Equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos: quién es Cindy Ngamba, la boxeadora que irá por el oro

Ngamba tuvo que escaparse de su país y pedir asilo en Gran Bretaña. En el boxeo encontró una salida.

26 de julio, 2024 | 09.23

Cindy Ngamba será, junto con el taekwondista Yahya Al-Ghotany, una de las abanderadas por el Equipo Olímpico de Refugiados durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024. La boxeadora camerunesa, quien desde los 11 años vive en Gran Bretaña, clasificó a la competición por méritos propios, la única de la delegación que pudo lograrlo; los restantes 36 deportistas fueron invitados a participar por el Comité Olímpico Internacional (COI). Su historia de vida estuvo marcada por la lucha y el esfuerzo, tanto dentro como fuera del ring.

Su personalidad fue definida por ella misma con una simple frase: "Cuando enfrento algo difícil o algo que la gente me dice que no puedo conseguir, haré lo que sea necesario para demostrar que puedo". Ngamba creció junto con su madre Gisette y su hermano Kennet; se describió como una chica "llena de vida y con un montón de energía" a quien le gustaba estar todo el día afuera con los chicos. A los 11 años, viajó en un avión con su familia rumbo a Gran Bretaña para encontrarse con su padre en Bolton, una ciudad ubicada en el área urbana de Manchester. Ese lugar (en donde convivió con sus nueve hermanastros, aprendió inglés, fue a la escuela y comenzó a boxear) es el que considera su hogar. "A pesar de que no nací allí lo amo. Es tranquilo, barato y hay mucha buena gente".

El francés, su idioma natal, estaba prohibido en su nueva casa por orden de su padre. A la par de Kennet, Cindy debió aprender el inglés durante dos años antes de asistir a clases. "Estar con él (su hermano) hacía que las cosas estén bien. Siempre fue mi mejor amigo y es el que más me conoce". Una vez en el colegio, sufrió bullying por su forma de hablar, una situación que se tornó complicada de atravesar sobre todo porque no contaba con el acompañamiento de su madre. Fueron sus profesoras de educación física las que ocuparon el lugar de figura materna, razón por la cual se convirtió en su actividad favorita en el horario de clases.

A los 15 años y por sugerencia de su hermano, la joven comenzó clases de fútbol. Sin embargo, la curiosidad la arrastró hasta el gimnasio de boxeo ubicado al lado de las canchas donde entrenaba; el ruido de los golpes y el aroma que había en el ambiente la sedujeron de inmediato, por lo que al día siguiente se presentó en la práctica para comenzar esta nueva actividad. El entrenador la hizo ejercitarse como nunca en su vida, tal vez con la idea que se rendiría rápido y no volvería a aparecer: Ngamba perdió 20 kilos en un año, y fue recién en ese entonces que Dave Langorn, quien se convertiría en su coach, le dijo que era el momento de colocarse los guantes.

A los golpes, Cindy aprendió las bases del boxeo. Luego de participar en algunos torneos regionales, ganó su primer nacional en 2019 en la categoría mediopesado. A pesar de sus buenos rendimientos, no podía competir en el ámbito internacional debido a que no poseía pasaporte británico. Ese mismo año, fue detenida y trasladada a Londres en lo que ella relata como "una de las experiencias más terroríficas de su vida"; si bien el asunto no pasó a mayores, ella agradece por cómo fue el desenlace, consciente de que muchas personas no tuvieron la misma suerte que tuvo.

 

Regresar a Camerún, donde nació, tampoco era una opción: allí, la atleta sería perseguida y detenida por su orientación sexual. El país africano, en el que surgieron activistas que abogaron por la lucha de los derechos de la comunidad LGBT, pena "los actos sexuales entre personas del mismo sexo" con cárcel (entre seis meses y cinco años) y multas económicas (que pueden alcanzar los 200.000 francos). La sociedad, por lo general, también condena las prácticas homosexuales.

Amanda Coulson, exboxeadora y entrenadora principal del equipo nacional de Inglaterra, la que la introdujo al Equipo Olímpico de Refugiados. En un principio, a Ngamba no le gustaba ser "refugiada"; le daba la sensación de ser una persona desesperada y desamparada. Sin embargo, con el correr del tiempo se logró acostumbrar y ahora ese calificativo no le supone ningún peso: "Nunca debes ver a alguien porque sea refugiado o inmigrante, debes verlo simplemente por quienes son"

Esta cita olímpica será muy especial para ella por partida doble: no sólo clasificó por sus propios méritos, sino que en París reside actualmente su madre Gisette. Ella nunca la vio pelear en vivo, por lo que será para ambas una experiencia única. Y Cindy tiene muy en claro qué irá a buscar: "Mi objetivo es conseguir una medalla de oro, o cualquier medalla. Todo lo que tengo que hacer es trabajar duro, ocuparme de mis asuntos, mantener mi mente en mi trabajo, y lo conseguiré". La joven que con 15 años, tras dejar atrás su país y tener que adaptarse a un nuevo mundo, se metió al mundo del boxeo tiene frente a ella una oportunidad inédita. Y está decidida a aprovecharla: "Al boxear, creo que soy capaz de ir un poco más allá por todo a lo que me pude sobreponer: mi viaje a Gran Bretaña, estar lejos de mi mamá, el bullying, aprender boxeo, mi documentación, mi sexualidad... Cuando estoy en el ring y quedan 30 segundos sé que puedo luchar contra todo eso. Esa es mi mentalidad. Esa es la mente de Cindy".