Tevez y Maradona: las dos caras del aporte solidario

18 de abril, 2021 | 00.05

Sabemos que la felicidad no consiste en poseer, pero poseemos. Es la sociedad del cansancio, la banda sonora de una época. Se extiende la idea de que la pobreza no está provocada por una injusticia social sino por el resultado de un fracaso personal.

Es la realidad turbia, concreta, compacta. En todas partes se ven caravanas de tristeza, es la tristeza aterciopelada de la vida pequeña, sin grandes historias.

A ciertas clases privilegiadas la realidad no les toca, no la pisan, no la sufren. Hay otros mundos, pero no se nombran. “Mi secretaria paga más impuestos que yo, hay algo en el sistema que no funciona”, declaraba hace unos años Warren Buffet, el cuarto hombre más rico del mundo. La ya célebre, Debbie Bosanek, pagaba al fisco de su país (EEUU) un 32 % de sus ganancias, el “Oráculo de Omaha”, con una fortuna estimada en 62.000 millones de dólares, tan solo el 12%. El mago bursátil más famoso del planeta lo dijo sin ruborizarse: “Durante los últimos treinta años asistimos a un conflicto de clases, y mi clase a vencido. La vida media de una acción en bolsa era de cuatro años, hoy es de 9 segundos. Refundar el capitalismo se queda corto”, declaraba en relación a las declaraciones del presidente francés, Nicolas Sarkozy, respecto a la crisis sistémica de las hipotecas “subprime”.

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El mundo del fútbol no deja de ser un atrezzo renacentista dibujado desde el asombro; siempre hay algo nuevo por descubrir, un detalle, una provocación, un escándalo. Es un mundo que “no dice”, no opina, no se cabrea; de un silencio eterno, “cool”, extravagante, sofisticado, como un gas inerte, vacío, de una realidad que no les llega, que no les interesa. Ciudadanos ausentes de vaguedades existenciales, como el aporte solidario a las grandes fortunas. De todas formas siempre nos quedará Maradona: “En estos momentos de crisis, se necesita la ayuda de los que más tenemos”, expresaba en apoyo al proyecto. Se lo podía callar, pero necesitaba gritarlo, para que lo escuchara el vecino y la vecina, el rico y el indigente, el obispo y el empresario, el opulento y el desvalido, la médica y el comisario, el cartonero y la Corte Suprema. Para que lo entendieran todos, con claridad: las personas de mayores ingresos deben pagar más impuestos. “La mano de Dios” le acababa de hacer un caño inmenso, atrevido, de libro, a la “mano invisible” de Adan Smith, padre del liberalismo económico.

Somos del tamaño de lo que miramos decía Pessoa, y Diego siempre ha mirado de forma diferente. Su mirada nos dejó el mensaje cálido de entender el mundo con la ambición de cambiarlo, como un Quijote épico frente a los molinos de viento de nuestros infiernos conocidos.

Del otro lado de la alambrada, el capitán de Boca, Carlos Tevez, acaba de presentar un recurso de amparo para quedar exento de abonar el aporte solidario a las grandes fortunas. Declaró que dicho aporte es “confiscatorio”. “Dickesiana” desesperanza.

Con excesiva frecuencia el “Gran” dinero del fútbol internacional se da un paseo crepuscular y receloso por los paraísos fiscales. Lionel Messi cuenta con una sentencia firme del Tribunal Supremo de 21 meses de prisión, y 2 millones de euros de multa, por un delito por tributación irregular de sus derechos de imagen. El tribunal español declaró: “no resulta acomodado a lógica admitir que quien percibe importantes ingresos ignore el deber de tributar por ellos”. La sentencia de Cristiano Ronaldo fue de 23 meses de prisión y 18,9 millones de multa, por similar delito. Catorce jugadores de nivel internacional fueron imputados en España por irregularidades fiscales.

El viejo liberalismo hace tiempo que mutó en “neo” y abandonó su parte escasa de humanidad. En la semblanza de toda desilusión nos queda siempre la esperanza de amasar un mundo nuevo, un mundo mejor, un espacio social de crecimiento íntimo y colectivo donde las cicatrices de la desigualdad no se tensen, no se agrieten, no se desangren como de costumbre, como siempre, sobre los invisibles que sobreviven en los abismos de las espaldas del mundo.

(*) José Luis Lanao es ex jugador de fútbol y periodista. Formó parte de Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979.

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