Si se habla de la Selección Argentina masculina de vóley en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se debe mencionar a Facundo Conte y a su padre Hugo también. El joven que brilla ahora en el torneo en Japón es prácticamente un calco del papá no sólo por su notable parecido físico sino también por la garra, la jerarquía y el liderazgo que demuestra adentro de la cancha.
Por lo tanto, vale la pena repasar el recorrido de uno y de otro en una familia que es la historia viva misma de este deporte a nivel nacional.
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La historia de Hugo y Facundo Conte en el vóley argentino
Hugo inició un camino plagado de éxitos
El actual comentarista de TyC Sports fue el jugador nacional más destacado en esta actividad y fue tan enorme que resultó elegido por la Federación Internacional de Voleyball (FIVB) como uno de los ocho mejores del mundo en el siglo 20, además de haber sido el único compatriota en ser escogido para el ingreso al "Salon de le Fama" en Estados Unidos en 2011.
Nacido en Buenos Aires el 14 de abril de 1963, a los 58 años disfruta del renacer de esta disciplina y también del reconocimiento personal -a través de su labor vigente en la televisión- de las nuevas generaciones, de aquellos menores de 30 años que nunca lo vieron en un campo de juego.
De 1.97 m. de estatura, fue un polifuncional a tal punto de que se desempeñó como central, opuesto y receptor punta. Comenzó en GEBA en 1975 y se mantuvo allí hasta 1980 para después, ya en el alto nivel, desplegar todo su talento en Italiano (1980), Ferro (81, 86/87 y 97/99), Cannes de Francia (82), Santal Parma de Italia (83/84), Ugento Lecce de Italia (84/86), Pallavolo Catania de Italia (87/90), Panini Módena de Italia (90/93), Alpitour Cuneo de Italia (94), Gonzaga Milano de Italia (94/95), Messaggerie Catania de Italia (95/97), Maxicono Parma de Italia (2000/2001), Rojas Scholem (01/03), Swiss Medical Monteros (03/05) y Club de Amigos (05/06). Por último, volvió a GEBA para retirarse en 2007.
La gloria en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988
Dueño de seis títulos oficiales y de decenas de premios y distinciones en todo el mundo, pasó por una situación similar a la de su hijo en Corea del Sur, cuando el vóley de Argentina ganó la única medalla hasta el momento con Hugo Conte como la estrella de un equipazo dirigido por Luis Muchaga. Aquel plantel estuvo integrado por otros cracks como Daniel Castellani, Waldo Cantor, Raúl Quiroga, Jon Uriarte y Carlos Weber.
En el partido por el bronce disputado el 2 de octubre, la "Albiceleste" derrotó nada menos que a Brasil por 3-2 en el gran clásico de Sudamérica y escribió una página espectacular que puede llegar a ser igualada o superada esta misma semana.
Facundo Conte, el "Heredero" que la rompe en Tokio 2020
Nacido el 25 de agosto de 1989 en Vicente López, Buenos Aires, el punta-receptor de 1.97 m., 88 kilos y casi 32 años se destaca en el Seleccionado y en Warta Zawiercie de Polonia, al que llegó luego de hacerlo por ejemplo en Zinella Bolonia de Italia, donde fue dirigido por su padre Hugo.
Después de haber terminado la Secundaria en el Centro Cultural Italiano de Olivos, fue una figura nacional en GEBA y en Ciudad, y empezó a integrar las Selecciones: la Sub-19 en el Mundial 2007, fue campeón del Sudamericano juvenil en 2008 y arrancó en la Mayor a partir de la Copa América de ese mismo año.
Desde 2009, fue constantemente un integrante del combinado Absoluto en las diferentes ediciones de la Liga Mundial, la Copa del Mundo, Los Juegos Panamericanos, los Olímpicos y demás.
El sueño cumplido en Japón
Con él casi siempre en el campo de juego, el elenco dirigido por Marcelo Méndez atravesó la primera ronda más difícil y venció en el camino hacia las semifinales a varias potencias como Francia, Estados Unidos y la "Azzurra". "Me gustaría eliminar a Italia", dijo antes del sorteo para conocer al rival en los cuartos de final. Y vaya si cumplió...
Además de haber reconocido en TyC Sports que "de vez en cuando" hace surf en su tiempo libre, elogió al jugador albiceleste en general: “El argentino se diferencia del resto por la picardía, por el volumen de su juego... Eso crea una conexión diferente con la pelota y con el juego”.
El desafío de ser "un Conte"
Además de haber elegido esos años en GEBA y en Ciudad como "los más lindos" de su infancia y de su adolescencia, describió si alguna vez le jugó en contra ser el hijo del mejor de la historia: “Fue una ventaja ser Conte, si bien por momentos tendemos a conflictuarnos por cosas que después pierden importancia con el tiempo. Cuando era chico sólo quería divertirme con mis amigos del colegio y después pasé a Ciudad. Mi viejo tenía prohibido llevarme a algún lado, no quería que nadie estuviera mirándome raro o chupándome las medias. No quería que nadie supiera nada”.
Y sentenció: “Yo quería esconder que era Conte, siempre intenté escaparme. Por momentos era engorroso, molesto, que alguien me gritara un punto por ser quien era. A mi viejo no lo dejaba venir a verme para que no hubiera revuelo en la cancha. Cuando venía, todos le pedían fotos y yo me enojaba, pero con el tiempo todo eso me enseñó muchísimo y me dio un montón de herramientas desde muy chico. De él nunca recibí presión, sino mucha motivación y alegría. Hasta pensé en dejar el vóley, pero hablando con mi familia me di cuenta de que era lo que quería, lo que me gustaba, y no podía dejarlo”.