Existe un intangible transversal a todos los deportes que es el factor de la emoción, que juega un rol preponderante también en el rugby y Los Pumas pueden dar prueba de ello en el Mundial de Francia 2023. El futuro del seleccionado argentino en la competencia pendió en todo momento de un hilo fino, provocado por una suma de errores que se repitieron durante toda la fase de grupos. Sin embargo, supieron reconstruirse desde las propias vacilaciones y, con más personalidad que otra cosa, lograron clasificar a cuartos de final, el primer objetivo trazado. El próximo reto, Gales, requerirá una mezcla: cabeza y juego.
Empezando por el final, el equipo de Michael Cheika dio una muestra de caracter frente a Japón. Si bien no terminaron de conformar de manera completa, la decisión de poner la pelota adelante con los forwards y en el juego desplegado con los backs, se observaron movimientos que dan otra perspectiva. En los primeros tres encuentros, el seleccionado fue un manojo de nervios que se tradujeron en fallas llamativas, con malas decisiones no solo en la conducción dentro de la cancha, sino también desde el Coach. Quizás el fuerte golpe contra Inglaterra fue tocar fondo en el debut, y con Samoa y Chile, que existieron errores igual de sorpresivos, la diferencia estuvo en la evidente falta de jerarquía de los rivales.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
El partido con los asiáticos tuvo un componente mental incluso desde días antes, cuando se sabía que una derrota podía ser el fin. La señal de alarma por el rendimiento había sonado en la interna del plantel, y hubo una fuerte autocrítica para sacudirse las malas sensaciones y volver a enfocar lo que estaba en juego. En el mediodía de Nantes, con más de 15 mil argentinos presentes, fueron superiores a los japoneses en la mayor parte del juego y se sobrepusieron a la presión que el rival conllevó a estar siempre cerca del marcador. En los momentos más determinantes, cualquier equipo necesita la aparición de figuras que sean el puntapié: en este caso, Marcos Kremer fue un pilar fundamental con sus tackles y fiereza, mientras que Mateo Carreras aportó lo suyo con sus tres tries.
MÁS INFO
La palabra "fracaso" suele estar a la orden del día en el periodismo actual, a través de una connotación negativa y desde donde pretende moralmente situarse por encima del propio dolor de los protagonistas, que en definitiva son los deportistas. Trasladando el término a la situación de los Pumas, vale reconocer que el plantel no tuvo miedo en afrontar lo que hubiera sido un golpe durísimo si se marchaban en primera ronda por la inferioridad de los rivales, y que hubiese convertido a los jugadores en carne de cañón por la prensa de nuestro país. Con esta película, seguramente Argentina se haya podido sacar el lastre y pueda afrontar lo que viene sin la carga pesada con la que convivió todos los encuentros.
A partir de ahí, nacen las nuevas esperanzas argentinas de cara al futuro, pero sin confundir. Lo que le viene a los Pumas es otro tipo de rival, con experiencia, que si bien no llegó como en ediciones anteriores mundialistas, su entrenador, Warren Gatland, de los mejores del mundo, transformó a un Gales apático y con una grave crisis institucional en un equuipo serio. Que no perdona los errores que Argentina brindó en su grupo. Desde allí, hay varias cuestiones a tener en cuenta e imaginar qué partido se puede dar.
Gales es un equipo pragmático. Trazando un paralelismo pero salvando las distancias, es un equipo similar a Inglaterra. Su principal virtud puede enmarcarse en la defensa, ya que suelen presionar y ganar la línea de ventaja tras salidas fijas. Desde esa base ordenada, los europeos empiezan a jugar a través de su conductor, Dan Biggar, que está disputando su cuarta Copa del Mundo. El apertura es el iniciador de cada una de las jugadas y, al igual que el inglés George Ford, puede hacer mucho daño con kicks a disputar y la búsqueda a los palos, por lo que los Pumas deben evitar penales innecesarios en cualquier sector de la cancha.
Una baja resonante será la de Taulupe Faletau, el octavo y jugador más representativo por su historia en el seleccionado, que se quedó afuera del Mundial por lesión. Sin embargo, otra amenaza es Gareth Davies, un medio-scrum agresivo que le gusta jugar rápido la base y que, como Biggar, tiene muy bien pie. Una de las mayores preocupaciones que causó el juego de los Pumas fue la pareja de medios, generalmente compuesta por Gonzalo Bertranou y Santiago Carreras, que en contadas oportunidades le dieron agilidad al juego y cayeron en varios errores. Ante esto, puede observarse la decisión de Cheika de cambiar a Bertranou por Tomás Cubelli contra Gales, un jugador más confiable en la toma de decisiones y, sobre todo, con más experiencia.
El ojo también está puesto en el centro de la cancha argentina. Japón encontró y explotó varios huecos en la zona de Lucio Cinti y Santiago Chocobares, que volverán a contar con la confianza de Cheika, cuando se especulaba con el ingreso de Matías Moroni. De volver a tener tantas fallas en los tackles (29 tackles errados ante Japón), este partido puede llegar a ser un suplicio y determinante para Los Pumas, ante un rival que no va a perdonar ninguna falla. La atención, entonces, pasa por consolidar una defensa que había demostrado una leve mejora ante Samoa y Chile, pero que volvió a dejar dudas en el último encuentro.
Otras de las determinaciones que deja en claro la inconformidad del coach australiano es la aparición como titular de Facundo Isa como octavo. Si bien se da por la fatídica lesión de Pablo Matera, que se perderá lo que resta de la competencia, el infortunio genera que Juan Martín González vuelva a su posición habitual de 6, donde más se luce, y que el equipo cuente con un 8 clásico y ball carrier, como lo es el santiagueño. La convocatoria de Rodrigo Bruni, Isa y Joaquín Oviedo en puesto tan determinante como ese, finalmente obligó al entrenador y el staff a darle la importancia que realmente merece, sobre todo ante un rival con un pack más sólido que los anteriores.
Las cartas parecen echadas. El balance, hasta el momento, es positivo desde lo numérico y por reponerse de una situación problemática a lo que los mismos Pumas solos se ubicaron. El sábado, desde las 17 en Marsella (12 Argentina), Argentina tiene una oportunidad de dar otra prueba de carácter. En estas instancias, suele decirse que ya no importa el cómo tanto como el resultado. Los equipos están en igualdad de condiciones por lo que está en juego, los Pumas recibieron un guiño del destino y ahora el futuro depende de ellos y nadie más.