidad de los mejores, apareció para retrasarnos el grito. Pero la gloria parecía escrita en algún libro, nos pertenecía con todo ese optimismo desbordado pero plagado de argumentos.
"Dibu", una vez más, Di María y su revancha, la frescura de Julián y Enzo. Messi, el de ahora, el de siempre, pero levantando la Copa: ese sueño que nos desvelaba de la misma manera que ganar el Mundial, se nos dio como el final de la historia más esperada y añorada. Los festejos fueron el resumen perfecto de lo que se había generado con esta Selección: más de cinco millones de personas fueron a recibir a los campeones en las calles de Buenos Aires, pero que se replicó en cada rincón del país, un hecho único en nuestra historia. Con los jugadores en medio del pueblo, con el equipo de todo un pueblo. Así fuimos y somos Campeones del Mundo para la eternidad.
Boca Juniors, bicampeón con Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra
Boca fue uno de los grandes ganadores del 2022, y de la mano de su gran ídolo, Juan Román Riquelme, como artífice al comando del fútbol del club. En el primer semestre, el "Xeneize" se llevó la Copa de la Liga al vencer en la final a Tigre por 3-0. Luego de un inicio con dudas, y enfocado en la Copa Libertadores, Sebastían Battaglia logró rencauzar el nivel de los jugadores y se alzó el primer torneo local de manera contundente en Córdoba.
Ya en la segunda parte del año, ya sin Battaglia expulsado por la dirigencia tras el golpe de la Libertadores ante Corinthians, Hugo Ibarra se hizo cargo del plantel y, a pesar de convivir con peleas dentro del vestuario, le dio a Boca el segundo certamen local. En la Liga Profesional, tras sortear obstáculos como bajas importantes por lesión, el conjunto "Azul y Oro" logró la competencia tras un un infartante final palo y palo con el Racing de Fernando Gago. El penal errado por Jonathan Galván en Avellaneda sobre la hora, le dio la posibilidad de gritar campeón tras igualar de local 2-2 en la Bombonera.
Patronato, la gran sorpresa del año en Copa Argentina
El 2022 quedará en la historia de Patronato como el más importante en sus 108 años de vida. A pesar de haber descendido a la segunda categoría, con una impresionante campaña que no alcanzó para zafar, el equipo dirigido por Facundo Sava mostró un fútbol de alto vuelo con uno de los prespuestos más bajos de Primera División y se alzó con la Copa Argentina tras derrotar a Talleres de Córdoba en la final.
En el camino hacia el título, el "Patrón" venció por penales nada más ni nada menos que al River de Marcelo Gallardo y Boca. Esa consagración, le dará al equipo entrerriano la posibilidad de disputar la Copa Libertadores 2023 y la Supercopa del mismo año frente al "Xeneize".
Trofeo de Campeones, la euforia de Racing
El año de Racing fue sufrido, como no podía ser de otra manera. A la temprana e inexplicable eliminación en Copa Sudamericana, se le sumó la frustración de no poder concretar en la Liga Profesional, donde disputó el trofeo hasta el último minuto con Boca. Sin embargo. el 2022 iba finalizarse con una alegría para el equipo de Fernando Gago, un caso de justicia divina por el buen nivel demostrado a lo largo del años.
Sin títulos hasta casi el final del año, a la "Academia" se le dio una gran oportunidad en el Trofeo de Campeones. Como el reglamento de AFA establece que, en caso de haber un mismo equipo campeón de las dos competencias, tiene que haber un desempate entre los escoltas, Racing derrotó 3-2 a Tigre y se ganó el derecho de jugar la final en la que derrotó 2-1 a Boca en San Luis. Una final accidental, con 10 expulsados entre ambos equipos, y en la que Carlos Alcaraz le dio la victoria con un gol agónico.