Es una de las grandes deportistas de la historia argentina. Callada y lejos de los flashes, Paula Pareto sigue trabajando día y noche para mantenerse en la elite de su deporte: el Judo. Además, en medio de una pandemia, no solo llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio, sino que también trabajó en un hospital brindando atención. Es la primera mujer argentina en convertirse campeona olímpica.
Pareto tiene una mala: nunca pudo ser abanderada. Siempre es una de las principales candidatas a llevar la bandera argentina en las ceremonias de inauguración, pero su participación en las citas olímpicas comienza muy temprano en el primer día de competencia. No puede pasar la noche “de fiesta”. Más allá de no haberla podido ver nunca llevar los colores en la presentación, su nombre siempre aparece en los primeros días, justamente, por su dedicación. Los Juegos Olímpicos de Tokio serán los cuartos de su vida. Ya estuvo en Beijing 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y, ahora, Tokio 2021. En Japón arranca su participación a partir desde las 23 o, quizás, pasada la medianoche. Depende de las luchas anteriores.
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Dentro del tatami Pareto mostró ser una deportista de excelencia. Con 35 años, alcanzó la medalla de bronce en Beijing 2008 y la de oro en Río de Janeiro 2016. Ocho años pasaron entre ambas competencias. También alcanzó la dorada en los Panamericanos Guadalajara (2011) y la plateada en Toronto 2015. Su último gran logro fue la medalla de bronce en el campeonato Mundial de Bakú. Todo ello en la categoría -48 kilogramos. Sin embargo, sin dudas, su momento de gloria fue en Brasil.
Fue la primera deportista argentina en llegar a Japón. Lo hizo tres semanas antes de que arranquen los Juegos Olímpicos. De hecho, fue una de las primeras atletas en general en arribar al país para continuar su entrenamiento. En estos últimos días, por otro lado, se viralizó un increíble video que muestra, justamente, cuál es la fuerza que realiza Paula Pareto. Un entrenamiento feroz con unas botellas de plástico que revelan lo imponente de su estado físico. Los años de entrenamiento, marcaron a las claras, su actualidad. En una charla con Infobae, por otro lado, sostuvo: “Yo no soy ni una superdotada en el estudio ni una superdotada en el deporte, ninguna de las dos, le pueden consultar a cualquiera de todos mis amigos en judo o en la facultad o en el colegio”. Sin embargo, se marca asimismo una obsesión: “Creo que el orden es la base de todo para mí. Siempre un año antes, o sea el mes previo a arrancar, en noviembre o diciembre, yo ya me organizaba: cuántos exámenes tenía, qué materias tenía, cuánto tiempo duraban y qué torneos tenía, en qué fechas”.
Lejos de los escándalos, Pareto siempre tuvo bien en claro su perfil. En un momento se mostró más en los medios de comunicación, como cuando la llamó Susana Giménez. Allí, con toda su frescura, la judoca le dio un golpazo a Miguel del Sel que se viralizó pero no mucho más que ello. En silencio, como suele hacer las cosas, le tocó trabajar en medio de la pandemia del COVID-19. Luego de haberse recibido, Pareto trabajó en una clínica de San Isidro, si bien no estuvo en la primera línea, los constantes protocolos (y el tiempo extra que ello conlleva para los doctores) también fue una carga. Con cuidados dio una mano muy cerca de los médicos que estaban en la línea de fuego. También, tras el fallecimiento de Braian Toledo a principios del año pasado, Pareto se hizo cargo de dos merenderos que el atleta apadrinaba. Uno de ellos en Merlo.
De esta forma, con estos valores olímpicos, Pareto se convirtió en una de las referentes de la generación de deportistas que llegaron a Tokio 2021. Más allá de las victorias, según ella misma contó en una entrevista, hoy “hay muchos dojos donde se practica judo que hay más nenas que nenes”. Eso también es parte de su legado.