En el futbol hay resultados que pueden ser previsibles por rendimientos o resultados previos. Que se pueden soñar por la corta historia futbolística del rival de turno o por el peso específico de los nombres propios.
Estos jugadores argentinos llegaron al imponente Estadio de Lusail con números y rendimientos que nada hacían presagiar este resultado. En ese ómnibus al que se subieron en el campo de entrenamiento de la Universidad de Qatar viajaron las ilusiones de muchos que por primera vez disputan un Mundial y de otros que buscan la ansiada revancha para poder levantar la Copa que se nos niega desde 1986.
La sorpresa que nos invadió al finalizar este primer partido de la Selección Argentina tiene que ver con las carencias en el propio rendimiento como por el partido que jugó Arabia Saudita. El equipo dirigido por el francés Hervé Renard cumplió casi a la perfección su planificación. Pudo mantener durante casi todo el partido sus líneas apretadas en 25 o 30 metros, con el detalle algo llamativo de una defensa que salió a tomar marcas a la altura del círculo central en muchas ocasiones. ¿Llamativo o no tanto?
"Ya sabíamos cómo jugaba Arabia, de hecho estuvimos preparando el partido en la semana y sabíamos que la línea defensiva jugaba adelantada”, declaró Lionel Scaloni en conferencia de prensa. Un planteo del equipo árabe que implicó tomar el riesgo de dejar casi 30 metros a las espaldas de sus marcadores centrales y la posibilidad de que un pase filtrado ponga mano a mano a algún jugador argentino con su arquero, cosa que sucedió en algunas situaciones y en las que dos de ellas terminaron en goles, luego anulados por el VAR.
Y aquí es donde no debemos simplificar el análisis solamente a una cuestión: el VAR. Aunque estas nuevas tecnologías contribuyen para que este deporte se parezca menos al fútbol tal cual lo conocimos en algún momento, aquel juego que convivió con el error propio, del rival y del árbitro más de 100 años.
Hay que reveer urgentemente a qué lugar nos está llevando la aplicación de estas nuevas tecnologías. ¿Dónde está la ventaja deportiva de tener un hombro en posición adelantada a 30 metros del arco, por ejemplo?
Que te anulen dos goles tan “finitos” a instancias del VAR pueden tener dos miradas: confundirte desde lo futbolístico dentro de la cancha confiando que en cualquier momento iba a llegar el segundo gol (sensación que todos teníamos al momento de mirar el partido), que la atención se corra del eje y deje de priorizar el funcionamiento característico de esta Selección y que hoy estuvo lejos de repetir, intentando sólo de manera desordenada lograr romper esa línea defensiva que se adelantaba casi a mitad de cancha a medida que el partido avanzaba.
Convengamos que hoy se hablan maravillas del planteo de Arabia Saudita, el mismo que hubiera sido destrozado si esos detalles milimétricos hubieran permitido que terminen en goles.
Más allá de las declaraciones de los protagonistas, Lionel Scaloni sabe mejor que nadie que no fue un buen partido desde lo individual ni desde lo colectivo. ¿Los goles anulados hubieran cambiado la historia? Casi con seguridad, pero hay que borrarlo ya mismo de la cabeza para trabajar en las cosas que no se hicieron bien y analizar algunos bajos rendimientos personales que seguramente lo habrán sorprendido tanto como a nosotros.
“Hay una cultura que está metida en todos y es que los partidos se ganan antes de jugarlos” dijo Alejandro Apo que algo conoce de mundiales y que una vez más tiene razón. Pero es difícil querido Alejo, no confundir la esperanza, la ilusión o el positivismo extremos de quienes no tenemos tu conocimiento y experiencia, es decir, para casi todos, con este fútbol que se las ingenia cada vez con más frecuencia para sorprender a quienes en otros tiempos ganaban con la camiseta.
Pero dejame, Ale, ser positivo y abrirle el lugar a la esperanza, en momentos donde muchos están afilando sus cuchillos para carnear a esta Selección Argentina como lo hicieron no hace mucho tiempo sentados en paneles televisivos desprovistos de cualquier consideración. El próximo sábado 26 la Selección Argentina va a enfrentar a México y definirá posiblemente allí su continuidad en este Mundial, el último que jugará Lionel Messi.
La noche del 25, la historia golpeará la puerta de su habitación. Tendrán una charla, de esas sinceras, de las que te quitan los nervios y todos los temores. Mirándose a los ojos porque ambos tienen muchas cosas para decirse y reclamarse. Esa noche del 25 deseo, y aquí hablo a título personal, que puedas dormirte soñando que la clavás en un ángulo y que el universo tantas veces injusto se reordene para vos. Porque no te podés ir del fútbol sin que te veamos llorar con la Copa del Mundo en las manos.
Si. El 25 de noviembre.
Un 25 de noviembre en el que también vamos a necesitar tu palabra, Diego.