“No es que somos jugadores de fútbol, somos personas que jugamos al fútbol”, expresó con cierta timidez Rodrigo De Paul en una entrevista con Titi Fernández luego del triunfo de la Selección Argentina sobre Croacia que le aseguró el pase a la soñada Final del Mundial Qatar 2022. Una declaración que colisiona con la imagen de un plantel de 26 exitosos jugadores varones que son parte de los mejores equipos de Europa, acumulan un valor aproximado de 609,20 millones de euros, y se rodean permanentemente del lujo y la opulencia del negocio del fútbol. Pero hay algo de esa idea del jugador millonario deshumanizado, alejado del pueblo, sin sacrificio, ni registro del otro, que no tiene lugar en el mundo de La Scaloneta.
“Esta Selección juega para ellos, para la gente, juega por el familiar, se juega por el honor, no por el dinero. Me hacés emocionar al pedo - dijo notablemente conmovido, hasta las lágrimas, el DT Lionel Scaloni en un video publicado por la FIFA que se viralizó en las redes sociales luego de la semifinal. Y lo dijo mientras observaba imágenes de lo que ocurría en las calles colmadas de pueblo de toda la Argentina - sabemos el esfuerzo que hacen ellos. La gente dejando las cosas de lado para venir o en el laburo. Ojalá les podamos dar una alegría. Depende mucho de algunas circunstancias, algunos momentos, pero vamos a darlo todo”.
Desde que comenzó la era actual con la llegada al predio de AFA del oriundo de Pujato, Santa Fe, y sus ayudantes de campo el Payasito Pablo Aimar, el exdefensor de Boca Walter Samuel, y el Ratón Roberto Ayala, muchas cosas han cambiado en términos deportivos, tácticos, y comunicacionales. Pero lo más interesante es que se ha iniciado una transformación que deja en evidencia nuevos paradigmas a nivel humano, grupal y emocional. Tal vez es la continuación de lo iniciado por José Pekerman en los 90’s en el modo de entender el deporte. Un modo sereno, tranquilo, prudente, respetuoso de los tiempos que requieren los procesos humanos y sociales, y por ende alejado del 'vedettismo', las individualidades y el exitismo momentáneo. “Los objetivos se consiguen trabajando y pensando en el mediano y largo plazo, y esto es lo que pretendemos. No podemos garantizar los resultados, pero sí el trabajo”, es una de sus declaraciones más famosas.
Alan Alberico es Profesor de Educación física, docente y técnico de Futsal masculino y femenino. Señala que la escuela de Pekerman ha tenido una gran influencia en sus ex dirigidos, como Aimar, Samuel, Ayala y Scaloni, personas que han generado una cultura de trabajo en equipo, de poner lo colectivo siempre por encima de lo individual y de formar a los jugadores de la selección con un perfil super profesional y psicológicamente fuerte desde inferiores: “han sido pioneros, allá por inicios de los 90, en muchas cosas como por ejemplo los asistentes sociales para conocer la realidad del hogar de cada jugador de Selección Juvenil, así como también la inclusión de un psicólogo deportivo como era Marcelo Roffe para trabajar dentro del cuerpo técnico con los chicos. Todo eso ha tenido gran influencia y abrió nuevos caminos a la hora de abarcar la formación de un jugador desde una perspectiva mucho más amplia y superadora a la tradicional”.
El equipo, el cariño y la humanidad
Si hay algo de este grupo humano que sorprende es la demostración constante y pública del cariño y el amor que se tienen el uno por el otro: mensajes en redes sociales, abrazos y besos en los videos, elogios sin filtro en las transmisiones de twitch. Ni hablar de la arenga de Messi previa a la Final de la Copa América en el Maracaná donde se toma unos segundos en el vestuario para agradecerles a sus compañeros: “Ya sabemos lo que es Argentina, ya sabemos lo que es Brasil, hoy no quiero decir nada de esto. Hoy quiero darle las gracias muchachos por estos 45 días, se armó un grupo espectacular. Un grupo hermoso y lo disfruté muchísimo”. De estas palabras surgió la famosa frase el “Dibu fue papá y no le pudohaceupa” que se volvió remera y memes para siempre.
El DT Alberico observa que se genera “un vínculo muy positivo entre el plantel, producto de líderes positivos, química entre los que juegan y los que conducen, pero también del tiempo han vivido juntos” que es algo que también se ve en selecciones anteriores. Pero sí entiende que “se muestra un modelo distinto puntualmente en el plano de la auto represión a la afectividad, es un grupo que muestra abiertamente el afecto que se tienen entre sí, sin ningún tapujo. Y quizás ahora se ve más visiblemente por los medios de comunicación actuales como Instagram, Twitter, etc., en los cuales los deportistas participan activamente”. Además subraya que algunos jugadores han sufrido muchísimo destrato por parte de medios de comunicación e incluso el hincha común, han pasado momentos muy duros e injustos, y “es positivo que puedan hablar sobre cómo se sintieron en esos momentos y como lograron salir adelante y reconstruirse”.
Además hace un especial hincapié en las declaraciones que permanentemente hace el Dibu Martínez sobre el trabajo que hace con su psicólogo para atravesar y superar momentos de frustración y tristeza: “el fútbol es un deporte en dónde millones quieren llegar a una primera división, ni hablar una Selección, y solo un porcentaje ínfimo lo logra. Para el resto lo normal es no poder con toda la frustración que ello implica. Y más teniendo en cuenta que para muchos chicos el fútbol es la esperanza y el posible sostén de sus familias, y asumen responsabilidades incompatibles para su edad. En el fútbol hay enormes casos de depresión y hasta suicidios en chicos que no logran esos objetivos. Por eso es muy importante concientizar sobre la salud mental y darle herramientas a los deportistas para poder sobrellevar esos posibles momentos de frustración” .
Las emociones y la circulación de la palabra en el deporte
La Lic. Lorena Gaivizzo es psicóloga del Cenard (Centro de Alto Rendimiento Deportivo), integrante del Comité científico de la subsecretaría de deportes de la provincia de bs. As. (CACD), y directora del centro De Área Mentales. Si bien las emociones son algo presente durante sus años de experiencia en el área y en el consultorio a puertas cerradas con deportistas de todos los niveles, advierte que lo que predomina en general es la imagen que la sociedad se ha construido de un deportista: “una persona fuerte, robusta físicamente, que todo lo puede, imbatible, que no le pasa nada, que solo tiene la vida para superarse en el deporte, sano física y mentalmente. Hoy se está mostrando otro tipo de deportista, uno más humano, que le pasan cosas. Lamentablemente hubo mucho casos de suicidio en el fútbol y se conoció que deportistas manifestaron bajarse de torneos por problemas de salud mental. Estas cosas se empezaron a visibilizar ahora pero pasan desde toda la vida y nosotros, como psicólogos y profesionales en la salud mental, escuchamos hace mucho”.
“Un ejemplo claro es Dibu Martínez hablando de la importancia de la salud mental, de su psicólogo, contando que le metieron dos goles y quedó muy mal. En el deporte uno tiene miedo, tiene ansiedad, tiene preocupación. Eso es lo humano y lo real. La diferencia que hace el deportista en terapia es buscar herramientas para resolverlo, y una de las herramientas es el circular de la palabra que puedan decir, hablar. Durante muchos años los deportistas y jugadores no podían decir nada, ni hablar de su sexualidad, contar qué les pasaba, si tenían miedo – relata la psicóloga del CENARD – a mí no me sorprende porque lo vengo escuchando hace años, pero me gusta que hoy lo puedan mostrar y no tengan que esconderlo todo el tiempo”.
“¿Como es posible que no vayan a aparecer las emociones? ¿Cómo no van a estar preocupados o tensionados cuando a partir de un partido se define si se quedan afuera de un Mundial o continúan? ¿Cómo no van a estar preocupados? ¿Cómo no vas a estar tenso y cuando lo logras te bajó una emoción terrible?”, se pregunta Gaivizzo. Además repara en esta mirada más humana que ha hecho que muchas personas se empiecen a contagiar más del equipo de Scaloni quien pudo construir algo que hace mucho tiempo nadie hacía: “un equipo que vaya por lo mismo, que deje los egos de lado, que confía en el de al lado, que se tenga confianza, done el ganar y traer la copa trascienda a lo individual de cada uno”.
“La sociedad tiene una deuda que es la de no ser tan crueles con quienes nos representan en el deporte. Y sobre todo que entendamos que tienen miedo, a veces no saben qué decisión tomar, se ponen inseguros, y que lo pueda mostrar porque es la única manera que lo van a poder resolver. Es importante que se muestran estas cosas porque visibilizamos y podemos empezar a cambiar el paradigma y el imaginario que se tiene de lo que es un deportista y dejamos de exigir cosas que no pueden dar”, concluye.
¿Podemos hablar de un cambio de paradigma en los modelos de masculinidad?
En su libro “La ilusión masculina” Sebastián Fonseca explica que no es que los varones sean emocionalmente limitados sino que han sido educados según ciertos mandamientos: “la sensibilidad en los varones ha sido, y sigue siendo, sancionada o reprimida, tanto en la familia, como en la escuela y en el grupo de pares. Por lo general, entre los varones se promueve el uso de la agresión, tanto física como verbal, como medio de expresión de la rabia y como manifestación de fuerza, valentía o seguridad (…) Ya lo sabemos, pero es necesario remarcarlo: las emociones son características humanas, no son ni femeninas ni masculinas”.
Las expresiones tan genuinas que hemos visto del cuerpo técnico y los jugadores llaman la atención justamente porque la palabra y la emoción no son atributos tradicionalmente vinculados al modelo de masculinidad hegemónica, y muchos menos a la figura del macho rústico jugador de fútbol. Es de destacar que esta Selección introduzca en la conversación social nuevas imágenes más vulnerables y habilite a la ciudadanía a problematizar la mirada binaria que todavía prima sobre alguno comportamientos. Además la mayoría de estos jugadores forman parte de una generación fuertemente atravesada y demarcada por las transformaciones socio culturales impulsadas por los feminismos a nivel global. Sin embargo sería prematuro y desmedido establecer que el fenómeno se trata de un cambio paradigmático que rompe con la cultura binaria y promueve otras formas de masculinidad.
Alexis Szewczyk, periodista deportivo de El Destape radio, celebra que se expongan ciertas cuestiones habitualmente invisibilizadas y justo en el contexto de un Mundial, donde están puestos los ojos de millones de personas: “que los jugadores se permitan emocionarse en cámara, que expresen sus sentimientos por sus compañeros en redes, que hablen de salud mental, de miedo, de responsabilidad me parece fantástico. Pero no sería tan optimista de pensar que podemos estar en presencia de un cambio de paradigma porque el fútbol sigue siendo un espacio básicamente machista donde ciertas expresiones son cuestionadas”.
Juan Branz es ex futbolista de Cambaceres, Doctor en Comunicación (UNLA), investigador de la Escuela IDAES, y autor del libro “Machos de verdad. Masculinidades, deporte y clase en Argentina”. Analiza algunos elementos positivos de lo que se vivió en el Mundial con La Scaloneta. Lo primero es que a diferencia de otros equipos de varones, muestra un vínculo fuerte entre los jugadores, a través de mensajes de afecto y cuidado, lo que el investigador no considera una novedad ni una ‘nueva manera de ser varón’. Lo que si remarca es que la visibilidad que hoy brindan las redes sociales deja en evidencia uno de los puntos centrales que niega el modelo dominante masculino: la fragilidad: “es tan frágil nuestra construcción identitaria (como varones) que debemos certificarla, probarla todo el tiempo. Tal vez la diferencia hoy es que expresarla en público no resulten tan condenatorio”.
Branz vincula estos gestos a los nuevos espacios de formación de futbolistas en relación a los vínculos pedagógicos y afectivos: “es una cuestión generacional de jugadores, lo cual no garantiza la reflexión crítica hacia las propias prácticas machistas y violentas, pero sí la cercanía con preguntas, debates, luchas y conquistas de mujeres y diversidades. Algo que los jugadores mayores de 35 no han atravesado, lamentablemente”. Por eso señala que es necesario profundizar el trabajo que se hace en algunos clubes de Argentina entre los juveniles en “talleres de reflexión en torno a cuestiones vinculadas a los géneros y a las violencias, con la participación de mujeres profesionales en los ámbitos pedagógicos” y la aplicación de la Ley Micaela en instituciones deportivas.
Además el investigador celebra que en el Mundial de Qatar 2022 felizmente el problema de la discriminación por el género y la elección sexual está en una especie de agenda global ya sea por convicción o por una lectura comercial. “Que este en agenda de alguna manera implica una revisión de prácticas y discursos entre los varones, aunque no creo que esta reflexividad sea masiva. Igualmente está muy bien que el problema está temporalmente en agenda (masiva, global) y los jugadores lo saben. Por eso hay que aprovechar que, momentáneamente, toma una notoriedad global, hay que actuar con astucia y aprovechar cada minuto en pantalla”, subraya.