Los Juegos Olímpicos de París 2024 están a punto de comenzar oficialmente, y con ellos, una de las tradiciones más emblemáticas del evento: el encendido de la antorcha olímpica. Este símbolo, que ha recorrido miles de kilómetros desde su encendido en Grecia, llegará mañana a su destino final en la Ciudad de la Luz, marcando el inicio de una de las competencias deportivas más esperadas del mundo.
¿Cuál es la historia de la antorcha olímpica?
La antorcha olímpica, tal como la conocemos hoy, tiene sus raíces en la antigua Grecia, pero su implementación moderna es relativamente reciente. El primer encendido oficial de la antorcha olímpica se realizó en Grecia para los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, por idea de Carl Diem, secretario general del Comité Organizador de los Juegos de la XI Olimpiada.
Sin embargo, la idea de incorporar una llama olímpica en los juegos modernos surgió unos años antes. En los Juegos de Ámsterdam 1928, se incluyó por primera vez en el Estadio Olímpico un pebetero, diseñado para rendir tributo a la antigua Grecia con el encendido de la llama. El arquitecto Jan Wils fue el encargado de fabricar el inmueble que albergaría este pebetero. Tuvieron que pasar ocho años más para que el Comité Olímpico Internacional (COI) estableciera el ritual de encender la llama en Grecia y realizar un recorrido hasta la ciudad sede de la competencia. Este proceso, conocido como el relevo de la antorcha, se convirtió rápidamente en una de las tradiciones más emblemáticas de los Juegos Olímpicos.
Desde entonces, cada edición de los Juegos ha mantenido y enriquecido esta tradición. El recorrido de la antorcha se ha convertido en un evento en sí mismo, atravesando países y continentes, y llevando consigo el espíritu olímpico a cada rincón del mundo por el que pasa.
La flama olímpica y su significado
El encendido de la llama olímpica es mucho más que un simple acto protocolario. Esta ceremonia se creó en homenaje a la mitología griega, específicamente al mito de Prometeo. Según la leyenda, Prometeo fue condenado por los dioses por robarles el fuego y entregárselo a los hombres. De esta forma, el encendido de la antorcha busca rendir tributo al país de origen de los Juegos Olímpicos, Grecia, y a los valores de progreso y conocimiento que el fuego simboliza.
Actualmente, la llama olímpica se enciende de manera tradicional con los rayos del sol y un espejo parabólico en una ceremonia celebrada en Olimpia. Este método de encendido no solo es simbólico, sino que también representa la pureza y la conexión directa con los elementos naturales. Después de la ceremonia, sigue un relevo en Grecia antes de que la antorcha empiece su recorrido hasta llegar a la ciudad anfitriona.
El viaje de la antorcha olímpica representa la unión entre las naciones y la difusión del espíritu olímpico por todo el mundo. Cada relevo es una oportunidad para que diferentes personas y comunidades participen en este evento global, creando un sentido de conexión y pertenencia. Una vez que finalizan los Juegos Olímpicos, la llama olímpica se apaga y permanece así hasta unos meses antes del inicio de la siguiente competencia, marcando el ciclo olímpico y la continuidad de esta tradición.