Simone Biles regresó sin miedo a la competición de gimnasia el martes, culminando unos agitados Juegos de Tokio con una medalla de bronce en la barra de equilibrio.
El oro final del programa de gimnasia artística femenina fue para la china Guan Chenchen, quien logró una puntuación de 14,633 y la plata para su compatriota Tang Xijing. Pero fue Biles quien acaparó los focos por su valiente regreso.
Biles, tres veces campeona del mundo en barra, terminó con el bronce pero lo consideró una victoria después de unos dramáticos Juegos en los que abandonó abruptamente la competición por equipos el pasado martes tras realizar solo un salto alegando problemas de salud mental.
MÁS INFO
"Me sentí orgullosa de mí misma por salir ahí después de lo que he pasado", dijo Biles, quien ganó cuatro oros y un bronce en Río hace cinco años. "Esta (medalla) es definitivamente más agradable. La atesoraré mucho más después de todo lo que he pasado".
La estadounidense de 24 años llegó a Tokio con la intención de conseguir un récord de seis oros, lo que la habría convertido en la atleta olímpica más exitosa de todos los tiempos en cualquier deporte.
Pero en lugar de ello sufrió una crisis de confianza que la llevó a retirarse de las finales de salto, barra asimétrica y ejercicio de suelo. Biles explicó más tarde que estaba lidiando con un tipo de bloqueo mental en el que los gimnastas se desorientan durante las secuencias que desafían la gravedad.
Si había alguna aprensión o presión persistente, no se notó, ya que una relajada Biles tiró besos a las cámaras de televisión al entrar en la arena para su última oportunidad de medalla.
Después de un rápido abrazo a su entrenador y de respirar profundamente, la estadounidense se puso en acción y subió a la barra con una mirada de determinación.
Con miles de millones de espectadores mirando a Biles mientras subía al aparato de 10 cm de ancho, no vaciló al empezar a mostrar una serie de complejas habilidades con un triple giro en la posición de sentadilla.
Pero cuando se preparó para el desmontaje, todo el mundo contuvo la respiración deseando que la estadounidense realizara un aterrizaje seguro. Biles hizo un doble salto mortal, y cuando aterrizó con seguridad, se oyeron rugidos en la pista, en Tokio y probablemente en el resto del mundo.
Estaba claro que su actuación no fue la perfección normal que se esperaba de una gimnasta considerada como la mejor de todos los tiempos, pero no tuvo miedo en su ejecución.
Cuando aparecieron las puntuaciones finales, Biles, que obtuvo 14,000 lo celebró abrazando a su compañera de equipo Sunisa Lee. El bronce fue la segunda medalla que consiguió en los Juegos de Tokio, junto con la plata que compartió en la prueba por equipos. Con estas dos medallas, sumó siete en los Juegos Olímpicos.
Con información de Reuters