El remero estadounidense Justin Best siempre ha tenido la vista puesta en lo más alto del podio olímpico y el jueves, a sus 26 años, el deportista de Pensilvania por fin lo consiguió, ya que su país ganó su primer oro en la categoría cuatro sin timonel de remo, desde 1960.
La victoria de Estados Unidos fue mucho más cómoda de lo que sugiere el margen de 0,85 segundos, ya que Best y su tripulación -Nick Mead, Michael Grady y Liam Corrigan- recorrieron los 2.000 metros sin apenas inmutarse y acabaron por delante de Nueva Zelanda y Reino Unido.
"En el instituto, quería ver hasta dónde podía llevar esto; tenía en el fondo de mi cabeza los Juegos Olímpicos, y en el fondo más allá, tenía medalla de oro", declaró a la prensa.
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"Después de años y años de pruebas y tribulaciones, de altibajos, por fin puedo decir que estoy en lo más alto del podio".
Muchos atletas hablan de cómo decidieron a una edad temprana que querían ser olímpicos, pero pocos lo habrían manifestado tan claramente como Best en su adolescencia.
"Era un objetivo a largo plazo: a mi novia de toda la vida, en mi primera cita, le dije: 'Oye, quiero ir a los Juegos Olímpicos y el remo es muy importante para mí, así que si quieres seguirme la corriente, podemos hacer que esto funcione'", reveló.
"Me alegro de poder estar hoy aquí y demostrar que los sueños se pueden cumplir. Sólo hay que proponérselo. Tienes que tener esa voluntad de llegar muy lejos, mucho más allá de lo que nadie espera de ti".
Tras una emocionante mañana de regatas olímpicas, el triunfo estadounidense fue casi un anticlímax, ya que lideraron en cada parcial, pero eso no diluyó la alegría de Best.
"Al cruzar la línea de meta, se me saltaban las lágrimas. Al ver izar la bandera, amo a estos chicos, amo a los Estados Unidos de América, y no me gustaría hacerlo con otro grupo", afirmó.
(Reportaje de Philip O'Connor; Editado en español por Héctor Espinoza)