“Muchachos, ahora nos volvimo' a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”, entona a gritos un grupo de mendocinos que -a defensa de la “albiceleste”- crearon una familia mundialista local. El Destape estuvo en el quinto y último asado dominguero entre abuelos, padres e hijos (desconocidos entre sí) a punto de viajar al mundial de Qatar.
El encuentro, que tuvo lugar en un camping de Guaymallén, sucede entre diálogos sobre los esfuerzos laborales, las promesas, las estrategias para los idiomas y la “suerte” para conseguir tickets. Los fundadores de @demendozaaqatar -así es su cuenta en Instagram- lograron reunir a varios de los viajantes que compartirán experiencias a unos 14.000 km de la Argentina. No es la primera vez que se ven: ya lo hicieron otras cuatro veces, con puntos de encuentro “federales” en zonas más alejadas de Ciudad.
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Todo comenzó cuando dos jóvenes, Diego Funes (30) y Gustavo Pérez (33), arrancaron con la tarea, allá por julio, mediante un grupo de WhatsApp que hoy tiene 129 integrantes de diferentes localidades. La idea era que creciera en cantidad de miembros para compartir el viaje a Qatar, por más que sean desconocidos entre sí. Solo tenían que respetar una premisa en común: "alentar a la Argentina sin importar los colores de cada club provincial o nacional", según especificaron.
Detrás de este sueño cumplido hay historias disímiles unidas por la Selección. En una consulta general afirmaron que para este mundial se necesitan como mínimo unos 5.000 dólares. Algunos lograron cancelar sus pagos y muchos más tarjetearon esta pasión. No hay edades ni rubros que limiten la ilusión: comerciantes, profesores, bancarios, panaderos y empresarios, sin conocimiento del árabe -el idioma oficial del Estado de Qatar-, apostarán al inglés de algunos integrantes y/o al confiable conocido Google Translate.
Como un grupo de amigos sólido, se brindan confianza y seguridad ante cada decisión. Están los que viajan por primera vez en su vida y reconocen que, de no haber existida esta unión, la incertidumbre sería muy grande.
Diego es empleado, viaja con amigos y es su segundo mundial. “Tengo todas las entradas hasta la final. Entré a la página de la FIFA a las horas indicadas y fue la suerte que me dio el muñeco Gallardo para sacar las 7 entradas seguras”, cuenta emocionado ya que, del grupo, es el único que las obtuvo sin reventas.
Gustavo, por su parte, es el que está al mando del Instagram. El “community manager” de la cuenta oficial de este conjunto de apasionados asegura que “es un vicio” disfrutar las Copas de Mundo. Esta tercera experiencia lo alejará de su negocio de filtros de automotores para estar cerca de quien lo empuja a ir: Lionel Messi. Cuenta que su única cábala es estar de espalda a la cancha en instancias de penales. Asegura que no hay kilómetros ni inversión que frenen su creencia infalible en caso de ser necesario.
La más joven del grupo es Florencia Quiroga, tiene 22 años y nunca ha salido del país ni ha subido a un avión. Volverá con anécdotas únicas y con un primer tatuaje referido a la Copa en caso de lograrse lo que 47 millones de argentinos deseamos. La idea general surgió en febrero de este año durante unas vacaciones con un grupo de amigos en Mar del Plata: “Empezó como un chiste y terminó siendo real”, cuenta. Flor tiene una estética y además se dedica al arbitraje de criptomonedas, como su amiga Estefany Díaz (25) con quien compartió horas de playa y búsqueda intensa de información sobre el viaje luego del descanso. El detonante para que ellas y sus novios decidieran viajar fue leer que sería el último mundial de Messi.
La comunicadora social, periodista y fanática del fútbol, Dana Laterra, es otra de las integrantes que inicia su primera aventura en una Copa del Mundo. Tras las jugadas que tuvo el dólar durante el año, explicó que compró solo el pasaje de ida: “Renuncié a todos mis trabajos para irme a Qatar; después me voy a España, donde está mi hermano, para probar suerte”. Su definición se dio al escuchar otras vivencias y reflexionar que “nunca en un evento hay tanta riqueza de intercambio cultural”. Quien cumplirá 28 años en Qatar afirmó, introspectiva: “La vida me ha enseñado que hoy estás y mañana no sabés”.
En el grupo también se encuentra Martin Calero, profesor de educación física de 24 años, quien a cuestas de horas extras ruega que el 2022 "no sea cualquier mundial".
Una vez allí, esta familia de amigos se hospedarán en el Barwa Barahat al Janoub, el complejo más económico y popular para los argentinos, rebautizado como el "Barwargento". Son varios edificios ordenados por las letras del abecedario, conformados por unidades habitacionales para dos personas. Fueron los de mayor demanda debido a que sus precios oscilan entre los 84 y 102 dólares por noche. Los mendocinos de esta comunidad local viajan con remeras del grupo, atuendos y cotillón pero, principalmente, llevan la bandera de la ilusión.